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ARTEPOLITICA

En 2012 se empezará a poner en juego si la militancia kirchnerista y quienes respaldan la gestión del Gobierno nacional más acá o más allá de las etiquetas aprendieron mucho o poco o nada del intenso tiempo político que fue de 2008 a 2011.

Con la disputa por las retenciones móviles, en 2008, empezó a forjarse algo muy importante: el paso de una actitud “de simpático estudio” a una identidad que pasa a decir “yo quiero estar acá” o “yo tengo que estar acá ahora” y que en ese proceso termina diciendo “yo soy esto”. Para vastos sectores sociales, luego de muchos años y post crisis terminal de representación producto del 2001, el asumirse “oficialista” dejó de ser vergonzante o descalificador.

No son las grandes y multitudinarias marchas las que dan cuenta de este fenómeno. Es la piba que en la mesa familiar dice “alto, te voy a discutir eso que decís”. Es el oficinista que no se guarda su opinión con el del escritorio de enfrente. Es salir al balcón y contestarle a la señora que caceroleaba con las retenciones preguntarle dónde plantó soja.

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