Respuesta a Hernán Brienza: Lealtad no es obsecuencia ni chupamedismo
Ay, Teodoro. A vos tampoco te van a invitar nunca a 6-7-8…
POR TEODORO BOOT / PÁJARO ROJO
Eso no significa, de ninguna manera, que si nuestro equipo no hace goles tengamos que cambiar la camiseta. De eso se trata el párrafo de Perón y por eso citarlo cuando Brienza habla de lo que está hablando es falaz y engañoso de su parte: Perón no habla de doctrina sino de técnica, mientras Brienza habla o pretende hablar de doctrina.
En cuanto a quién conduce, conduce el que conduce. En latín: el que es culo de conducir, pues no se trata de conducir a soldaditos que al sólo grito del dragoneante Brienza se cuadren y griten: «Cristina es la conducción y Brienza su profeta», sino que se trata de conducir fuerzas políticas, organizaciones que tienen sus propios objetivos, intereses, reivindicaciones y estrategias. Es legítimo pedir prudencia, pero es estúpido apelar al «verticalismo», que fue, casualmente, el recurso al que siempre apelaron los burócratas e intermediarios de siempre, cualquier fuera su ideología o ubicación (creer que la burocracia y la intermediación son de por sí prácticas de la «derecha» es una insólita muestra de ignorancia política e histórica).
En cuanto a la profundización del modelo, la definición de Brienza es digna de un Beria de cotolengo, que niega al pueblo, a los activistas, a los militantes y a los diferentes dirigentes la atribución de construir políticamente, la posibilidad de construir poder y elaborar ideas. Y eso es cualquier cosa, menos peronismo, de manera que para justificar esa aberración, Brienza debería citar a Stalin, Rosenberg o Santo Domingo, pero jamás a Perón.
Hoy por hoy, más que las medidas globales,que son también necesarias, profundizar el modelo es conseguir que las actuales políticas lleguen al pueblo en su plenitud y no tan desigualmente como sucede debido a una trama obsoleta de diferentes dirigentes, bolicheros e intermediarios, que los hay en todos los planos. También o muy especialmente en los diferentes medios de comunicación oficialistas o ligados al oficialismo, que confunden lealtad con chupamedismo y obsecuencia. Y de esa manera sólo se puede construir una fuerza política de pelotudos.