La biblioteca de Joaquín Coca y su donación al CEDINCI
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Mi bisabuelo, a los veinte, en la carcel de París, acusado de haber puesto una bomba al rey Alfonso XIII. Los cargos resultaron indebidos, finalmente.
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Tan pronto como terminé con la tarea pendiente de presentar mi tesis y defenderla, decidí terminar de una vez por todas con la cuestión de la biblioteca, que había estado dando vueltas en mi cabeza por años. Conocía el valor que tenían todos esos libros y papeles, y también conocía la dimensión de la tarea. No podía seguir dejándolo para después, y así fue que abrí una por una cada caja, y seleccioné libro por libro, diario por diario, hasta que separé la paja del trigo.
Para un amante de los libros como soy yo, un Homo Typographicus al decir de McLuhan, el interés que despertaba una buena cantidad de los mismos llevaba a un sentimiento inmediato e irremediable de angurria bibliotecaria; ganas de quedarme cada ejemplar y guardarlo. Sin embargo, eran tantos que era imposible guardarlos, preservarlos, leerlos, analizarlos y difundirlos en la medida que sus contenidos merecen. Realmente tenían que llegar a mejor puerto que el que yo podía brindarles en mis anaqueles, ya atestados de tantas cosas.
Unas 30 cajas de cartón medianas fueron llenadas de libros sobre socialismo, comunismo, sindicalismo, anarquismo, economía social, entre tantas materias que habían sido del interés de mi bisabuelo Joaquín. También agregué otros libros que, inevitablemente por su fecha de edición, habían sido de su hijo, es decir, de mi abuelo Enrique.
En esas cajas entraron algunos libros muy valiosos: no sólo por su valor editorial, sino por su contenido. Obras de sindicalismo, anarquismo, comunismo y socialismo editadas en Francia, España, Rusia, Italia, Francia o Estados Unidos, casi todos de las décadas del 10 y del 20 y algunos incluso más antiguos, en ediciones tanto populares como de colección. Algunos ejemplares raros de edición nacional, casi todos folletines de difusión popular editados por el Partido Socialista.
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Ya como diputado del PS |
Por decisión familiar, un volumen que calculo en más de 500 libros y piezas en general fue donado al Cedinci, un centro de documentación de la cultura de izquierdas que lleva muchos años tomándose el trabajo de preservar este tipo de materiales. Su director, Horacio Tarcus, se mostró encantado en recibirlo. Después de tantos años de olvido, sé que el material está en buenas manos.