Blaquier cristinista, un escuerzo buey

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Carlos Pedro Blaquier, presidente de Ledesma, fue cómplice sino instigador de «El apagón» que le costó la vida a casi cuarenta trabajadores del ingenio. En dura porfía con los hermanos Bulgheroni, acaso haya sido el empresario que más abierta y decididamente apoyó a la dictadura. Como aquellos, puso dinero y dio otros apoyos materiales a las expediciones de los militares argentinos a Centroamérica a comienzos de los ’80, y antes a la ejecución del golpe de estado que derrocó a la presidenta constitucional Lidia Gueiler a mediados de 1980. Ver a tipos como ellos junto a la Presidente, más que un sapo es un escuerzo buey que nos estamos tragando. Lo hacemos bajo protesta en aras de no ponerle palos en la rueda al gobierno nacional, el mejor lo menos del último medio siglo, y en varias materias incluso de antes.

Dicho esto, en La Nación del domingo, el suplemento Enfoques contó con una extensa entrevista a Blaquier, hecha por Ricardo Cárpena. Es muy interesante, sobre todo por su muy proclamada adhesión de Blaquier al gobierno, del que dijo que es «uno de los que más ha hecho por la industria nacional». A los 83 años, seguro de su impunidad y en agradecimiento a la promoción que hizo la Presidenta de la carne de cerdo, le escribió unas rimas:

Se ha incrementado la venta
del cerdo vivo o carneado
después de haber escuchado
a Cristina presidenta.

Las propiedades del cerdo
eran para mí un enigma,
desde hoy son un paradigma
y la vaca es un recuerdo.

Y por potenciar la cosa
como cerdo a toda hora
y gracias a la Señora
hoy tengo novia mimosa.

Por eso soy cristinista
y nada me hará cambiar
soy cristinista a rabiar
y un convencido activista

Foto

¿Quién quiere un besito de lengua con semejante batracio?       


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