Campaña electoral, sectarismo y estupidez

Más allá de los eslóganes redactados con la combinación tarzanesca de dos infinitivos y un gerundio el volante adjunto no sólo es un ejemplo de lo que no debe hacerse, sino también una demostración de que, sus autores, si no han perdido el sentido de la realidad, han perdido la cordura. O ambas cosas a la vez.

Dejemos de lado la incomprensible composición de las listas de Capital, ya que parece evidente que si Juan Cabandié, que tiene mandato para ser legislador porteño por dos años más, va primero en la lista de diputados nacionales, es por razones de la interna del FpV en general y de La Cámpora en particular, y no porque atraiga votos indecisos que permitan aspirar a ganar (o, al menos, arrimar el bochín) en una capital que se ha abandonado al arrasamiento y saqueo de un macrismo sin perspectivas. Aun así, es elemental presuponer que quienes hicieron las listas pusieron a Filmus y no a Cabandié como candidato a senador porque entienden que Filmus es más y mejor conocido que Cabandie y o bien suscita más adhesiones y/o menos rechazo. Si es así ¿por qué el diseño de este volante en el cual la imagen de Filmus ha sido reducida y puesta en segundo plano? Fuera de que se hace difícil leer y mas todavía pronunciar una oración compuesta de dos infinitivos y un gerundio sin malestar estomacal, ¿qué sentido tiene ningunear a a quien se ha escogido para encabezar la boleta electoral?    


Ese diseño expresa una pérdida del sentido de la realidad (para transformar la realidad, va de suyo, lo primero es no negarla) y un sectarismo incompatible respecto al propósito de convertirse a Unidos y organizados en una  «organización de masas».

Y es que se parte de un error, puesto que la organización de masas ya está, ya es: se trata del movimiento nacional de liberación, cuyo eje es el peronismo. La Cámpora (y las demás organizaciones que componen Unidos y organizados, y algunas que están en sus bordes) son agrupaciones,  facciones, hairesis, orgánicas dentro de un movimiento de masas. Y la función de las orgánicas (que son imprescindibles por aquello de que «solo la organización vence al tiempo») no es subsumir a las «instituciones» que la contienen y explican (en este caso al movimiento nacional, pero también a un sindicato, una fuerza armada, un club social y deportivo, una sociedad de fomento, etc) sino dotarlas de mayor sentido, organización, coherencia y eficacia. De manera que cumplan con los objetivos para los que fueron creadas.

Así, el éxito de una orgánica no es su propio crecimiento, sino que radica en el éxito de la organización que la contiene y explica. Porque ¿qué sería de las organizaciones que componen Unidos y organizados y las que están en sus bordes sin el movimiento nacional de liberación? No más que el Frepaso, una pequeña expresión política sin tradición ni destino.


En esta instancia, el objetivo del movimiento nacional es ganar las elecciones, y eso no debe ser puesto en riesgo por ninguna interna ni por disputas de poder tan chiquitas e inconfesables que no las entiende nadie.

La línea que separa el sectarismo de la estupidez es muy delgada.

(…) Estaba por subir estas líneas cuando me alcanzaron un volante que fue profusamente distribuido y pegado dentro del Indec horas atrás. Parece hecho ex profeso para ilustrar cuan fácil se atraviesa aquella línea. No tengo scanner ahora, pero se los describo. Del lado izquierdo pone parte de la boleta de «Camino popular», la pequeña alianza que encabeza Claudio Lozano con su pequeño partido, Buenos Aires para todos, y una agrupación universitaria, La Marea, con buen desarrollo en la UBA y -a mi juicio y como sus miembros explican siempre que pueden- muy cercana al kirchnerismo, de quien pretende ser aliada en los grandes temas sin perder su capacidad de crítica.

La candidatura de Lozano por esta entente (conformada a consecuencia de la ruptura con Pino Solanas a causa de su alianza contranatura con la Carrió) es testimonial, ya que la pelea se dará según las encuestas entre Filmus y Gabriela Michetti. Y todavía andan por ahí Solanas y Terragno. Pues bien, el volante que comentamos destaca que la suplente de Lozano en esa empresa imposible es Cynthia Pok, una ex técnica del Indec, encargada de la Encuesta Permanente de Hogares (ERPH), removida por la intervención en el 2007. Toda la parte derecha está dedicada a ella. Dice, en caracteres tipo catástrofe: CYNTHIA POK RECIBIÓ SU PAGA. AHORA ES CANDIDATA. LUEGO DE AÑOS DE ROBAR INFORMACIÓN PARA EL CIPAYO LOZANO, LE GARPARON.

No es mi intención entrar en dimes y diretes acerca de lo que ha sucedido en el INDeC en los últimos años, pero es fácil constatar que el volante de marras, que no lleva firma, fue hecho por gente muy cercana a la intervención, con toda seguridad vinculada a la Unión de Personal Civil de la Nación (UPCN) aliada a La Cámpora y bastión del respaldo a la intervención. Pues bien, más allá de que UPCN fue ultraoficialista durante todo el menemato mientras que la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) de Lozano y Pok era claramente opositora, poner a alguién en una lista como candidato/a sin chances puede ser un reconocimiento moral pero nunca, jamás, un pago.

Pok fue durante muchos años una funcionaria-compañera para la inmensa mayoría de trabajadores del Indec (lo digo con conocimiento de causa, ya que a fines de los años ’80, como no puede trabajar en Página/12 a consecuencia de mi enfrentamiento con Lanata en El Porteño, trabajé en el INdEC allí confeccionando un boletin nacional… hasta que Eduardo Duhalde, El Bueno, me rescató llevándome como redactor especial al diario Nuevo Sur), y aunque su vida hubiera dado un vuelco copernicano y se hubiera convertido en una espía del FMI, eso hay que probarlo y explicarlo.

En cambio, el ridículo «le garparon» no tiene otra virtud que el de provocar la estampida de potenciales aliados. Ese «le garparon» es de prosapia lanatiana. No intenta explicar nada, ni ganar adeptos, sino solo ensuciar a Pok.

¿Cuál es la diferencia moral entre ese volante rencoroso y los ataques a Luis D’Elía? 

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