Cris, en esta no te podemos seguir

Conozco a Alberto Ferrari desde hace casi tres décadas. De la revista El Porteño. Alberto estudiaba el emporio del «Amarillo» Yabrán muchos antes de nadie le prestara atención. Y colaboraba con comisiones internas de varios gremios. Me ha mandado este texto. Parece indignado. Yo no lo escribiría así… Pero no le falta razón.
Las primeras luces de alarma, en mi caso, se encendieron cuando Cristina criticó a los sindicalistas… en la UIA, y les dijo a los empresarios palabra más, palabra menos, que las relaciones laborales no se rigen por las leyes que hace el Congreso sino por la «ley» de la oferta y la demanda, exabrupto que los empresarios, y sus medios, aplaudieron a rabiar. Y que Cris no rectificó, ni con la palabra, ni con los hechos.

 Alberto es el de la izquierda. Los otros son inocentes.

No todos los sindicalistas se borraron ni la pasaron bien durante la dictadura como otros en Río Gallegos

Por Alberto Ferrari

La Presidenta deslizó en su discurso que los sindicalistas se van a sus casas y siguen viviendo «muy bien» cuando se pudre todo. No debería generalizar. René Salamanca, Jorge Di Pascuale y Oscar Smith desaparecieron durante la dictadura al igual que
los delegados de Ford, Mercedes Benz, Astarsa, Bendix y el ingenio Ledesma. ¿Alguién se acuerda de Atilio López, asesinado por la Triple A? Hasta Lorenzo Miguel estuvo preso en el buque «33 Orientales».
En cambio conozco a otros que se fueron a la Patagonia, se dedicaron a los negocios privados e hicieron guita.
No está mal: había que salvar el pellejo: Pero antes de tirar la primera piedra hay que revisasr autocríticamente el pasado.
Ámbito Financiero está feliz con el discurso de Cristina de anoche. Cierto, Ámbito Financiero ahora es «nacional y popular». Como C5N, con Antonio Laje a la cabeza… Cuando en ANSA pedimos aumentos de sueldo a Roma nos contestan prácticamente lo mismo que dijo Cristina. Algunos discursos de Isabel y de la derecha peronista apuntaban a mediados de los ’70 al mismo enemigo: la «irresponsabilidad» sindical. Claro que Isabel no tenía el encanto y el glamour de Cristina, y Casildo Herrera era un burócrata, pero aún así no tenía 40 caballos pura sangre como Andrés Rodríguez, el nuevo modelo de «responsabilidad» que fogonea el gobierno, para no hablar de Gerardo Martínez, entregador de sus compañeros.

A continuación, una somera lista de sindicalistas de primera línea que no se borraron ni enriquecieron:
 

Amado Olmos
Gustavo Rearte
Avelino Fernández
Sebastián Borro
Raimundo Ongaro
Jorge Di Pasquale
René Salamanca
Agustín Tosco
Andrés Framini
Alfredo Ferraresi
Atilio López
Benito Romano
Atilio Santillán
Luis Gay
Libertario Ferrari
Oscar Smith
Ricardo De Luca
Julio Guillán
Miguel Ángel Correa
Mariano Jáuregui
José Petrucci
Manuel Cháves
Corbata (Eduardo Corbalán)
Alberto Pichinini
Gregorio Flores
Antonio García
Carlos Carella
Saúl Ubaldini
Gabriela Laferriere
Carolina Muzzili
María Elena Márquez
María Roldán
Horacio Mujica
Germán Abdala
Armando Cabo
Dante Viel
Víctor Álvarez
Francisco Arancibia
Rodolfo Audi
Alberto Belloni
Norberto Centeno
Federico Durruty
Eladio «Tate» Martínez, etc, etc.
En la segunda y tercera línea, los gremialistas honestos son legión.

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