Cristina: «No es necesario modificar la ley de entidades financieras»
Después de todo quizás esta ley, heredada del gobierno militar (1976-1983), no sea tan mala y no sea necesario cambiarla: también depende del proyecto o del modelo económico desde donde se la mire…
Además si pensamos que se trata de una ley que ya lleva más de 30 años de vigencia, aunque desde el año 1977 se le han introducido algunos cambios en su redacción, uno tiende a pensar que algo bueno debe de tener esta norma si, hasta la fecha, no osó derogarla ningún gobierno posterior a la dictadura militar. Sean gobiernos de derecha, neoliberales, de centro derecha, progresistas, o desarrollistas, neodesarrollistas y hasta cuasi revolucionarios; incluyendo gobiernos que en su momento fueron elegidos con más del 50% de los votos y que, no podemos negar, tenían la suficiente fuerza política como para haberlo intentado. Y, sin embargo, no lo hicieron.
¿Será que esta ley es un claro ejemplo de las llamadas «políticas de estado»?, ¿es decir de aquellas políticas que se mantienen en el tiempo, a pesar que pasan los gobiernos?, ¿»polìticas de estado» que solemos envidiar de los países desarrollados?. Bueno, no envidiemos más a nadie: nosotros también tenemos «políticas de estado» y la vigencia de esta ley de entidades financieras es una prueba irrefutable de ello (y ojo, tenemos otras «políticas de estado», esta no es la única). Que joder.
¿Ahora, si no se modifica esta ley de entidades financieras qué pasa…?. Nada. Seamos un poco optimistas y pensemos en la posibilidad que quizás con las modificaciones que se le hagan a la Carta Orgánica del BCRA se pueden llegar a obtener los mismos o mejores resultados que aquellos por los que abogó, enfáticamente y durante bastante tiempo, el Diputado Carlos Heller al propiciar la derogación y reemplazo de la Ley Nº 21.526.
Por ahora, los banqueros duermen tranquilos. Pero nunca se sabe.
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Publicado en finanzas.iprofesional.com (Infobae)


En este escenario, Cristina Kirchner anunció que envió un proyecto de ley en el que se modifican las leyes de la Carta Orgánica del Banco Central (BCRA) y la de Convertibilidad, por las que se le pone punto final a la última de dichas normas.
El motivo es que, según la visión oficial, la defensa de la moneda no puede ser su única función.
Sobre el particular, la Presidenta mencionó que en 1992 se suprimieron todas las funciones que tenía para la orientación del crédito.
«Se lo inmovilizó. Todo ese poder fue a parar a las entidades financieras. Por eso pasó lo que pasó en Argentina y en el mundo entero», afirmó.
«La prevalecencia de lo financiero sobre lo productivo es consecuencia del Consenso de Washington y hoy las consecuencias están a la vista», afirmó, para luego considerar que «Europa está más atada a la crisis que por ejemplo que EE.UU., precisamante por la inflexibilidad de las normas del BCE.»
Según afirmó Cristina Kirchner, esta decisión es coincidente con el total cumplimiento de los pagos del Boden 2012, aquel bono emitido para compensar a los ahorristas perjudicados por el corralito.
«El eje del proyecto es el fin constitucional de la Convertibilidad, que permita preservar el valor de la producción, la interacción entre los sectores, etc», expresó
«En tal sentido, el Banco Central debe estar en función de la economía real. Pero se debe tener claro que se mantiene su independencia de cualquier instrucción del gobierno central. pero no se le impide que incursione en la economia real», fue otra de sus definiciones sobre el particular. .
Un punto que era esperado con sumo interés era el referido al tratamiento de una nueva ley de entidades financieras. Al respecto, fue contundente al expresar: «No creo que sea necesario modificar la ley de entidades financieras. Es mejor modificar la Carta Orgánica del Central.
La necesidad de avanzar al respecto se debe a que, según las palabras presidenciales «se tienen que alcanzar otras actividades que fluctúan en zonas grises, como las cooperativas, que esquilmaban a sus clientes con las tasas que cobraban en prestamos para consumo».
Finalmente, consideró necesario garantizar un adecuado nivel de competencia para el sector, pues «no se sabe que cobran los bancos, como lo cobran o cuando».
En otro orden, afirmó que en la actualidad el sistema financiero está solvente. Pero para mejorar aún más sus ratios, es que oportunamente se decidió mejorarlos, con la capitalización del 75% de las utilidades de los bancos.
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Por Carlos Heller (PSOL)
En el día de ayer, la Presidenta de la Nación en su discurso de apertura de Sesiones del Congreso de la Nación, además de un amplio detalle del Estado de la Nación y de las líneas de gobierno adoptadas, comunicó la presentación al Congreso de un proyecto de Ley de Reforma de la ley de la Carta Orgánica del Banco Central y de la ley de Convertibilidad. Señaló que “hay que ponerle definitivamente un fin a la convertibilidad, un BCRA que no esté reducido únicamente a preservar la estabilidad monetaria, sino que esté también preservando la estabilidad fiscal, la producción, lo que necesita la economía”. “Debemos saber que el Banco Central debe estar en función de la economía real”. En este contexto, expresó : “no creo que sea necesario reformar la ley de entidades financieras. Creo que lo que hay que reformar es la Carta del Banco Central que es la que regula y controla a las entidades financieras, porque si no se hace un ruido que muchas veces parece más ruido y creo que son pocas nueces”
Dado que nuestro trabajo durante estos dos años ha sido impulsar la Ley de Servicios Financieros, cabe reflexionar sobre esta estrategia del Poder Ejecutivo Nacional.
En principio, la modificación propuesta a la Carta Orgánica del BCRA le otorga gran cantidad de facultades que estaban consideradas en el Proyecto de Ley de Servicios Financieros. El proyecto del PEN establece como función del BCRA, entre otras, la regulación y orientación del crédito y la protección de los derechos de usuarios de servicios financieros y defensa de la competencia. Faculta a su directorio para dictar normas que preserven la competencia en el sistema financiero, y regular tasas de interés, como proponemos en nuestro proyecto, e incluso avanza más, ya que posibilita regular las condiciones de crédito en términos de tasas de interés, de plazos, comisiones y cargos, orientando su destino por medio de encajes diferenciales u otros medios.
También faculta al BCRA para promover la inversión productiva a largo plazo a través del otorgamiento de adelantos a los bancos para que los apliquen a este fin.
El proyecto también amplía las funciones del BCRA a promover, en el marco de las políticas establecidas por el Gobierno Nacional, la estabilidad monetaria, la estabilidad financiera y el desarrollo económico con equidad social, similar orientación a la que impulsamos con nuestro proyecto de ley de modificación a la Carta Orgánica del BCRA presentado en 2010.
En función de estos conceptos, apoyamos plenamente la sanción del proyecto elevado por el PEN sobre modificación de la Carta Orgánica y la Ley de convertibilidad, puesto que es un gran avance respecto a la legislación actual y trabajaremos en el debate legislativo para continuar aportando nuestra visión.
Pero este proyecto no satisface la totalidad de nuestras aspiraciones y de los cambios que creemos imprescindibles. Hay una facultad para orientar el crédito, pero no hay una obligación para hacerlo, como esta previsto en nuestro proyecto de Ley de Servicios Financieros. En el proyecto del PEN, se habla de orientación general del crédito, y no existe referencia alguna a que el mismo se oriente principalmente a las pymes o a hipotecarios para vivienda.
No nos sentimos decepcionados, nunca dijimos que nuestro proyecto contaba con el aval oficial, lo que no frenó en absoluto el empeño en que se concrete.
En todo momento dijimos que el lobby al que nos enfrentábamos era poderoso, que se explicita a través de los titulares de los distintos medios de comunicación de hoy : (“Frenó cambios a la ley de Entidades Financieras y los mercados celebraron” – Cronista Comercial ) ; (“Buena señal: Advirtió a sus aliados que no es necesario reformar Ley de Entidades Financieras” – Ámbito Financiero) De la misma forma se expresó el lobby español, que se enfocó en defender la totalidad de sus inversiones en Argentina. Creemos que esto ha influido para la mención de la presidenta sobre el “mucho ruido”. Nosotros advertimos y podemos interpretar que el gobierno evalúa que tiene varios frentes de conflicto abiertos y no desea ampliarlos, una estrategia que le compete específicamente.
Cuando presentamos el proyecto de Ley de Servicios Financieros, dijimos que el principal logro era la existencia legislativa del proyecto, que permitía instalar el tema en el debate parlamentario y en la opinión pública.
No creemos faltar a la verdad si decimos que nuestro proyecto contribuyó a generar las condiciones para que el gobierno decidiera realizar esta modificación de la Carta Orgánica que es positiva.
La propia Presidenta Kirchner expresó que “Yo siento que estamos transformando el país de hecho, pero no estamos plasmando en un plexo normativo lo que estamos haciendo”. Creemos que la derogación de las leyes heredadas de la dictadura y del menemismo es una condición necesaria para plasmar ese plexo normativo al que se refiere la Presidenta. Se está avanzando con la reforma a la Carta Orgánica del BCRA, pero todavía queda la derogación de la Ley de Entidades Financieras y de la Ley de Inversiones extranjeras, entre otras normativas, como la estabilidad fiscal a las mineras, o la definición de los propios contratos de explotación de los recursos naturales.
Nuestra definición ha sido acompañar a este gobierno en todos los cambios positivos que ha implementado, pero también bregar porque los mismos se sigan intensificando, promoviendo cada vez más la profundización del modelo iniciado en 2003. Por ello continuaremos con nuestra prédica y nuestros ideales, manteniendo viva la discusión de los principios que hemos venido sosteniendo, y seguiremos trabajando, por la definición de la actividad financiera como servicio público, que es una reivindicación histórica de nuestro movimiento cooperativo y que la seguiremos defendiendo con el mismo empeño hasta que la relación de fuerzas permita que se convierta en ley.
También seguiremos sosteniendo, como una bandera ideológica la derogación de la Ley de Entidades Financieras que fue elaborada por la dictadura y es funcional al sistema de valorización financiera en desmedro de la producción impuesto por la dictadura y el menemismo. En este camino nos impulsan el millón de firmas que dieron su apoyo a nuestro proyecto, como así también la multiplicidad de organizaciones sociales y legislaturas provinciales y municipales que adhirieron.
En síntesis, nuestro trabajo no ha sido en vano; la tarea realizada generó condiciones y aportó ideas que contribuyeron a plasmar el proyecto que el PEN ha elevado al Parlamento.
Alivio en los bancosEl proyecto que incluye una ampliación de las facultades de supervisión del Central sobre los bancos, no constituyó sin embargo una mala noticia para el sector, que temía que la Presidenta anunciara la decisión de aprobar una nueva ley de entidades financieras.
Ahora, si bien los bancos privados tendrán una mayor regulación que tratará de direccionar por distintos mecanismos -encajes diferenciados, eventual regulación de tasas, comisionesy plazos- respiraron cuando la propia Presidenta pidió ante el pleno del Congreso, desechar los proyectos para tener una ley de entidades financieras.
Fue una hábil jugada de Cristina que desde fines del año pasado dejó correr el rumor de un interé ssuyo por aprobar esa ley y finalmente al presentar este proyecto más moderado, logro el milagro que los banqueros casi aplaudieran una norma que les aumenta la regulación.
Es que uno de los proyectos de Ley de Entidades Financieras que el Gobierno había dejado trascender que podía hacer suyo, es el presentado hace menos de dos años –sigue vigente- por Carlos Heller, presidente de la Comisión de Finanzas y referente porteño del kirchnerismo.
Esta norma le pone controles severos a los Bancos, como límites a las tasas de interés, la obligación de orientar una porción de depósitos a las Pymes y la denominación de su actividad como “servicio público”, categoría que liberaba las manos del gobierno para regular la actividad hasta límites hoy impensables.
En el proyecto presentado hoy se prefirió potenciar el rol de la Superintendencia de Entidades Financieras y Cambiarias integrando más estrechamente la regulación del sector con la política monetaria, una direcciçon que según subrayó el propio Central en un comunicado, tomó Inglaterra luego de la crisis del 2008.
La mención a Inglaterra no es casual, ya que en todo momento se buscó señalar que se trata de reformas que toman países pro mercado, como también hicieron en la región, Brasil, México y Perú.