LA INTERVENCIÓN DEL PJ y la perentoria necesidad de sumar votos para ponerle fin a esta pesadilla
Ayer conmemoramos el décimo aniversario del inicio de las cenas antisoja y antiagrogarcas y entre las muchas satisfacciones que obtuve estuvo la presencia de Abel B. Fernández, que está ahora si no discontinuando, al menos si ralentizando (y es que se está dedicando a editar un sitio profesional) su blog, El blog de Abel, también llamado Pensando en voz alta, que fue para mi hasta ahora el mejor blog individual. Aún así, Abel sigue publicando notas como esta, cuya lectura recomiendo.
El peronismo que viene, el peronismo que no va
por ABEL B. FERNÁNDEZ |
Este ya no es el blog que conocían, por ahora. No ese lugar de discusión insistente que fue por más de diez años. Pero uno sigue teniendo impulsos de pensar en voz alta, y me doy el tiempo. Además, como antiguo afiliado al PJ, algún derecho tengo.
Aunque aviso que, como queda claro desde el título, mi tema central aquí no es el partido. Debemos reconocer que el PJ nacional y sus autoridades no fueron actores centrales en la política argentina en los últimos dos años. Apenas un ámbito institucional donde se podía trabajar en algunas áreas. Esto ha sido así, en realidad, en los últimos 30 años, después de la legendaria interna Menem-Cafiero, en 1988.
(Hay una excepción: el 2001, el año que implotó el gobierno de De la Rúa. Entonces, Duhalde, al frente del PJ, y Alfonsín, al frente de la UCR, buscaron una sucesión constitucional y posible. Pero eso fue en un contexto de crisis económica terminal, que hoy no está en el horizonte. No?).
En todo caso, mi posición sobre el tema la expuse ya hace 9 días en El PJ, esa cáscara. Los invito a cliquear y leerla, si les interesa.
El tema es el peronismo, del que el PJ es, tradicionalmente, la herramienta electoral. Y después de la muerte de Perón y cuando, como sucede con alguna frecuencia, el peronismo no ocupa la Presidencia de la nación, es el lugar donde se pueden articular y negociar las distintas realidades que componen ese «hecho maldito». Corresponde decir que ese es el papel que trató de darle en esta etapa su presidente, José Luis Gioja, tomando en cuenta el distinto peso que tienen entre los peronistas los dirigentes que expresan, convocan a esas distintas realidades.
Esa es una parte del problema. Todos esos dirigentes quieren y se esfuerzan en aumentar el peso de su sector y de ellos mismos en la mesa de decisión. Natural; si no fueran así, no llegarían a dirigentes. La unidad del peronismo ha llegado a ser en los últimos meses un lugar común en el discurso de todos los que hablan desde ahí. Eso ha sido el logro de unos pocos que la plantearon desde muchos meses atrás, y, sobre todo, de la realidad. Ha quedado claro que ningún sector peronista, por sí solo, alcanza para derrotar a Cambiemos.
Pero la unidad de la mayor parte de la dirigencia territorial se va a conseguir en torno a la candidatura de quien ofrezca la mejor chance para ganar. Y eso todavía no está definido. Se va a definir, salvo un factor inesperado ajeno a esa dirigencia política, no mucho antes de junio del año que viene.
Hasta entonces, habrá puja interna para sumar voluntades y sentarse a la mesa de las decisiones.
Ahora, es evidente que esta interna tiene algunos jugadores de afuera. Los dos principales, por lejos, son el gobierno de Macri y el partido Clarín. Este, por su propio peso como el aparato mediático más poderoso, y también como una de las expresiones de ese animal fabuloso, la «burguesía nacional» (Con todo el respeto que tengo por la función en la economía de mis amigos de las empresas medianas y pequeñas, no son un factor de poder significativo. No desde la muerte de Gelbard).
Los intereses de estos «jugadores externos» no son exactamente los mismos. El gobierno -una parte de sus operadores- quieren un peronismo moderno, prolijo y anti K, que divida el voto peronista (Una parte de ellos; otros en el gobierno piensan que tener a Cristina enfrente les ayuda a fidelizar su voto).
El partido Clarín no tiene dudas; quiere una alternativa a Macri, para presionarlo, o alejarse de él si se deteriora mucho, y que esa alternativa sea un peronismo con el que pueda negociar en condiciones favorable. El kirchnerismo no lo es, obvio.
Todo esto está muy claro en las mesas de arena de los analistas. Pero en la realidad están los seres humanos individuales, sus ambiciones, temores y delirios. La intervención del PJ nacional y del bonaerense las viene pidiendo el Dr. Duhalde desde hce unos cuantos años. (Hay un eco del Rey Lear, de Shakespeare: Él tuvo un papel decisivo al frente del Poder Ejecutivo nacional en la crisis más grave de Argentina en 120 años, desde la breve guerra civil que condujo a la capitalización de Buenos Aires. Y fue el gran armador de la etapa siguiente: un gobierno peronista que se mantuvo, y mantuvo una razonable prosperidad, por 12 años y medio (Néstor Kirchner fue su candidato, y ministros claves de su gabinete inicial venían de su gobierno.
Pero el «Cabezón» no pudo aceptar su derrota en Buenos Aires, en 2005. Y que ya en su agenda no tiene los nombres de quienes hoy tallan en el peronismo bonaerense).
Y ese pedido de intervención -nuestro sistema judicial es muy… exclusivo- va al juzgado de la Dra. Servini de Cubría, María para sus amigos y la Chuchi para los que no lo son tanto, que tiene 82 años y también una larguísima historia con el peronismo.
El resultado es que el interventor del PJ es Luis Barrionuevo, cuya imagen -ya lo dije en el momento del fallo- da para un peronismo moderno y prolijo como yo para galán joven. El mismo Duhalde ha tomado distancia del asunto, y también Miguel Angel Pichetto, «broker» en el Senado de los gobernadores peronistas y principal armador de ese peronismo «moderno», de centro y anti K.
Lo que decida la Cámara Nacional Electoral, cuando lo haga, es tan imprevisible, o previsible, como nuestro sistema judicial mismo. Y no es lo decisivo.
Esta situación da para un resultado favorable a la institucionalidad del peronismo, que sólo puede afirmarse en lo que una mayoría de los peronistas considere legítimo. Espero y apoyaré en la medida de mis escasas posiblidades, que el Congreso del PJ convocado para el 18 de mayo apruebe que las únicas autoridades legítimas del PJ, hasta que los afiliados elijan otras, son las del Consejo Nacional.
Esto lo fortalecerá en todo lo que puede ser hoy: ese espacio de negociación y articulación para la dirigencia del peronismo. No de toda. Del otro lado quedarán los que prefieren Macri a Cristina, que existen.
Y, sobre todo, seguirá pendiente la articulación con la mayoría de los gobernadores del peronismo, que no se dará -no está en sus intereses que se dé- hasta fines de este año. Tal vez, no hasta poco antes de junio ’19. Las señales más claras las darán -desde el peronismo y desde Cambiemos- los que decidan separar o unificar sus elecciones provinciales con las nacionales. Los intendentes -bastantes de los cuales gobiernan distritos con más votantes que algunas provincias- no tienen esa posibilidad. Por eso se definirán antes.
De todos modos, después de este largo texto que sólo puede interesar a políticos y politizados, insisto en algo que digo desde hace largos años. Desde antes que abrí el blog. La suma de dirigentes no es la unidad del peronismo. Ni de ninguna otra fuerza política. Algunos, y algunas, tienen liderazgo, «carisma», aunque ahora no está de moda mencionarlo. Pero son pocos. En cualquier caso, no es transmisible. Ni es a prueba de desgaste, tampoco. Los militantes son valiosos y necesarios, pero son una minoría. No definen.
Los que quieren construir poder político en un país con instituciones democráticas -aún imperfectas, como el nuestro- deben sumar «intención de voto». Comparado a ese factor, todo lo demás es humo.
No estoy de acuerdo con la «intencionalidad del voto», la mirada electoralista. Si eso (el candidato que reúna los votos necesarios) implicase la garantía de profundizar este modelo económico de ajuste y entrega del capital genuino generado en el período 2002 2015 al capital financiero, es preferible perder a manos de la alianza Cambiemos con una alternativa genuina y que saque un piso de al menos el 30 por ciento de los votos y que la bomba le explote a lo que hoy llamamos «macrismo». De otro modo podríamos garantizar 20 años de colonialismo intrínseco, y para cuando la pesadilla termine, yo que tengo 27 años, voy a estar pensando en ser abuelo y muchos de los cuadros más valiosos que tenemos estarán decrépitos o muertos.
Nunca pude entender claramente la posicion politica del Sr. Abel. Que tipo de Peronista es? Es mas peronista que Cristina? Es de los que se enamoran de la herramienta electoral?
Habra que ir a una interna y ver quien es el mas votado, aunque sospecho que a una franja inportante del Peronismo no le interesa.
En cuanto a mi que siempre he sido un militante popular , vale aclarar, no antiperonista, Soy de esoS que la Sociologia politica de los setenta llamo Izquierda Nacional.
Seria un pecado creer desde un lugar mistico que al peronismo no le pueda passar lo mismo que al Alfonsinismo.
Me parece que si se olvidan los principios y solo se persigue un afan electoralista , el que termina siempre defraudado es el pueblo.
Habra que recordadr aquella famosa frase :
Sera inclaudicable con la Oligarquia o no sera nada?
EL PERONISMO, si se ajusta a la línea organizativa y de conducta fijada en “Las Veinte Verdades Justicialistas”, citada por la jueza Servini de Cubría, se constituirá en una fuerza política mayoritaria e irresistible en la próxima renovación presidencial. Hay que dar con el candidato justo. La intervención dispuesta por la magistrada federal con competencia electoral, es correcta considerando que Gioja era un presidente de cartón pintado, un obsecuente de Cristina Kirchner a cuyas polleras andaba prendido, un dirigente senil, sin energía ni autoridad, no podía continuar más al frente del partido. El mismo debió darse cuenta de su inutilidad y haber renunciado. Ahora no se quería ir. El peronismo, unido y organizado, nos salvará de las garras del macrismo insensible y antipopular. El peronismo es calidez, compañerismo, ayuda social y justicia social. Es un movimiento fraternal y humano. Es lo que necesita el país para retomar el buen camino y sacudirse las pulgas del malhadado macrismo. En el peronismo auténtico no hay hechos de corrupción, latrocinio ni enriquecimientos ilícitos. Los que en tales vicios han incurrido, no son peronistas. El mismo general Perón dio el ejemplo, siempre llevó una vida austera, sobria, bien de cuartel.
Si Gioja, como vos decis «andaba prendido a las polleras de Cristina Kircherner», a vos no te da la cabecita para pensar que es la unica lider de un movimiento nacional y popular. Mira la realidad, que como decia alguien es la unica verdad.
La opinión del sr Fernández es respetable, pero es mas de lo mismo. El electoralismo «berreta» nos condujo a este sainete que es hoy el peronismo. Cristina dijo en un reportaje que le hizo Rafael Correa, que los gobiernos progresistas de Latino América no supieron o no pudieron resolver el dilema CULTURAL y yo agrego: mientras se vanagloriaron de repartir consumo para todos, Hugo Chávez repartió CONSTITUCIÓN PARA TODOS y esa es, nada más ni nada menos, la diferencia. El analfabetismo político que exhiben muchos referentes del espectro político en nuestro país es alarmante. Ya lo dijo José Martí «la única manera de ser libres, es ser cultos».
Justamente la que no pudo, no supo o no quiso? fue ella misma. El unico progresismo derrotado en las urnas fue el argentino