Leonel

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Cuando Videla visitó El Viejo Almacén y el flaco Leonel le tendió la mano (ahora que lo pienso, ¿qué otra cosa podía hacer?), algo se rompió en mi corazón.
Sin embargo, nunca renegué de la imponente presencia de su vozarrón. Cuando le dije al otro flaco, a Luis, cuanto me gustaba el acromegálico de peluquín, se burló de mi metiéndose el índice derecho en la boca y empujando hacia afuera el moflete izquierdo para, seguidamente, imitar su voz cavernosa… «Frente a frente y dando muestras de coraje…». Mucho después me enteré de buena fuente que a él también le gustaba Rivero.




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