PASO. En las elecciones internas se pondrá toda la carne en el asador

Compartí

Va mi columna de hoy. Es para el debate. Si tienen ganas, espero comentarios. Ah! fue escrita y enviada al diario, ANTES, de la designación de Ricardo Forster. Igualmente RATIFICO todo lo que escribí.

Enrique “Kike” Masllorens

El “kirchnerómetro” lo tiene el pueblo

Luego del derrocamiento salvaje del gobierno constitucional del general Perón en septiembre de 1955 y su obligado exilio, las fuerzas mayoritarias populares se encontraron sin esa interlocución directa que tenían desde 1945 con su líder y conductor.

Una jauría de conservadores, radicales, socialistas y comunistas al servicio de los intereses oligárquicos e imperiales usurparon las instituciones, prohibieron cualquier mención o recuerdo explícito del “tirano prófugo” y celebraron su festín de revancha y odio contra el pueblo trabajador que nunca más olvidaría a Perón y a Evita y al fenomenal e inaudito vuelco de las relaciones sociales y de revolución cultural que encarnó y sigue encarnando el peronismo. Desde las usinas hipócritamente autodenominadas republicanas y con el auxilio de parte de una intelectualidad que jamás se había embarrado o transpirado junto a los humildes, se denostó y criticó por derecha y por izquierda todas las conquistas sociales tildándolas de demagógicas y oportunistas. El retroceso, la pérdida de derechos, las persecuciones, la entrega al capital expoliador extranjero y la soberbia de los vencedores no impidieron ni el inicio de la heroica primera Resistencia ni la incondicional adhesión popular al peronismo que trasciende décadas y atraviesa siglos.

En esos tiempos de exilio del General y con herramientas precarias de comunicación –además de la censura avalada por gobiernos civiles “republicanos”– aparecieron grupos, dirigentes, espacios, oportunistas y hasta “maestros ciruela” que pretendieron ser el reservorio y custodios del pensamiento de Perón y, lo que es peor, hablar en su nombre. De allí surge la palabra, el concepto de “peronómetro”. Era y es una manera de sintetizar o explicar que nadie individualmente o desde una capilla o un sector puede erigirse en juez y jurado de la calidad y cantidad de peronismo que tienen los demás compañeros. El General advertía que cuando un peronista empieza a sentirse o comportarse como superior a otro compañero, comienza a convertirse en oligarca.

A contramano del remanido y equívoco argumento de que el peronismo es inasible e inexplicable y se nos enrostra la década infame menemista, es indubitable que la doctrina, la esencia y la concepción de lo social, económico y político y especialmente del rol del Estado de ese período nefasto fue una flagrante contradicción con la tradición y las bases del justicialismo y de sus acciones y de su corpus ideológico. Acá no es cuestión de “peronómetro”. Eso fue otra cosa. Una traición inesperada.
Y de pronto en 2003 irrumpen como una ráfaga sorpresiva y sorprendente dos peronistas de pura cepa, afiliados a su partido, formados como cuadros del Movimiento, con militancia universitaria, territorial y de gestión. Un hombre y una mujer de acción que inauguraron un nuevo tiempo y lo sembraron de realizaciones. Néstor y Cristina,  por la fuerza de la irrupción y del coraje,  y la voluntad transformadora, convirtieron en categoría al llamado “kirchnerismo”. Con la vocación inclusiva, tanto en lo social como en lo político, que tiene como marca de origen el peronismo, se buscó y consiguió la adhesión de algunos sectores de la clase media y de agrupaciones políticas no peronistas que se sumaron a este aluvión que nos embriaga de pasión, esperanza y futuro.   

Pero insisto: dos peronistas de corazón y razón conduciendo la etapa del peronismo del siglo XXI. Por eso se insiste con lo enseñado por el General en cuanto a lo indispensable de la unidad, la solidaridad y la organización. De allí venimos. De esa experiencia histórica y cultural que está indisolublemente ligada al alma del pueblo trabajador llegamos a este presente. Ser peronista es paradójicamente difícil y bellamente feliz.

Y aunque cada cual puede opinar según su mejor entender, los peronistas que adherimos fervorosamente a Néstor y Cristina como conductores de esta etapa movilizadora y de transformaciones de fondo, este camino que como escribí en estas páginas se define por el verbo incluir, confiamos en nuestro pueblo. Formamos parte de él y entendemos que sólo el pueblo puede definir quién lo representa mejor y quién debe conducir la continuidad.

Ante las voces un tanto destempladas, algo prejuiciosas y admonitorias de algunos integrantes de Carta Abierta y en la persona de Ricardo Forster, excluyendo del kirchnerismo al gobernador Daniel Scioli, queremos recordar que no somos sectarios ni tenemos un “kirchnerómetro” y que todos los compañeros del Frente para la Victoria que han acompañado lealmente estos difíciles, plenos y fructíferos 11 años estarán entre quienes elegiremos libremente, democráticamente y sin estigmatizaciones para que nos lleve a la victoria en diciembre de 2015. Sin exclusiones aristocratizantes.

Perder no puede ser una opción para el pueblo que sufriría lo indecible al ver conculcados sus derechos. La antipatria, la entrega, la privatización de la esperanza no podemos ni debemos aceptarlas.

Hay sectores que en cualquier modelo o gobierno encuentran la posibilidad de satisfacer sus necesidades y mucho más. Y algunos inclusive se sienten más cómodos como opositores. Pero para el pueblo, para los descamisados, los humildes de la Patria, no hay otra opción que ganar. Eso de morir con las botas puestas es un concepto pequeño burgués que no se condice con la realidad y las necesidades de quienes más tienen que perder. La próxima no es una elección de un centro de estudiantes ni de un colegio de profesionales. Es la del destino de las mayorías.

Y los peronistas iremos detrás del compañero o compañera que gane las PASO del FPV. Como nos enseñó Perón. Hasta la victoria.


Compartí

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *