Gabriel es un ejemplo vivo de integridad personal y profesional. Él no se hizo kirchnerista: lo era avant la lettre, antes de que el kirchnerismo existiera, por su peronismo visceral. Es por eso que publico esta nota a pesar del enorme misterio que subyace en quien es su autor. Porque aunque me llegó así, el único Raúl Blanco que conozco, el mismo que fue director de la revista Reconquista en las postrimerías de la dictadura, me dice que él no la ha escrito. Aparentemente, la nota es de un tal Lucas Molinari…
Quién es el periodista Gabriel Fernández
 |
Sacrificios. Gabriel, desmintiendo al autor, con una camisa rojo chavista. |
Por Raúl Blanco / Prensa Nacional
Quién es este tipo que se da el lujo de polemizar con Horacio Verbitsky y luego, en lugar de descargar su furia, la estrella le escribe una carta personal recordándole su derecho a manifestar desacuerdo. Este es el sentido de haber encarado este artículo.
«Yo te organizo un manicomio» dicen que dijo. Y es verdad que en los 90 convirtió al diario de las Madres en una publicación de alta calidad y buena circulación entre la militancia de los más encontrados sectores a pesar del lineamiento sectario de la Asociación. También lo es que pudo concretar la realización de cinco programas de televisión web semanales, dos radiales diarios, un radial semanal, una agencia informativa que nuclea lo más granado de la redacción nacional e internacional: La Señal Medios.
Al mismo tiempo, es el eje en la Radio Gráfica, al frente del Área Periodistica de un medio cooperativo con recursos limitados que puede mostrar una serie de primicias –empezando por la recuperación de YPF- que envidian medios hermanos pero también concentrados.
«Mi único día de franco es cuando juega Gimnasia» dicen que dijo. Aquél pibe del Mondongo platense con una familia laboriosa, cristiana y peronista, rompe todas sus agendas para ir al Bosque, deja de lado los textos más profundos para ver al Lobo… y sigue discutiendo de fútbol hoy con la misma pasión que ayer.
En Télam muchos dicen que fue ingenuo al escribir el mail más famoso. El sostiene que ese mail se puede leer hoy sin problemas porque era en respaldo a la gestión… pero Clarin lo tomó y tituló que era en contra.
«Nadie se tomó el trabajo de leerlo. Todos los funcionarios creyeron el titulo de Clarin, que hablaba de desmarque cuando en realidad era un sostén para la gestión… Creo que estuvo bien cerrar el ciclo ahí. Una cosa es ser ingenuo por escribir críticas por lo bajo, no es mi caso. Otra, que ni siquiera se pueda reflexionar a favor… porque lo interpreta Clarin… Otra vez será».
En tanto, todos admiten que reorganizó con fluidez una redacción de 350 personas, yendo sección por sección, valorando la capacidad de los periodistas. Y que durante su gerencia, no se cometió ningún error periodístico, se incorporaron las columnas de análisis y opinión. Lo que se mostró como errores, eran textos que molestaban a los monopolios. No tuvo que desdecirse de una coma.
«Para no caer en el egoísmo hay que asumirse como individualista» dicen que dijo, y así se reconoce. Están los que lo caracterizan como «cabezón»: si se empecina en algo, lo hace. Un ejemplo que dan sus críticos es la decisión de levantar aquél ciclo «Ficciones» de La Tribu y llevarlo a radio La comunitaria de Avellaneda. Junto a quien era su compañera y madre de Lautaro, Vivian Elem, realizaban un programa insignia en la emisora transgresora por excelencia.
«Asi tiró por la borda lo acumulado, quería hacer medios en el Gran Buenos Aires, en las zonas más humildes y ahí fue. En lugar de dejar un pie en una radio como La Tribu, se fue a Avellaneda y su público lo perdió. Entonces, sin internet, casi desapareció del dial» afirman dichos críticos.
La Bestia
Es imposible realizar mediciones certeras en el mar de la web, pero puede afirmarse que su texto «La verdadera Gran Bestia Pop» originalmente publicado en el diario Pagina 12 hizo un recorrido que , hasta hoy, carece de comparación. Ahí está el «despliegue», la poesía con empedrado, el clima del Bosque, la emoción, la tensión de un gran periodista. Es de esos pocos escritos que pueden leerse, repasarse una y otra vez y que vuelve a generar emoción en el lector. De allí nació un film, realizado por alumnos de la Facultad de Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata.
No fue el único acercamiento al rock. Su paso por la Rock and Pop por dos años le permitió realizar sutilmente algunas ideas difíciles de aplicar en otros medios. Luego se desarmó todo. Pergolini en Vorterix, Moneta sin acuerdos con el Estado y Gabriel se abocó a posicionar la Gráfica.
Su gran conocimiento del género se emparda con su pasión por el tango. Fiorentino, Floreal Ruiz, Troilo, mandan en su corazón a la par de las megabandas. Muy poco de ese saber lo vuelca en su aire de radio, prioritariamente enfocado a la información y el análisis político. Las gotas musicales se escuchan como tallos portadores de flores de color intenso, en Conexión, el programa que lleva adelante su actual compañera Norma Rosa Torello.
El individualismo asumido deriva en soledad reconcentrada. Esquiva compromisos sociales ruidosos salvo las canchas, utiliza el horario de su programa radial como excusa pero cuando uno habla con él, es amable y de buen humor. Su humor es filoso y se basa en el fútbol. «El Vaticano convocó a Bergoglio como a un Caruso Lombardi, para salvarlo del descenso, pero el tipo armó un equipo para pelear arriba» dicen que dijo.
La adicción al tabaco es visible. ¿Cuál es el nivel de adicción al alcohol de Gaby? No se puede determinar, pero son varios los incidentes oscuros donde los temas políticos y futboleros terminaron mal.
Asi como es justo laboralmente, puede ser arbitrario en aspectos personales. Se recuerda que en homenaje que se le hizo en la Federación Gráfica Bonaerense, por su 30 años con el trabajo periodístico, con tantos familiares y amigos presentes, pidió disculpas públicas a sus afectos. Hay quienes dicen que basta una mención negativa para Gimnasia o para el peronismo, y Gaby «se enciende» y lanza improperios y corta relaciones. Taxis, bares, restaurantes, varios lugares públicos donde se han alzados voces contra el gobierno nacional y popular, conocieron su ira.
Los primeros años de su vida estuvieron marcados por el exceso de peso. Durante algunos años lo llamaron «el gordo Fernández» y quizás eso quedó. Hace régimen cada tanto para no volver a ser gordo. Algunos consideran su pasión futbolística como una excentricidad. Sin embargo, la psiquis de aquel pibe del Mondongo no lo aceptaría. En esa línea puede incluirse el casi no empleo del color rojo en su vestimenta, el no mencionar al clásico rival más que como «Ellos» con reminiscencias oesterheldianas. Es muy recomendable su nota sobre Nekrodamus.
La verdad es que a pesar de la gran cantidad de horas radio acumuladas, habla poco. Lee ávidamente. Casi no hay tema que le resulte ajeno. Es raro verlo sin un libro o una publicación en la mano.
Anduvo por varios lugares, aunque no es afecto a recorrer sin más. Lo hizo como mochilero de adolescente y luego se inclinó por vacaciones cortas y cercanas. Fue el trabajo el que lo llevó a lugares variados. Desde el diario La Voz, fue enviado a San Pablo, Brasil, en 1983, para escribir junto a Fernando Vaca Narvaja y Roberto Perdía mientras se exigía la libertad del entonces detenido Mario Eduardo Firmenich. Allí trabó relación con el «Pelado»: ese vinculo amistoso y de respeto mutuo se desarrolló con el tiempo. Cuando quien fuera uno de los jefes de redacción de La Voz y luego director de Telesur, Aram Aharonián, lo convocó para dirigir la revista Question Latinoamérica, se originó el reencuentro. El consejo de Redacción de esa publicación internacional que funcionaba en el Hotel Bauen era una conjunción inquietante: Aram, Gabriel, Vívian, Roberto Perdía, Martin García, Néstor Gorojovsky, Stella Calloni.
Semejante grupo se juntaba a comer en el restaurante Cervantes y ahí se transitaba el continente, el país, el fútbol, la actualidad y los asuntos personales. Gaby si disfrutaba esos encuentros, los impulsaba y los valoraba.
Fidel, Hebe, Schocklender
Además de trabajar –antes que en Question, sobre fines de los años 80- en Prensa Latina, durante unos tres años, viajó a Cuba en dos ocasiones como director del Diario de Madres. Dato curioso: en el segundo viaje a la isla compartió habitación con Sergio Schoklender.
Lo importante es que Gabriel pudo hablar con Fidel Castro muchas horas. «En realidad hablaba él y yo aprendía» . Cenando en Casa de Gobierno junto a un grupo de dirigentes de los derechos humanos, le preguntó por Juan Domingo Perón. Fidel lo tomó del brazo y le dijo: «Cuando tuvo que actuar lo hizo a favor nuestro.». Luego añadió «ustedes los periodistas argentinos deben reivindicar el plan económico de Perón, con Gelbard. Gelbard merece ser recordado». Ésas ideas serían importantes tiempo después.
El vínculo entre Hebe de Bonafini y Gabriel Fernández se extendió desde 1986 hasta el año 2000. Fue muy bueno, sólido, hasta que la irrupción de Sergio Schoklender originó cambios internos en la Asociación y los desencuentros se fueron acentuando. Durante muchos años Gaby y Hebe formaron una dupla polémica que no se guardaba nada. Las reuniones de la redacción eran «espectaculares», se dice. Un equipo de 20 periodistas de primer nivel debatiendo sobre el peronismo, los derechos humanos, la dictadura y mil cosas más.
«Gabriel llegó a ser un gran director que contenía a todos, incluida a Hebe –relata un miembro del equipo- . Ambos discutían acaloradamente, en especial sobre el peronismo. Hebe era profundamente gorila, pero la autoridad que transmitía Gaby le permitía discutir y seguir». El resultado fue la atildada línea editorial del diario, donde había llegado de la mano de su amigo y maestro Tito Paoletti. Un planteo duro pero abierto, con denuncias serias sobre los genocidas, muy fundadas por la investigación periodística. «Algún día habrá que recuperar ese diario no solo para saber qué pasaba en los 90 y que había pasado en la dictadura, sino para aprender qué es la investigación periodística» dice nuestra fuente.
Gaby nunca creyó en Schoklender. De entrada lo vió como un niño rico sin escrúpulos que se sumaba a la Asociación para lograr cobertura. Tampoco entendió la «adopción» realizada por Hebe. «Es un raye» dicen que dijo. Y le preocupaba ese desequilibrio emocional en un lugar de tanta responsabilidad. Ante los intentos de Shoklender de intervenir en el diario, Gabriel sostuvo su dirección y llegó a forzar la salida del hoy imputado en dos oportunidades., hasta que no volvió a entrar.
Pero el vinculo entre Hebe y Shoklender crecía: ya no había lugar. Al tiempo, la Asociación despidió a Gabriel Fernández y Vívian Elem. Inmediatamente, la veintena de periodistas, diseñadores y fotógrafos del periódico presentó su dimisión en solidaridad con los afectados. «Eramos solidarios con Madres y estábamos orgullosos de colaborar con Hebe, pero lo de Gabriel era difícil de explicar. Lo amábamos. Aunque para afuera suene raro, cuando tuvimos que elegir entre Hebe y Gabriel ni lo pensamos. Gabriel era nuestro director, se había ganado un respeto que jamás volví a ver en otro jefe del gremio de prensa» enfatiza nuestra fuente.
De esa redacción surgió la revista De mano en mano, en unión con la Agrupación el Mate –Gabriel había sido coordinador de la Cátedra del Che, en la UBA en el año 97- y luego la edición tabloide de La Señal. Por ese entonces nacía internet y Gaby empezó a adecuar la mirada. Años después, con el arribo a ese espacio de Daniel Glancszpigel, el popular Capanga, nuestro periodista se adentraría con todo en los soportes que la nueva tecnología empezaba a ofrecer. Aunque disfruta muchos de sus programas, a Gaby le encanta realizar Mesa de Periodistas en la TV, y charlar con los comensales de La Señal Fútbol, que se graba poco después. Está orgulloso del plantel nucleado en La Señal Medios: unos 30 periodistas de gran nivel.
Hoy sus textos son clásicos del mejor periodismo argentino. Es descollante «La opción por los ricos», de gran difusión gracias a su amigo y polemista Horacio Verbitsky, «La censura», «Una fresca mañana», «El panteón de los malos», «Esma, historia del odio en la Argentina», «Deus Irae» sobre Maradona, «Progresismo y Reacción» que da título a uno de sus libros, «El amor» sobre su Lobo, «El lugar del narrador», sus «Apuntes para periodistas», «12 de Octubre desde el Sur», y muchos más.