PERONISMO: ¿Qué fue de Guardia de Hierro?

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Luego de años de silencio y en circunstancias adversas, la revista ZOOM acaba de reaparecer, lo que es una muy buena noticia, máxime que su editor (y editor de libros, entre ellos los míos) Carlos Benítez ha recuperado sus archivos y también los de su antecesor, Causa Popular. A continuación reproducimos una nota del compañero Tarruella, autor, entre otros, de un libro sobre Guardia de Hierro. JS

Los guardianes de Perón

Historia -y despedida- de Alejandro “El Gallego” Álvarez, el fundador de Guardia de Hierro

guardia de hierro gallego alvarez

Alejandro Álvarez (a la derecha) junto a Perón, Isabelita y otro militante de GH (¿Pandra?)

ZOOM

Alejandro Álvarez fue un dirigente puente entre la resistencia peronista y el amanecer de 1973. Creció en la incertidumbre de las luchas por el retorno de Perón y se fue diluyendo con astucia a partir del golpe de estado de 1976. El resto fue la construcción de un estado entre megalómano y nostálgico, bajo la aureola de un maestro de dirigentes que lucía su verborragia de autodidacta culto con tintes dramatúrgicos, lo que le permitió sobrevivir a las inclemencias de las diferentes épocas.

En Guardia de Hierro. De Perón a Kirchner pude desarrollar un conocimiento amplio de su trayectoria y sus ideas, luego de una infinidad de entrevistas que Álvarez me concedió con generosidad. Uno de los elementos que pude reconocer fue el hecho de que Guardia de Hierro no era ni una organización de derecha, ni menos una organización de derecha peronista. Esa estigmatización fue parte de una caracterización armada por Firmenich y la cúpula montonera que no se reflejaba en la militancia de esa organización. Como el jefe montonero, Álvarez quería discutir con Perón como si fuera un discípulo de Lenin, emplazaba su debate en la clásica antinomia derecha-izquierda para eliminar, aunque lo pregonaría en sus discursos para –a su vez- establecer límites con la izquierda, el carácter nacional de las luchas de liberación de la época.

Con Jorge Bergoglio hubo un vínculo de un grupo de catedráticos de la universidad de El Salvador que pertenecían a Guardia de Hierro. Pero Bergoglio jamás perteneció a la organización

Tampoco eran de derecha el Frente Estudiantil Nacional o el Comando Tecnológico Peronista. Guardia de Hierro era, en realidad, una organización peronista más inclinada a la izquierda. Había entre su gran número de cuadros, militantes que venían del socialismo, del comunismo y de Praxis, la organización que orientaba Silvio Frondizi. Así se instalaron en la universidad, en territorio, tanto Buenos Aires como Santa Fe, Tucumán, Mendoza y otros distritos, y tuvieron vínculos aceitados con organizaciones sindicales.

Fueron, en los años previos al retorno definitivo de Perón, una organización importante nacida de una idea que le transmitió el general a Álvarez en Madrid. Perón quería que Guardia de Hierro fuera una usina de cuadros para dispersarlos en el peronismo. Lo que Álvarez no cumplió fue realizar la tarea, con cierto grado de desinterés constructivo, de abrir sus cuadros a las necesidades del movimiento peronista. El blindaje en torno a su figura lo distanció del general y motivó deserciones definitivas como la de ese gran cuadro político gremial que fue Héctor Tristán. Puntal en la resistencia, con profundas disidencias en la UOM con Augusto Timoteo Vandor.

 

Leonardo Vincenti

Leonardo Vincenti

Lo mercantil o la producción

Álvarez tuvo una rica formación autodidacta. Por ahí se dice que el nombre Guardia de Hierro, que alude a la organización rumana que poco tuvo que ver con la de Argentina, provino de la necesidad de acentuar el peso de Puerta de Hierro hacia 1961. Un disparate porque la casa de Perón comenzó a construirse tres años después. Del mismo modo, se dice que Álvarez mantuvo una relación de amistad con Bergoglio. Lo cual es falso.

Con Jorge Bergoglio hubo un vínculo de un grupo de catedráticos de la universidad de El Salvador que pertenecían a Guardia de Hierro, con quienes realizó su traspaso a manos de particulares, según la orden internacional de la superioridad jesuita. Pero Bergoglio jamás perteneció a la organización. Una reflexión sencilla lleva a pensar que es poco probable que un ex provincial jesuita, como era Bergoglio en tiempos de la dictadura, militara en una organización que se disolvió en los días del golpe.

Guardia de Hierro no era ni una organización de derecha, ni menos una organización de derecha peronista

Álvarez tuvo, de modo creciente, un estilo de construcción mercantil de la política. Un rasgo que define hoy en gran parte a la política, el toma y daca, e incluso a ciertos exponentes justicialistas que en los parlamentos, y tras bambalinas, arreglan su vida y sus negocios. No es una creación suya. La utilizaban los políticos desplazados de la época, sean de derecha, centro o izquierda. Esa metodología, que actúa en la cultura como una tentación irrebatible, perjudicó en cierta etapa de su carrera política a Álvarez. No hubo, a pesar de negociar con la Marina en el golpe del ’76 para evitar una masacre de sus compañeros, elementos que hagan suponer entregas. Y sí existió un sentido de pertenencia notable y dolorido por parte de los militantes de Guardia al momento de la disolución dispuesta por Álvarez. Ni aún después, aunque hubo tratos éticamente cuestionables cuando la organización era un grupo disuelto que continuaba en actividad desde una pertenencia a su jefe. Por entonces, esa tentación que parece un resabio de la picaresca con resultados colectivos funestos, parecía regir sus pasos.

guardia hierro peron

El mercantilismo corporativo le impidió una proyección política al retorno de la democracia y optó por mantener una ilusión de organización, volcarse a un intento de religiosidad más histriónica que perdurable, y jugar con el sello de un nombre con historia en el peronismo precedente. Operaba con cierta dosis de marginalidad y búsqueda de apoyos que redundaran en algún beneficio pasajero para perdurar. Sería injusto decir que intereses de otro tipo se privilegiaron en el pequeño grupo con que sobrevivió hasta estos años. Así se intentó acordar con referentes montoneros una reconciliación histórica, se buscó apoyar a De la Rúa en el proceso electoral que lo llevó al gobierno y finalmente, se dio apoyo a Kirchner luego de cuestionarlo. La efectividad política no fue uno de los logros de Álvarez y su fuerza fugitiva. No hay que negar que acercó a la política a algunos dirigentes jóvenes de valor que perduran en diferentes puntos del país. De los históricos no hay que dejar de recordar a Amelia Podetti, intelectual notable y Alejandro Pandra, escritor sensible y persona de singular humanidad. También hay que rescatar el gesto de escribir una memoria que, si bien recoge su estilo verborrágico, por momentos avasallante, de un hombre capaz de urdir historias, cuadros de situación e hipótesis sin duda atrayentes como quien construye una narración eficaz, permite compartir una trayectoria.

A su muerte no es desacertado reconocer su paso por la resistencia, su labor de formador de cuadros en años duros. Sin embargo, la falta de consecuencia en la construcción política deja como resultado que se lo recuerde con atisbos de melancolía que no dejan de lado a la tristeza ante lo que pudo ser y no se confirmó. Suele suceder en la historia como en la vida, que duele más lo que no se concretó porque queda como una herida que se arrastra sobre los calendarios. Lo hecho, en cambio, da lugar a lo siguiente.

Alejandro C. Tarruella

Escritor y periodista. Autor de “Guardia de Hierro”, de Perón a Kirchner”, “Historias secretas del peronismo” y “El largo adiós de los Montoneros”, entre otros títulos.


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9 comentarios

  1. la foto, Peron, Isabel, el Gallego y Sergio Bellomo, murio muy joven al Igual que Edurdo Espil, en los primeros años del 70

  2. perdon error de tipeo el nombre era Favio, Alejandrito Pandra era muy Joven, y militaba
    dependiendo de Daniel Adrogue

  3. Permiso:
    Dado que ampliaron informaciones sobre GH, sus creadores Tristàn y Âlvarez, y por haber quedado atràs mi comentario anterior, me permito copiarlo con algunos «datos» sobre la vida de Tristàn enviado ayer a Abel.

    Lo conocì en el 56 encanados ante el intento de Valle y Tanco.
    Yo sòlo por haber armado en Medicina la CGU liberado a los pocos dìas y èl quedò porque ya todos comenzaban a tenerle respeto pues explicaba todo muy distinto pero muy directo.
    Hablar poco, hacer todo lo posible.
    Anduvo como “Cesar Arena” guardado por el Bebe Cooke en Montevideo por travieso. Cuando volvia a dos de sus “domicilios ilegales” eran Maipu 62 2o. piso, dtos. b) de Pepe Rosa y e) mi estudio…
    Desde ahì pasamos años con una sola finalidad: la vuelta del General y preparando el trasvasamiento generacional, mientras era cobrador de Sanatorio Metropolitano…
    Del “Gallego” nunca hablaba; decìa andaba con “malas juntas”…
    Les transcribo lo enviado al Pajaro Rojo:

    Peròn eligiò a Hèctor Tristàn, “El Worker”, pues nunca buscò “referentes” coyunturales…como hacia e hizo “El Gallego” en forma permanente, sin fundamentos ideològicos, pero sì pragmàticos, personales y objetables.
    Los que solìamos interpretar todos los gestos del General como mensajes directos, observamos en la fotografìa de Peròn con Tristàn, de este artìculo, algo inusual en el Jefe: Posò su mano sobre el hombro de Tristàn.
    No recuerdo haber visto ese mismo gesto nunca màs. Chau

      1. A efectos de reforzar aun màs tu opiniòn sobre Tristàn, te comento algo que hace años contè a Alejandro quien lo incluyò en su libro Guardia de Hierro.

        Dìas antes del retorno final de Peròn, estando en España junto con Hèctor, contactè al General Alberto Numa Laplane, quien fuera el elegido por Peròn para acompañar su retorno representado a su arma.

        Ya en Argentina, coordinamos un almuerzo junto a Tristàn en el R1 de Palermo donde Numa era su Jefe.

        De la extensa charla de temas que hacìan a aquel presente y futuro, Hèctor le dijo que iba a encomendarle a «ellos», algo que «nosotros» no habìamos podido realizar y que era imprescindible hacerlo por el futuro del Paìs.

        Ante la mirada y gesto indagador de Numa, Tristàn poniendo un dedo en su frente muy serio le dijo: Tienen que matar a Lòpez…
        Numa, asombrado sòlo atinò a decirme: Mario a quièn me trajiste!!!

        Èste era «EL WORKER» HÈCTOR TRISTÀN!!!

        Lo pasado y sus consecuencias, las padecimos duramente…Chau

    1. Sin ànimo de polemizar, se me hace difìcil aceptar que sòlo El Gallego haya sido el ùnico portador de las verdades del Peronismo.

      1. En realidad fue el mas claro de todos. Tanto que dijo en una oportunidad: el peronismo es hasta ahora la mejor forma de ser un buen argentino. Lo que escribió todavía no se terminó de editar y es muy valioso desde el punto de vista histórico, político y social.
        Pablo Amestoy

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