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POLÉMICA: Peronismo, kirchnerismo… y la necesidad de conjurar la sombra corruptora del menemismo

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Todo empezó con una nota de Gabriel Fernández en La Señal, que repliqué con gran repercusión aquí, señalando entre otras cosas que el kirchnerismo/peronismo no podrá volver a ser gobierno a menos que resuelva su hoy casi inexistente vínculo orgánico con la clase trabajadora organizada. Mientras, en La Señal, continuando la saga, escribían Daniel Santoro, Horacio González le contestaba, y por fin se sumó nuestro habitual colaborador Teodoro Boot. Me animo a sostener que es ésta una discusión absolutamente crucial. JS

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La vuelta a la naturaleza o el buen salvaje neo-liberal

 

POR DANIEL SANTORO

El actual gobierno se plantea, no tanto como un nuevo comienzo fundacional, sino más bien como una vuelta a la amable y eterna naturaleza de las cosas. Esto no podría lograrlo sin antes emprender la tarea de un desmontaje de los lugares de mayor densidad simbólica e ideológica, lugares en torno a los cuales el peronismo, y luego el kirchnerismo, produjeron y replantearon la novedosa articulación entre pueblo y nación, expresada sobre todo a lo largo de los tres últimos gobiernos. Esta herencia simbólica se mostró en salones, monumentos, abigarrados fondos iconizados que enmarcaban las cadenas nacionales (maquetas, billetes, Eva Perón, Belgrano, Moreno, los héroes latinoamericanos, etc.), incluso afuera, por detrás de los ventanales no se dio descanso a los requerimientos escópicos, una Juana Azurduy, con su sable erecto, interpelaba a los gobernantes que se sentaban en el sillón de Rivadavia, un sillón de pronto ocupado ahora por un simpático perrito callejero, que por supuesto no tiene en su naturaleza hacer el mal. El nuevo régimen escópico cambió estas memorabilias nacionales por amistosas fotos de familia sacadas en parques y jardines, fondos de pura naturaleza, sin requerimientos, sin claves visuales a desentrañar; solo una muda y primitiva parodia danzante en el balcón de nuestros más caros discursos fundacionales bastó para que entendiéramos el nuevo paradigma, y ésta vuelta de lo natural incluye por supuesto el papel moneda, por tierra mar y aire se muestra la incontenible fuerza de la naturaleza, se exhibe un territorio a explorar, libre de cualquier prejuicio ideológico, purgado de las molestas pretensiones del que viene con opiniones propias. Ingrávidos, sin el peso de las herencias simbólicas, podremos ingresar al fin, con la naturalidad del buen salvaje, al paraíso “naturalizado” del poder global financiero.

Mientras tanto aquí, en nuestra tierra, los compañeros continúan tramitando el duelo de la derrota, se suceden las reuniones, las charlas informales, los intentos de alguna orgánica, se dice “algo tendríamos que hacer”, de alguna manera todo sirve para desangustiarnos, las más diversas opiniones circulan con total libertad, se duda de todo, ¿realmente hubo una voluntad de ganar? ¿Será Cristina la conducción? ¿Todo éste caos se ordenará con su vuelta al centro de la escena? ¿Será ella el factor de unidad, o precipitará las rupturas en espera?

Otros compañeros decidieron transitar esta etapa traumática reunidos en parques y plazas, dan pequeñas batallas asamblearias, se entregan a un desgaste inevitable y los hacen al ritmo y en el lugar que el adversario decide con su loco compás de verano, todo a contramano de los conocidos manuales de estrategia.

Es fácil advertir que la noticia más ansiada por nuestro enemigo será la de la ruptura del sistema kirchnero-peronista, la pinza metafísica ya está operando, por un lado el desmontaje simbólico naturalista y por el otro la inminente extracción del núcleo peronista que estructura al kirchenrismo, de modo tal que el kirchnerismo deshuesado pueda -cumpliendo una cruel paradoja- ser ese partido progresista que se insinúa en algunos parques metropolitanos (tan lejos de los conurbanos). Hay compañeros que sueñan el sueño del enemigo, el deseo que el kirchnerismo sea ese partido, un poco PI, un poco flácido y finamente purificado de la mugre peronista.

¿Y que de los sabrosos restos óseos del peronismo? con ellos seguramente se hará un puchero (un muleto liberal opositor), alimento nutritivo para las corporaciones.

Será la tarea de quienes se asuman como la conducción del conjunto de nuestro movimiento aplicar el delicado “arte de la conducción” (también entendiendo éste arte como la posibilidad de transformar la naturaleza). Sin éste complejo equilibrio que implicará renuncias, gestos de grandeza, extrema comprensión, empatía e incluso misericordia, la catástrofe que se anuncia en el horizonte será inevitable, y al menos los próximos 8 años serán, “naturalmente”, de Macri.

 

Naturaleza y peronismo: una respuesta a Daniel Santoro

 

POR HORACIO GONZÁLEZ

La estima profunda que tengo por Daniel Santoro y su obra, me inspira esta breve respuesta a su escrito, que me pareció de gran interés. Concuerdo con la descripción que hace de una de las “pinzas”, la del naturalismo contra el simbolismo. En efecto, se produce en todo el país una acción que plancha la historia, la memoria y aspectos fundamentales de la vida social. Como no hay pensamiento político sin acciones simbólicas (artísticas, lingüísticas, poéticas, etc.) podemos decir que el país en su conjunto corre un riesgo no enteramente percibido hasta hoy, cual es de quedarse pasivo ante la colosal invitación, nunca hecha de este modo antes, para sacar la rugosidad histórica que tiene todo lo que hacemos como ciudadanos, y como seres humanos.

No obstante, no concuerdo tanto con el análisis que hace Daniel de la otra “pinza”, la que querría “deshuesar” el kirchnerismo de su osatura peronista. Debido a eso, dice nuestro amigo, la actividad de ciertos compañeros renuentes al “conurbano” desearían (“soñando el sueño del enemigo”) convertir el kirchnerismo en un simple y laxo progresismo –da el ejemplo del PI- debilitando la fuerza encargada de impedir aquel desguace tan bien señalado que está produciendo el macrismo. Como Daniel llama “metafísica” a esta otra pinza, eso nos permitiría pasar por alto la pregunta sobre quién la maneja. Pero no creo que sea una pregunta que se responda, por vía metafísica, mejor que por la vía política. No puede ser que “nadie” la maneje o que se maneje “sola”. Conociendo bien la extraordinaria obra plástica de Daniel, diría que dentro de su obra, esto sería posible. ¿Pero lo es dentro del mundo político? No lo creo. Entonces hay que responder a esa difícil pregunta, y la respuesta sería que son los desnutridos progresistas los que quieren extirparse a sí mismos del alimento peronista, llamando entonces kirchenrismo a lo que quede luego de esa operación quirúrgica o gastronómica.

En el escrito de Daniel yace la misma dificultad que él resume con tanta facilidad  en ese supuesto intento de quienes no tienen el gusto de conurbano y sí el placer de los parques más cercanos a sus domicilios. Ese es un prejuicio que también actúa como pinza, Daniel, tu propia pinza. En tu escrito decís primero el “peronismo y luego el kirchnerismo”. Allí hay una secuencia temporal. Luego decís “el sistema kirchnero-peronista”, convirtiendo aquella primera secuencia en un sistema. Y después, la pinza metafísica de desmontaje actuaría “sobre el núcleo peronista que estructura el kirchnerismo”. O sea, el kirchnerismo es un agregado al núcleo estructurante peronista, lo que ya es mucho menos que un sistema, y ni siquiera una secuencia, sino un ornato más o menos frágil que vino después.

Es cierto que en una simultánea mala explicación de los tiempos vividos, algunos querrían extirpar el peronismo del kirchnerismo y otros el kirchnerismo del peronismo. Ninguna de esas dos maneras de pensar me parecen adecuadas, y de una u otra forma caemos en el síndrome del “PI” o en el síndrome de “PJ”. El PI tan solo existe, como dirías vos, en la memorabilia argentina, y los macristas no harán un billete con el rostro de Oscar Alende, que ni saben que existió. El PJ, en cambio, sabemos que está en plena ebullición. Para que sea válido el “sistema” que proponés no deshacer, no creo que haya que desconfiar de las asambleas en las plazas. Tienen ellas otro síntoma, un frentismo social cada vez más necesario, que no anula ninguna memoria ni a los partidos existentes, cuáles sean. Es un llamado a rediscutir todas las identidades sociales y populares, sin portar pinza alguna. En cambio,  se sobreentiende que los que empuñan ese indelicado instrumento son los “kirchneristas”, extraviados en otro tipo de naturalismo. Creo que no me equivoco al decir que tus críticas van hacia allí. ¿Pero porqué no se examina mejor para el lado de lo que llamás los “restos óseos” del peronismo. Si esos restos del Banquete, recordando a Marechal, se nos ofrecen a la vista, no será precisamente por la  abundancia de oportunidades que hubo para revisar el peronismo y sus formaciones políticas actuales. Yo ahí tijeretearía bastante. En fin, no tengo muchas divergencias con tu  escrito, muy bueno por otra parte en cuanto a una meditación sobre el arte y la política. Pero queda flotando en el aire que hay un peronismo sustancial al que no hay que tocarle nada, del cual ni siquiera podría surgir otra vez un kirchnerismo o algo que se parezca. Bueno: te invito a la próxima plaza; vamos juntos. Este tema no se puede dejar sin discutir más profundamente. Horacio González.

Con permiso via dentrar aunque no soy convidao

 

POR TEODORO BOOT

Si se me permite y sin ser convidado, hay en todo este debate bastante representativo de una discusión tan generalizado como muchas veces, sorda, un equívoco muy serio y especulaciones demasiado aventuradas.

En lo personal, coincido con Santoro en el riesgo que siempre ha implicado y en el daño que ha producido cualquier intento de diferenciar kirchnerismo de peronismo y/o peronismo de kirchnerismo, que tiene fogoneros de distinta naturaleza, orientación e intereses. Si fuéramos a las fuentes de una política nacional y popular, de liberación nacional y justicia social, evitaríamos los equívocos. Podríamos discutir y, más importante, analizar lo que ocurre y lo que podemos hacer, de otra manera, sin tonterías ni razonamientos en estilo barrabravas. Pero, evidentemente, hay conceptos e identidades que dificultan un debate productivo. Y hay también «formatos mentales» que lo entorpecen.

Por ejemplo y sólo como genéricos ejemplos, por debajo o por detrás o más allá de posicionamientos políticos, existen estructuras mentales. Algunas, estalinistas (tenidas por «ortodoxas»), otras organicistas o medievales a las que liviana y simplistamente suele tildarse de fascistas, y las hay populistas, nacionalistas o libertarias, insisto, independientemente de los posicionamientos políticos coyunturales de cada uno.

Pero además de las posiciones políticas y las estructuras de pensamiento, existen (y operan sobre la realidad) las identidades culturales.

De nuevo por ejemplo, al igual que Santoro y (aunque le pese y por más esfuerzos en contrario que haga) Horacio, tengo o sufro una identidad político-cultural muy definida y, a estas alturas, incurable: soy peronista.

Surge aquí una enorme e irresoluble complicación: ¿qué significa «ser peronista»?

Muchas cosas, me temo, y muchas cosas muy diferentes, como suele ocurrir más con las identidades culturales que con las políticas, que podrían ser siempre más específicas y programáticas. De ahí que el peronismo suele funcionar más como una identidad cultural y un ambiguo sistema de pensamiento que como identidad política, aunque,casualmente, esos diversos sistemas de identidad suelen terminr por superponerse.

Es muy obvio, y a los hechos es fácil remitirse, que hoy por hoy el peronismo es la identidad cultural básica del pueblo argentino. ¿De qué otro modo explicarse la compulsión afiliatoria al Partido Justicialista (¡al Partido Justicialista!) de tantos miles de argentinos que jamás se han planteado si son o no son peronistas, de tantos que tal vez hasta crean no serlo? ¿Por qué el ansia afiliatoria va hacia ese lado y no hacia ningún otro de los partidos constituyentes del Frente Para la Victoria? ¿Qué es lo que hace que los jóvenes integrantes de un partido diferenciado, como Nuevo Encuentro, canten la marcha peronista, supongo que ante la perplejidad de los dirigentes del partido? ¿Por qué la marcha peronista y no la internacional o bandera rosa, es nuestro símbolo de identidad?

¿Qué es lo que hace que muchos «kirchneristas» que se han quejado de que los peronistas cantamos la marcha en forma «agresiva», luego del 2008 han empezado a cantarla con la misma agresividad?

¿Por qué siempre nos terminamos remitiendo a esa identidad básica? 

Aclaremos, hoy básica: antes de 1943 hubo otras, que a lo largo de distintos momentos del tiempo se fueron desdibujando, lo que también podría llegar a ocurrir con la identidad «peronista».

¿Es hoy el kirchnerismo una identidad cultural comparable al peronismo? ¿Podría incorporarlo y superarlo como el peronismo incorporó al yrigoyenismo, y el yrigoyenismo al roquismo? ¿Puede resolverse esto mediante la discusión o el juicio de uno o más intelectuales, pensadores o políticos? Se me hace que no, se me hace que el kirchnerismo podrá eventualmente perdurar (o no) como identidad político cultural que asimiló y superó al peronismo, no porque lo determine nadie en particular. Lo decidirán el pueblo y el paso del tiempo. Y si el kirchnerismo finalmente absorbe y reinterpreta al peronismo o desaparece como el mentado PI o el mucho más potente alfonsinismo ¿cuál sería el problema? ¿Qué importancia tendría cualquiera de las dos posibilidades? ¿Cuál es el sentido, de dónde surge esta manía por clasificar y etiquetar?

Nuestro trabajo no es ese, nuestro trabajo es (re)construir un movimiento nacional capaz de articular un frente nacional de liberación, lleve el nombre que lleve y conserve o invente la identidad que a las nuevas generaciones se le cante. 

Pero a mi juicio, hay algo esencial: alguna vez el peronismo, o los peronistas, terminarán de comprender el enorme servicio que le prestó Kirchner: reconciliar al peronismo con los derechos humanos.

El peronismo en particular no violó los derechos humanos, aunque los crímenes de estado empezaron antes el golpe. Y el peronismo fue su principal víctima, sólo que los peronistas interpretamos ya al principio, lo que terminó siendo al conclusión: los asesinatos, torturas y desapariciones eran sólo medios para conseguir la entrega del país y el sometimiento de los trabajadores. Pero no le dimos bola a esos asesinatos, torturas y desapariciones en sí mismos, y ni siquiera advertimos cuán profundamente había afectado (al final) la percepción de una sociedad que, en principio, los había justificado. Sólo así puede entenderse que cuando el líder de un partido que proveyó a la dictadura de la mayoría de sus intendentes denunciara de convivencia con los militares a una dirigencia sindical que se pasó en cana la mayor parte de la dictadura, la mayoría de la gente le creyera

Néstor vino a resolver esto, vino a reconciliar al peronismo con los derechos humanos. Falta ahora el o los dirigentes, la generación de dirigentes, que pueda reconciliar al peronismo (o al kirchnerismo, si se quiere, o como mongopicho venga a llamarse) con los principios de la liberación nacional y la justicia social que se destruyeron en el menemismo, en un menemismo en el cual participó, ya sea en la práctica, ya en la estructura de pensamiento, la mayor parte de nuestra actual dirigencia política, sindical y cultural.

En mi opinión, de eso se trata la discusión. Lo demás, si peronismo, si kirchnerismo, es pura tontería.El tiempo dirá qué queda de cada cosa. Se trata solamente de no ser sectarios y de construir desde el pueblo y, obviamente, para el pueblo, que viene siendo el gran convidado de piedra de nuestras elucubraciones, comunicaciones y polémicas.

Y en todo caso, como alguna vez dijo Leopoldo Marechal: «La de Perón y Evita es una de las encarnaciones de la doctrina nacional. Hubo otras antes, y habrá otras después».


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4 comentarios

  1. compañero teodoro ,denuncio la complciidad de este pj complice de la entrega de nuestra patria y le comento :no se equivoquen,…estos generales de la derrota no quieren la afiliacion…dicen que la quieren pero no hacen nada para promoverla…pero…siempre hay templarios en el peronismo y para males de estos «timoteos pichetto» aparecio moreno y chau …cagaron..jaja…el unico que abre locales para la afiliacion es el ….sino me cree ..haga un ejercicio compañero…vaya a los concejos de partido locales..si encuentra alguno abierto claro esta…y pida informacion sobre esta cuestion……ah y me avisa…..le deseo suerte en su cometido…no QUIEREN LA AFILIACION….SABE PORQUE.?porque vamos a legitimar con nuestro voto la CONDUCCION DE CRISTINA……Y PUNTO….en la cancha se ven los pingos..abrazo peronista teodoro

  2. Cuando se idealiza el pasado, cuesta mucho que encaje en la realidad. Coincido con Osvaldo respecto al PJ, eS UNA FÁBRICA DE TRAIDORES, siempre en plena producción.Mas allá de la interpretación de la actualidad, surge una pregunta básica:¿los procesos reformistas superficiales ,producen cambios sustentables en la sociedad? Actualmente, las empresas multinacionales representan el ochenta por ciento del total,como hace doce años, el comercio exterior están en las mismas manos corporativas, Cuando Nestor
    decía de fabricar el auto argentino, marcaba la posibilidad de apartarnos de las multinacionales, no funcionó.Mantuvimos una estructura comercial contraria a los intereses nacionales ,solo ¿por comodidad? Las CAJAS de algunos fueron ignoradas ¿también por comodidad? Bossio t tenía una en el Anses, armada con las
    cuotas de la moratoria de los jubilados..

    1. omar solo EL GENERAL supero la politica reformista…era revolucionario en serio..nestor y cristina armaron una cabecera de desembarco hasta donde pudieron..se metieron en territorio enemigo y preparaban el asalto final..pero el imperio no es tonto..espero..conspiro..se agazapo..compro voluntades y nos llevo a lo peor de la historia..al fondo del abismo ..no importa..estamos acostumbrados a recorrer el sahara..revolucionario? si claro…empecemos a describir 4 herramientas fundamentales para serlo1)nacionalizacion del comercio exterior de granos y oleaginosas 2)nacionalizacion de la banca 3)reforma financiera con penas de carcel comun para los ceo del 6 o 7 bancos depredadores del pais..4)ley(en serio)de defensa del consumidor con sanciones tambien de carcel comun para los 4 o 5 gerentes de los supermercados grandes(lavadores)…¿es demasiado?ahh al que quiera celeste que le cueste..abrazo peronista omar

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