Protagonistas: Alejandro «Pitu» Salvatierra

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«Banco a morir el proyecto nacional, pero si tengo que criticar, lo hago»

Entrevista a Alejandro «Pitu» Salvatierra, protagonista de la toma del Parque Indoamericano

Por Hernán Cocchi / Tiempo Argentino

Vive en Ciudad Oculta con su familia. Dice que se avergüenza de haber sido el primero que llevó a Macri al barrio. Lo seducen las políticas del gobierno nacional destinadas a los más pobres. Terminó el secundario en la cárcel.


Los espero en Avenida del Trabajo y Mogariños.» La cita con Alejandro «Pitu» Salvatierra era a unas diez cuadras de Ciudad Oculta, el barrio en el que vive junto a Débora, su compañera desde los 13 años, y sus tres hijos. Se acerca un auto azul, es fácil reconocer a Salvatierra por su camiseta de Argentina y su gorrita con visera reglamentaria. Está más prolijo, afeitado. Hace pocas horas, salió del Parque Indoamericano. Se lo ve cansado. El celular no para de sonar. Llaman desde periodistas hasta amigos que quieren agasajar a la estrella de la última semana.

«Tengo la vergüenza de haber sido el primero que trajo a Macri a Ciudad Oculta. Un amigo en común me pidió el favor de traerlo al barrio para que conociera la situación, porque creía que en dos años iba a presentarse a jefe de gobierno. No me avergüenzo de la cárcel tanto como de haber traído a este sinvergüenza a mi barrio», confiesa el «Pitu» a Tiempo Argentino, mientras saluda a los vecinos que lo reconocen.
El celular suena otra vez. No teme atenderlo mientras maneja. «¿Me aguantan? Es otra radio», explica mientras estaciona frente al centro comunitario. «Entren, el Rody les va a convidar algo fresco.» Afuera, unos nenes juegan en una pelopincho. «Adentro está más fresquito», dice.

–En los últimos días, se dijo que sos el puntero K de la toma y del barrio. ¿Sos un puntero K?

–Tenemos una identificación clara con el proyecto nacional y popular, no lo voy a negar. Me seducen cuestiones básicas de este gobierno que apunta siempre con políticas que benefician a los más pobres. Eso se contrapone con espacios políticos que apuntan a gobernar en función de los intereses de los que más tienen. Pero la palabra puntero es ofensiva. Fue este proyecto a partir de Néstor Kirchner que me sedujo para introducirme en la política social y convertirme en un militante con inquietudes en cómo se desarrolla la vida en el barrio.

–¿Cómo era tu vida antes de militar?

–Yo estuve preso por robo durante siete años, no lo voy a negar. Tuve una vida complicada. Cuando nací, mi mamá estaba sola. Soy el mayor de siete hermanos. Mi papá, desde que tengo uso de razón, estuvo preso y ausente. Me crié más que nada en la calle, entre pibes que se drogaban. Con ellos compartí la droga y la delincuencia. En la calle vi cómo este país fue destruido. Yo caí preso el 15 de diciembre de 2001, y ya se veía venir la situación. Recuerdo que lo vi asumir a Kirchner estando preso en la Unidad N° 9 de La Plata, Pabellón 13, celda 18.

–¿Qué te despertó Kirchner?

–Nada, no me despertaba nada. Lo vi asumir al «Tuerto» (yo lo llamaba así), estando preso. Era uno más para mí.

–¿Cuándo te llamó la atención?

–Cuando salí de la cárcel, vi cómo empezaron a cambiar algunas cosas. Por mi mamá. Al poco tiempo de asumir, empezaron con el tema de las pensiones graciables y ella fue una de las primeras beneficiarias de esa política. Yo vi lo que sufrió mi mamá toda su vida. En la cárcel pensaba que yo no me merecía estar así, porque no elegí eso. Que lo único que me quedaba por hacer es cambiar esa situación. Y empecé a leer, a interiorizarme, a estudiar. Me leí los libros de los discursos de Perón y Evita de adelante para atrás y de atrás para adelante.

–¿Cómo te llegaban los libros?

–Me los llevó mi mamá. Eran de mi abuelo, que fue peronista toda su vida.

–Esta semana, fuiste protagonista de la noticia que ocupó todas las tapas de los diarios ¿La mayoría de los vecinos de la toma del Parque Indoamericano eran de este barrio?

–Una gran parte. El 90%, como arrojó el censo, era gente de las villas de la ciudad. Esto contradijo el discurso de Macri, que hablaba de micros que venían del Conurbano. Macri tiene una relación muy cercana y amena con las empresas de la construcción. ¿Cuál es el porcentaje de mano de obra extranjera dentro de la construcción? ¿De qué manera les pagan a esas personas? Es un discurso que tiene el argentino también, que el boliviano viene y te quita el laburo porque cobran dos mangos, porque lo que hace un argentino por tanta plata, por la mitad lo hacen ellos. Y no es culpa de bolivianos ni paraguayos. A ellos los explotan.

–¿La situación de la que hablás es de la gente que alquila una pieza y se desangra por pagar ese alquiler?

–Es la más común. En la villa, el segundo negocio, después del narcotráfico, es el negocio inmobiliario. La expulsión del sistema inmobiliario de la clase baja de este país, provoca esto. Yo banco a morir el proyecto nacional, pero cuando tengo que criticar, lo hago. La ausencia del gobierno en estos temas en los últimos años, creo que fue una decisión equivocada. En la ciudad vivimos ciudadanos argentinos que pusimos nuestro voto para este proyecto. Y el gobierno nacional debió aportar a algo que sabemos que Macri no tiene capacidad para resolver.

–¿Hay que pedirle más al gobierno nacional que al de Macri?

–Exactamente. Nosotros no le pedimos peras al olmo. Nosotros le pedimos peras a los perales. Le vamos a pedir a este gobierno que atienda a los sectores populares. Amando a este proyecto nacional, se tardó mucho en la intervención del conflicto. Creíamos que el gobierno iba a actuar un poquito antes.

–¿Por qué creés que se dio así?

–Es una opinión dura la que tengo, y prefiero guardármela.

Estuviste con Aníbal Fernández y con Florencio Randazzo. ¿Se lo dijiste?

–Estuve con la tercera línea del kirchnerismo y se lo dije. Tarde pero llegó. De otro lado, no llegó.

–¿Cómo fue la negociación que destrabó el conflicto?

–La propuesta del gobierno nos llegó antes del acuerdo con Macri. La realidad es que el gobierno habla conmigo y otros delegados y nos hace un relato de la situación que vivía el país y que ellos querían salir del conflicto sin represión. Les contesté que ya había habido represión, que eso ya se había roto. Y ellos dicen que había que tener en cuenta lo que pasó con la fuerza pública, con lo que pasó entre vecinos y vecinos, con los que están especulando, más todas las otras tomas de terrenos y pidieron que salgamos. A mí me parecieron muchas cosas parecidas al 2001, con actores muy similares.

–¿Se nombró a Eduardo Duhalde en esa conversación?

–No, pero había olor a Duhalde. Yo, que de macropolíticas no entiendo mucho, no tengo que ser muy ducho para darme cuenta que Duhalde llegó al país y al otro día empezaron las tomas de terrenos. No tengo pruebas, pero son hechos reales, concretos. La verdad es que no queríamos ser títeres de nadie, ni perder un gobierno nacional y popular por un espacio público.

–¿Le tenés confianza al plan que anunciaron?

–Yo tengo confianza en la palabra de la presidenta. En nadie más.


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