Un documento de la Izquierda Nacional
Tal como me llegó de Jorge Tejera Tejera,uno de los editores del excelente blog Loboalpha (ver abajo de todo). se trata de un compañero proveniente de la Izquierda Nacional al que conozco de los años ’70, cuando era uno de los jefes y el primus de ellos en el pequeño Grupo Mayo formado por disidentes del Colorado Ramos y que yo integraba subrepticiamente mientras permanecía en Montoneros, dónde ya no se hablaba de política, sólo de logística.
Por Grupo Sudestada
La Presidenta Cristina Fernández ha anunciado la expropiación de las acciones que la empresa española Repsol posee sobre la empresa argentina YPF.
Asimismo ha anunciado en el proyecto de ley enviado al Congreso para su aprobación que propone declarar de interés público nacional el autoabastecimiento de hidrocarburos, así como la explotación, industrialización, transporte y comercialización de hidrocarburos.
Lo que significa que el Estado Argentino podrá recuperar el control de la producción de hidrocarburos, así como las políticas de exploración, las inversiones y plazos que las mismas necesiten.
En nuestro informe anterior (La realidad emerge de la tierra) decíamos:
«…La información pública por parte de la Presidenta sobre el volumen de combustible importado el año anterior, que pone en claro los límites y riesgos de seguir con la política petrolera actual…»
«…vemos el error de mantener la concepción sobre enemigos y tareas políticas, expresada en algunos de los discurso de la Presidenta pero sobre todo en la elección de algunos de los principales ejecutores que el gobierno ha puesto a cargo.
Ninguno de estos hechos se engarza con el enfrentamiento clásico con el Grupo Clarín y la oposición liberal entreguista…»
«…Ninguno estaba en la mente de la conducción política de este proceso ya que el enunciado sintonía fina no los puede englobar.»
Tampoco estaba en el supuesto «giro a la derecha» que los ahora exégetas de Kirchner endilgan al gobierno de Cristina.
Los ejemplos que emergen nos indican que no se trata de corregir subsidios mal dirigidos sino de políticas que deben cambiarse de cuajo.
Tal como este gobierno de Cristina ha hecho exitosamente con los fondos de las AFJP y, aun con limitaciones, con su política de retenciones a las importaciones de commodities o haciendo valer las posiciones como accionista del Estado en el grupo Techint y otros…».
Creemos que este es un gran paso dado por el gobierno kirchnerista -que debe recibir el apoyo pleno y militante de todo argentino de bien- y que no admite análisis voluntaristas en términos de buenos y malos.
La naturaleza social del kirchnerismo y el programa del frente
La naturaleza social del gobierno y la política que lleva adelante constituyen dos aspectos que debemos considerar en el momento de adoptar una posición de apoyo, de apoyo crítico o de confrontación.
El gobierno fue ungido por el conjunto de clases y sectores que conforman el campo nacional y son la base social del Frente Nacional: obreros industriales, pequeños empresarios, clase media rural, estudiantes, comerciantes, docentes, clase media sindicalizada (bancarios, estatales, etc.)
Cabe preguntar si considerando la esencia de los intereses de ese campo social de apoyo popular y la naturaleza social del gobierno, este último, marchó desde el momento de iniciar la nueva etapa en la dirección señalada.
La pregunta sobre el apoyo popular es necesaria porque los sectores sociales que conforman al campo nacional son la base social sobre la que debe consolidarse y realizarse el Frente Nacional Antiimperialista.
La mención a la naturaleza social del gobierno es necesaria porque las tareas presentes y necesarias en la lucha del campo nacional implican varias que exceden lo propuesto por el kirchnerismo.
Sin embargo en el marco de un proyecto de capitalismo nacional, lo que podríamos llamar nacionalismo burgués, se produce un enfrentamiento objetivo y una debilidad intrínseca para desterrar el modelo de la burguesía transnacionalizada y la agroexportadora.
Y para ello debe apelar en varios casos a medidas audaces, en línea con las tareas del Frente Nacional, así como enfrentar a los enemigos reales del Frente Nacional.
Y aun aquellas medidas que pueden ser analizadas o clasificadas como tibias o insuficientes, abren un abanico de debate y movilización que enriquecen la siempre necesaria discusión política.
Entendemos que sin estos elementos básicos para el análisis, cualquier intento de crítica o apoyo de los sectores nacionales, populares y de izquierda al gobierno kirchnerista, no será más que ultra izquierdismo o seguidismo según el caso.
Ahora bien si esa naturaleza social pequeño burguesa nacionalista, no es tenida en cuenta, se termina invariablemente, haciendo críticas al gobierno por tareas que no asume.
Como si su compromiso real con las tareas presentes estuviese centrado en la realización de un programa antiimperialista y no en el programa de nacionalismo burgués que efectivamente está propuesto llevar adelante.
La crítica como principio del accionar político
Hay grupos de la militancia de izquierda que han adoptado como principio de su accionar político una especie de accionar crítico basado en la mecánica permanente de la comparación de los hechos reales de la política con su modelo platónico. En este sentido cabe diferenciar esta actitud crítica, de una correcta y deseable actitud crítica de pensamiento, en tanto vehículo para replantearse la realidad y los compromisos presentes.
Ese accionar crítico vano al que nos referimos ni siquiera reviste el carácter de confrontación, en tanto una confrontación se da entre oponentes. Es decir fuerzas medianamente calibradas que se oponen.
Esta crítica nefasta que no aporta, parte de asumir que lo que no se hace es una manifestación de cobardía. Que lo que se hace es una demostración de que no les queda otra…y así con todo.
No hay un solo elemento de ese patrón, que se base en hechos objetivos y en elementos razonablemente certeros de análisis.
Hace ya casi setenta y cinco años, el líder de la Revolución Mexicana, Lázaro Cárdenas decidió luego de la nacionalización del petróleo mexicano, pagar una indemnización a los expropiados.
Los obreros mexicanos mantenían una dura disputa con las patronales extranjeras desde hacía casi 3 años.
Su lucha era inflexible e inteligente. Usaban la huelga pero también los planteos legales.
Esto llevo a las patronales extranjeras a tener que sostener una estrategia judicial que al serles adversas optaron por desconocer.
Generaron entonces una situación de rebeldía que termino de convencer al Presidente Cárdenas que solo sacando del medio a estos sátrapas imperialistas, los planes de nacionalismo económico de su gobierno podrían ser llevados a cabo.
Sin embargo- en la negociación – Cárdenas decidió indemnizar o debió ceder a indemnizar a los expropiados, lo que desato la furia de los Altamira y Mario Cafiero mexicanos siempre prestos a gastar su energía contra quienes no deben.
El ataque, sino la ira de grupos de izquierda considerados a sí mismos revolucionarios, no dudaron en atacar y combatir al régimen de Cárdenas por considerarlo un burgués traidor.
De ese modo igual que el imperio yanqui, estos izquierdistas concentraron sus energías de ataque en el régimen de Lázaro Cárdenas que en su programa de nacionalismo económico necesitaba del apoyo de las masas populares y se enfrentaba con los intereses del imperio y las oligarquías mexicanas.
El ejemplo mencionado se encuentra, en nuestra América Latina, en cantidades mayores a las que la inteligencia humana gustaría admitir.
En nuestra América Latina, el capital extranjero juega un rol fundamental aliado con la burguesía local.
Según los grados de industrialización de cada nación, las burguesías podrán tener mayor o menor participación e independencia en la industria, servicios, servicios públicos, asociaciones con el Estado, medios de comunicación, producción agrícola y tenencia de la tierra.
Pero esas burguesías nacionales son débiles para llevar un programa natural de soberanía económica e industrialización, aún como la que propone la cultura e ideología del capitalismo.
Son incapaces de consolidar el Estado Nacional frente a la agresión económica, cultural y -desde ya- bélica de las potencias imperialistas.
Esto significa que la posibilidad de industrialización, educación, accesos a la tecnológica y mejoras en las condiciones de vida de la población solo puedan desarrollarse a través de un fortalecimiento del Estado, naturalmente repudiado u subvaluado por la ideología aceptada y adquirida por las burguesías locales.
Y eso obliga a aquellos gobiernos honestamente nacionalistas a convertirse en representantes de una amplia gama de intereses populares para que ese enorme frente brinde reales posibilidades de combate o al menos sustentación a un gobierno que de otro modo nacería inmensamente débil.
En nuestro país los gobiernos de Yrigoyen y Perón son un ejemplo de la historia que, debería ya entenderse, por parte de amplios sectores de izquierda.
Los gobiernos de Nestor Kirchner y Cristina Fernandez han ido y van en la misma dirección de nacionalismo económico y soberanía política y cultural.
Esto hace de estos gobiernos un sujeto montado en la siguiente contradicción:
Incluir los reclamos de los sectores populares y dar mayor poder y derechos a los trabajadores organizados y por otro mantener un modelo de propiedad y negocios esencialmente capitalista.
La tarea de un revolucionario honesto, de un luchador social o de un militante de la causa nacional no es andar señalando con el dedo como una señorita asustadiza los errores o las falencias reales o supuestas del gobierno kirchnerista.
La tarea es organizar y acompañar la experiencia abierta en 2003 con el grado de independencia que marquen los siguientes factores objetivos:
A) Capacidad de organización y estructura militante
B) Capacidad de movilización
C) Apoyo político de los sectores populares, esencialmente el de los sindicatos industriales y clase media sindicalizada.
Sin una evaluación acertada de los factores mencionados más que independencia del proyecto kirchnerista lo que ese estará promoviendo es un aislamiento de la experiencia del pueblo en su lucha diaria y continua por su bienestar y emancipación.
Existe en los hechos un frente de clases que actuara de manera más o menos organizada según el grado de formación política y de organización de quienes dirigen.
Las discusiones abiertas en la etapa kirchnerista han permitido a amplios sectores de la población volver a discutir política y a contrastar su propia experiencia contra la propaganda diaria que a través de los medios y el sistema colonizado de enseñanza se hace llegar a las capas medias, medio-bajas y obreras.
Sin estas discusiones, así como el grado actual de organización sindical y de ampliación de derechos populares, los sectores y clases que componen el Frente Nacional sólo estarían dispersos o a la defensiva tal como lo estuvieron desde mediados de los ’70 hasta el 2003.
Transformar ese Frente Nacional fáctico en un Frente Nacional Antiimperialista implica toda una etapa que es el camino que va desde la necesidad a la conciencia de la necesidad.
Y asumir que el Frente Nacional Antiimperialista es todavía una construcción débil- en tanto no existe un programa ofensivo contra la burguesía transnacionalizada y agroexportadora- implica trabajar para consolidarla antes qué discutir sobre cómo conducirlo. Una tarea que solo será posible y valida solo si esta imbuida de la voluntad democrática del pueblo.
Querer inventar o proponer fórmulas que no nazcan de la experiencia y de la expresión soberana del pueblo es de un aventurerismo descalificador para quienes lo proponen.
Y la prueba palmaria de esto emana de los programas históricos de clase obrera argentina: Huerta Grande La Falda y CGT de los Argentinos, programas donde clara y palmariamente se acentúa la necesidad de la concreción de las tareas de la Revolución Nacional pendiente.
Como en Venezuela, la izquierda marxista tiene un papel importante a desempeñar en la liberación nacional y social, para lo que debe emprender el camino correcto y grande para este propósito.
Que desde luego no es el camino del purismo platónico, del cual no emana ni una gota de materialismo dialectico.
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El gobierno kirchnerista con su proyecto desarrollista para industrializar el país debe enfrentar los intereses del bloque dominante: La burguesía transnacionalizada y el bloque agroexportador.
Para eso debe llevar adelante tareas que implican:
1) Avances democráticos laborales, sociales, de derechos de género y de familia.
2) Avances nacionales en la recuperación de activos estratégicos del Estado Argentino.
3) Asociación con los gobiernos populares de Latino América para desarrollar políticas de integración y soberanía
En su tarea de llevar adelante el programa mencionado, se ha apoyado en la enorme mayoría de los sectores que componen el Frente Nacional quienes sin dudarlo han acompañado y acompañan al gobierno kirchnerista. En tanto éste gobierno presenta para estos sectores sociales la esperanza de atención a varios de sus necesidades y reclamos.
Desde la visión de la militancia nacional, popular y revolucionaria no es justo que el kirchnerismo, además de tener que defenderse constantemente de los embates de la burguesía transnacionalizada y el bloque agroexportador, tenga que hacerlo también de aquellos que naturalmente son parte de esta pelea.
La consigna es marchar separados si es preciso, pero golpear juntos y lavar la ropa sucia en la discusión política constructiva y esclarecedora
El seguidismo como principio
Existe una discusión sin fin sobre cuáles son los tiempos para tomar determinadas medidas políticas.
El ex presidente Kirchner contño públicamente que su elección de Redrado al frente del Banco Central fue un balance entre las tareas que llevaba adelante (renegociación con quita de la deuda externa) y la necesidad de mantener cierto balance con el establishment.
Y es enfrentarse y negociar con el poder no es un tema de bravatas. Es una cuestión de convicción y relaciones de fuerza.
Si asumimos que la convicción es un valor de la conducción kirchnerista, esencialmente de la Presidenta Cristina, entonces el punto son las relaciones de fuerza.
Y es allí donde se debe entender que los cambios en las relaciones de fuerza requieren de determinadas estrategias de acumulación.
Se debe partir de la base que las relaciones de producción, sociales y de poder en la sociedad argentina deben ser cambiadas. Y este cambio implica modificar la relación de fuerzas con quienes tienen el poder.
Tener la mirada en la relación de fuerzas existente (es decir la actual) y relación de fuerzas a producir, indica el camino de la acumulación política.
La acumulación es un trabajo de ahorro de energías, de modo potencial, para ser impulsadas en el momento que la dirección política lo decide. Y dicho potencial es para cambiar las relaciones de poder.
Esta acumulación, es un trabajo de militancia, propaganda, discusión y esfuerzo e inversión en la formación de camadas de cuadros que puedan reproducir la política.
Es decir no se puede acumular de cualquier forma ni con voluntarismo, sino con la solidez y la presencia política que da un programa que es la base de la acumulación.
Y es la base de la acumulación porque dicho programa engloba los intereses de los sectores sociales que componen el Frente Nacional y los proyecta para una sociedad justa e igualitaria en una Nación libre y soberana.
Por ello, la militancia en el campo nacional y popular, la militancia de izquierda y los que creen firmemente en la necesidad de un Frente Nacional Antiimperialista no pueden basar su apoyo en el aplauso o la aceptación de todo lo que decida una conducción, sin discusión política basada en el mencionado programa.
Si la discusión política se da como fundante, es decir sólo para justificar o fundamentar las decisiones tomadas por la dirección, entonces cualquier estrategia de acumulación será débil.
Y esto es así, ya que las acciones que se tomen en torno a esa política no serán discutidas y analizadas conforme al programa y sus ideas conductoras sino por circunstanciales necesidades y sus técnicas ad hoc: el «tiempismo» y el «posibilismo».
La endeblez de los sicarios del imperio
Mao Tse Tung utilizo alguna vez una imagen: El imperialismo norteamericano es un tigre de papel.
Digamos que puede sonar demasiado osada a la luz de las relaciones de fuerza existentes a más de cincuenta años de dicha la frase.
Pero es siempre necesario valuar correctamente la fortaleza del adversario y en nuestro caso pensar que los poderosos tigres, a veces se comportan como una fachada.
Aparecen ya desde el campo nacional, ciertos temores fundados en el pánico que buscara propagar la derecha económica y la derecha política sobre castigos, juicios y otras linduras.
Frente a eso hay que rescatar críticamente la experiencia reciente.
Existe la experiencia de la negociación con quita de la deuda, los litigios en el CIADI y la estatización de los fondos de los trabajadores (AFJP) como ejemplos de todos los males que la ideología dominante neoliberal y sus acompañantes demócratas e izquierdistas a la violeta, nos presagiaban.
Y aqui estamos. Ninguna tarea es sencilla, pero el temple y la voluntad son el paso necesario imprescindible para llevar a cabo las tareas más arriesgadas y necesarias.
Al ver las bravatas de los nuevos ricos españoles, uno se da cuenta que son apenas unos gatitos, no ya tigres.
Y el principal error en este caso ha sido de ellos. Nunca evaluaron fríamente la verdadera relación de fuerzas, al punto que el CEO de Repsolm Antoni Bruffau, en su propuesta de cómo lograr el crecimiento de la producción, indicaba que…Repsol-YPF no disponía de los fondos para llevarlas adelante. Y con el desparpajo del que se considera intocable proponía que el Estado argentino y las provincias «colaborasen» o bien otros inversores – que la compañía ya había contactado- operasen las áreas que le habían sido concedidas a Repsol precisamente para eso: invertir y operar.
Ofrecía a cambio algo que ni siquiera le pertenecía ni sobre lo que tenía un control efectivo.
Sin embargo todo eso no fue evaluado por los «sabios» del mercado y la geopolítica europea, sino claramente ignorado creyendo estar en una situación de fuerzas muy superior a la que realmente contaban.
Y ahora hacen ruidos, queriendo emitir rugidos, pero como son gatitos apenas maúllan.
Sin soberbia ni ceguera, pero no debemos temerles.
Las tareas por delante son muchas y habrá que encararlas con entusiasmo.
La nacionalización de YPF es un gran paso adelante…Ni un sólo paso atrás.