UN GENOCIDIO SILENCIOSO. El Gobierno de EE.UU. trata a sus ciudadanos como ratas de laboratorio (y a los extranjeros como cucarachas)

Los peores experimentos con humanos realizados por EE.UU.


Son informaciones tan duras y contundentes… que son difíciles de asimilar. Se diría que el lector tiende a olvidarlas porque no quiere tener que pensar y extraer conclusiones obvias, pues de hacerlo, ya no podría vivir en paz. Leyendo las atrocidades que las Fuerzas Armadas yanquis perpetraron sobre su población me pregunto cómo es que a Hernán Brienza se le ocurrió escribir que nosotros, los argentinos, necesitamos unas FF.AA. como las suyas. ¡Ni ahí!

POR MONTSERRAT MESTRE
El Russia Today continúa difundiendo información sobre los experimentos realizados por los EEUU sobre población civil tanto propia como extranjera. Muchos de estos experimentos los realizaron sobre ciudadanos canadienses en su propio país,  como la pulverización del aire con agentes químicos y  la liberación de millones de mosquitos contaminados con una forma liquida de la Brucella creada especialmente para rociar poblaciones de potenciales enemigos.
La investigación del profesor canadiense Donald Scott ha probado que el gobierno de Canadá no era ajeno y dió su consentimiento para que sus ciudadanos fueran fumigados con productos que incluso actualmente siguen siendo causa de enfermedades incapacitantes de origen desconocido. Desde 1999, el profesor Scott- veterano de la segunda guerra mundial-  lucha por el derecho al reconocimiento de las enfermedades crónicas e invalidantes que contrajeron muchos canadienses a raíz de estos criminales experimentos. Algunos nunca pudieron trabajar y el estado les denegaba una pensión.  Las pruebas y los documentos presentados por Scott han permitido que se les concediera una pensión. Actualmente colabora con el Dr. Gath Nicolson. 
Escribe Scott:
«En ese momento, el Gobierno de los EE.UU. le pidió al de Canadá que cooperara en la prueba del arma de guerra Brucella, y Canadá cooperó plenamente con los Estados Unidos. El Gobierno de los EE.UU. quería determinar si los mosquitos transmitirían la enfermedad y también si al aire libre se dispersaría. Un informe del gobierno indicó que «las pruebas al aire libre de agentes biológicos infecciosos son consideradas esenciales para la comprensión definitiva de las potencialidades de la guerra biológica, porque hay muchos factores desconocidos que afectan a la degradación de los microorganismos en la atmósfera».
«El Gobierno de Canadá había establecido el Dominion Parasite Laboratory, en Belleville, Ontario, donde se cultivaron 100 millones de mosquitos al mes.  Estos fueron enviados a la Universidad de Queen’s y algunas otras instalaciones para ser infectados con el agente patógeno brucella cristalina. Los mosquitos eran entonces soltados en algunas comunidades en medio de la noche, de modo que los investigadores pudieron determinar cuánta gente se enfermaría…»
«Una de las comunidades en las que fue probado, fue en el valle de San Lorenzo, vía marítima, todo el camino desde Kingston a Cornwall, en 1984. 
Sobre la pulverización de agentes tóxicos cancerígenos sobre cuidades, el profesor Scott, dice:
«Nosotros localizamos pruebas de que los norteamericanos habían probado este carcinógeno químico -cadmio y sulfuro de zinc- en Winnipeg en 1953. Hemos escrito al Gobierno de Canadá, explicando que teníamos pruebas sólidas de la fumigación y pidiendo que se informe a qué tan alto nivel del gobierno, se había solicitado permiso para fumigar. No hemos recibido una respuesta.

«Poco después, el 14 de mayo de 1997, el Pentágono organizó una conferencia de prensa en la que admitió lo que había hecho. Robert Russo, admitió que el Pentágono en 1953 había obtenido el permiso del Gobierno canadiense para volar sobre la ciudad de Winnipeg y rociar con esta sustancia química a los niños que iban a la escuela, a amas de casa tendiendo la ropa en sus patios y a la gente que iba a trabajar. El Ejército de EEUU con aviones y camiones lanzó el producto químico 36 veces entre julio y agosto de 1953».
Información traducida de las publicaciones del profesor Donald Scott:
Scott, Donald W. and William LC Scott, The Brucellosis Triangle, The Chelmsford Publishers (Box 133, Stat. B., Sudbury, Ontario P3E 4N5), Canada, 1998
Scott, Donald W. and William LC Scott, The Extremely Unfortunate Skull Valley Incident, The Chelmsford Publishers, Canada, 1996

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RUSSIA TODAY

Los peores experimentos con humanos realizados por EE.UU.

Publicado: 27 jul 2013 | 19:19 GMT Última actualización: 27 jul 2013 | 19:19 GMT

Los peores experimentos con humanos realizados por EE.UU.

En el pasado de Estados Unidos abundan los experimentos inhumanos que afectaban tanto a otros países como a sus propios ciudadanos.

A continuación le ofrecemos algunos de los más crueles.
  

MKULTRA, Subproyecto 68 

El proyecto de la CIA MKULTRA, que pretendía encontrar métodos para controlar la mente, pagó al doctor Donald Ewen Cameron, quien encabezó experimentos en el marco del Subproyecto 68.

En su Instituto Memorial Allen en Montreal el doctor sometía a los pacientes ingresados con depresión bipolar o trastornos de ansiedad a una ‘terapia’ que les dejó serios daños y alteró sus vidas de manera irreparable.

Entre 1957 y 1964 Cameron sometió a sus pacientes a una terapia electroconvulsiva, que sobrepasaba en 30-40 veces las normas. 

Ponía a los pacientes en estado de coma inducido por drogas durante meses y reproducía cintas con declaraciones simples o ruidos repetitivos una y otra vez. Las víctimas olvidaron cómo hablar y sufrieron amnesias graves. 

Todo esto ello se perpetró contra ciudadanos canadienses porque la CIA probablemente consideraba demasiado arriesgado realizar estas prácticas en estadounidenses. 

Para lograr de que el proyecto siguiera financiándole, Cameron involucró a niños en los experimentos y en una ocasión indujo a un niño a tener sexo con un alto funcionario gubernamental. La grabación de esta escena la utilizó para realizar chantajes.

Soldados en cámaras de gas mostaza 

A medida que se intensificaba la investigación de las armas químicas en los años 40, el Gobierno de EE.UU. no vaciló a la hora de involucrar al personal militar en sus experimentos.

Para probar la eficacia de las armas y métodos de defensa, se utilizaba gas mostaza y otros productos químicos que dejaban quemaduras en la piel y arruinaban los pulmones sin que los soldados lo consintieran o conocieran el experimento.

Probaban máscaras antigás y  ropas de protección encerrando a los soldados en cámaras de gas, una práctica que evoca las imágenes de la Alemania nazi.

Entre los agentes utilizados se encontraba la lewisita, compuesto que fácilmente penetra la ropa e incluso la goma.

Al contactar con la piel, el gas inmediatamente provoca un dolor extremo, picor, hinchazón y erupción. Grandes ampollas llenas de líquido se desarrollan 12 horas después de la exposición en forma de quemaduras químicas sumamente graves. Y eso solo en el contacto de la piel con el agente.

La inhalación del gas provoca un ardor en los pulmones, estornudos, vómitos y edema pulmonar.

Lo que se refiere al gas mostaza, sus efectos son asintomáticos hasta aproximadamente 24 horas después de la exposición. Sus efectos primarios incluyen quemaduras graves que se convierten con el tiempo en ampollas llenas de fluido amarillo.

El gas mostaza tiene propiedades mutágenas y cancerígenas que han matado a muchas personas expuestas. Aunque hay un tratamiento disponible, las quemaduras del gas mostaza se curan muy lentamente y son extremadamente dolorosas. Las quemaduras que el gas deja sobre la piel son a veces irreparables.


Pulverización de ciudades con agentes químicos

Las Fuerzas Armadas de EE.UU. y la CIA realizaron una serie de simulaciones de ataques químicos y biológicos contra varias ciudades estadounidenses a mediados del siglo pasado para entender los efectos qué se deben esperar en caso de un ataque real.  

Se llevaron a cabo los siguientes ataques aéreos/navales:

– La CIA dispersó el virus de tos ferina en la bahía de Tampa, usando barcos. Como consecuencia estalló una epidemia de tos ferina, que dejó 12 personas muertas.

– La Marina de guerra roció San Francisco con bacterias patógenas y por ello muchos ciudadanos padecieron neumonía.

– El Ejército soltó millones de mosquitos portadores de la fiebre amarilla y el dengue sobre Savannah, estado de Georgia, y Avon Park, Florida. El enjambre produjo a sus ciudadanos muchos problemas respiratorios, fiebre tifoidea, y niños nacidos muertos.

Después de estos ataques, llegaban militares disfrazados de trabajadores sanitarios a las zonas afectadas. Mientras estaban ayudando a las víctimas, su intención secreta era estudiar y registrar los efectos a largo plazo de todas las enfermedades que padecían.

 

Infección de guatemaltecos con enfermedades venéreas  

El Gobierno de Guatemala ha determinado que más de 2.000 personas fueron infectadas con sífilis, gonorrea o cancroide sin su conocimiento (según otros datos, más de 5.000 guatemaltecos) en los años 40, mientras que EE.UU. sitúa la estimación en algo más de 1.300 personas.

El objetivo de estos experimentos, dirigidos por el médico estadounidense John Cutler, era averiguar si la penicilina podía ser usada «para prevenir enfermedades de transmisión sexual» y para ello emplearon a prostitutas, ex militares, enfermos mentales, huérfanos y presidiarios.

Los experimentos, que nunca fueron publicados, se conocieron en 2010 después de que la profesora de la Universidad de Wellesley, Susan Reverby, se topara con ellos por casualidad.

No se ha encontrado ningún informe sobre las conclusiones del experimento, pero sí hay datos personales de los pacientes y cuadros médicos según los cuales hubo al menos 83 víctimas mortales.

LSD

La CIA realizó entre los años 1953 y 1964 experimentos con miles de civiles y militares estadounidenses con la droga alucinógena LSD y otras sustancias sin que supieran lo que les estaban haciendo. 

Según una reciente filtración de documentos confidenciales de la agencia, además del Ejército, algunos experimentos se llevaron a cabo en playas, bares y restaurantes donde los agentes supuestamente colocaron el narcótico en las bebidas de los clientes. 

Durante una década, la CIA llevó a cabo sus experimentos clandestinos, persiguiendo a sus ‘blancos’ y observando su conducta. Algunas de las víctimas que participaron en las pruebas sufrieron convulsiones y paranoia, mientras que otros murieron. 

«Agente naranja» contra presos

Además de usar ampliamente como defoliante el producto tóxico durante la Guerra de Vietnam, que produjo varias enfermedades y mutaciones genéticas en generaciones subsecuentes, el Gobierno estadounidense probó el ‘agente naranja’ en presos voluntarios de una cárcel de Filadelfia, haciéndolo pasar por una «investigación dermatológica».

Los experimentos, que se realizaron entre 1951 y 1974, fueron encabezados por el doctor Albert Kligman. Los presos recibían pagos por permitir la aplicación de inyecciones de dioxina, uno de los componentes del ‘agente naranja’. Entre los efectos que sufrieron los presos estaban las erupciones (cloracné) en las mejillas, detrás de las orejas, axilas e ingle.  

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