Un mural en la U-9, la Cárcel Modelo de La Plata

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Mi hermano Luis pasó muchos años en la U-9 de La Plata, y gran parte de ese tiempo en los calabozos de castigo o «chanchos». Supongo que muchas veces al pedo, o al divino botón. Sucede que habíamos visto juntos, no recuerdo si en el cine Lima o en el Atlantic de la avenida Belgrano, «La leyenda del indomable», con Paul Newman, y Luis había decidido, con esa firmeza propia de los grandes lectores de historietas, no ser menos que él, que Sandokán, Tremal Naik y Nippur de Lagash.

Estuve ahi visitando a mi hermano y con Dardo Cabo unos meses antes de que lo mataran en el 76, y adentro de una de las celdas (hoy ampliadas al doble, dos en una, para las «visitas higiénicas» de los internos, junto con el entonces canciller Jorge Taiana una vez que Néstor Kirchner fue presidente y se hizo un acto bajo un sol de justicia en el que hablo Alberto «Manzanita» Elizalde Leal, a quien los horribles mataron a su madre una vez que lo fue a visitar.

Quiero decir: todo lo que tiene que ver con la U-9, La Cárcel «Modelo» de La Plata, me conmueve.

Tal cual lo recibí. El autore del texto es Juan Miguel Scatolini. Si saben quien es la Ana a la que le escribe, me lo dicen ¿sí?

El mural que les muestro tiene una historia sencilla. Poco después de aquella visita y aquél acto, Manuel Gonzalez Barraza, militante de la causa nacional y popular, estaba en el centro de estudiantes de la U-9a donde habíamos estado detenidos muchos de los ex presos políticos. Yo ejercía la función de  Director de población Carcelaria de la Provincia y uno de los internos (Manuel Gonzalez Barraza ) planteó: «Nosotros, ladrones de gallinas, llevamos muchos años presos y estos asesinos están en libertad; dibujemos sus rostros contra una pared y estampemos una rejas que están tiradas en el fondo».

Se lo conté a Cristina Terzagui, profesora en Bellas Artes y destacada muralista, alumna de Ariosto y de Siqueiros (muralistas mexicanos) y se mostró vivamente interesada. Nos reunimos con los presos y allí surgió un primer problema: «rejas no», dijo uno de ellos y agregó : «Acá hay rejas de sobra».

Se decidió confeccionar un boceto que mostraba a los personajes en forma de caricatura  dentro de una especie de jaulón y sobre el se construyó el mural con la técnica de capas superpuestas, con una dimensión de 6 metros por 8, ubicado emblemáticamente en la pared del ex patio de unos de los «pabellones de la muerte».

Trabajaron alumnos de Bellas Artes y los presos junto a algunos ex presos políticos que habíamos estado en esa unidad. En tres días se terminó y lo inauguramos con la presencia de ex presos políticos, presos de otra unidades y organismos de D.D.H.H (Estela de Carlotto, entre otros) y recuerdo que expresé entre otros conceptos: «El día que reine la justicia social ésta cárcel debe ser dinamitada, quedará solo este mural en un páramo verde donde crecerá la esperanza  o será destinada sólo para asesinos y violadores como son estos responsables de crímenes de lesa humanidad».

Hubo comentarios inquietantes sobre el destino del mural: «El día que se vaya Scatolini, lo bajaremos a martillazos», nos juraron. Por iniciativa del fallecido diputado Juanjo Cantiello el mural se declaró de interés provincial y desde entonces sobrevive, «apresado con los presos».

Querida Ana: felizmente el segundo aspecto se esta cumpliendo y para lo otro necesitaríamos más altas dosis de justicia social. Trabajamos en eso.

Abrazo fraterno (y peronista, que es lo mismo).


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