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URGENTE. Cayó preso «El Indio» Castillo, un asesino serial de la CNU, la Triple A y la dictadura

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CAYO PRESO «EL INDIO» CASTILLO, EX PARAMILITAR DE LA DERECHA PERONISTA Y ADHERENTE A LOS ‘CARAPINTADAS’

CORDOBA, may 17 (DyN) – Carlos Ernesto «El Indio» Castillo, ex paramilitar y ex colaborador del candidato a intendente de San Miguel y ex líder ‘carapintada’ Aldo Rico, fue detenido en la Villa General Belgrano acusado de delitos de lesa humanidad por un juzgado federal de La Plata, informaron hoy fuentes judiciales.

   El exhorto de la Justicia platense fue tramitado por el juez federal de Córdoba Ricardo Bustos Fierro, que mandó a Castillo a la prisión cordobesa de Bouwer y también dejó detenida a la mujer que le acompañaba, de nacionalidad paraguaya y con un pedido de detención por supuesto tráfico de drogas.
   Nieto e hijo de policías bonaerenses, Castillo, de 58 años, fue dirigente en los años ’70 de la agrupación neonazi Concentración Nacionalista Universitaria (CNU) -embrión de la banda terrorista estatal peronista Alianza Anticomunista Argentina (AAA o Triple A)-, luego participó en la represión ilegal de la dictadura, y en los años ’80 actuó junto a los militares ‘carapintadas’.
   En los años ’90 trabajó para Rico en el partido político Movimiento por la Dignidad y la Independencia (MODIN) e incluso estuvo contratado en el Congreso de la Nación como asesor del entonces diputado Emilio Morello, ex oficial ‘carapintada’ que estuvo mencionado en la causa judicial sobre el atentado terrorista a la AMIA.

   La detención fue solicitada por la Unidad Fiscal Federal de La Plata, que componen los fiscales Rodolfo Marcelo Molina y Hernán Schapiro, quienes acusaron a Castillo del secuestro y homicidio del estudiante universitario y militante de la Juventud Peronista Leonardo Guillermo Miceli.
   Según su viuda, Ana María Bossio, fue secuestrado el 19 de abril de 1976, poco después del golpe de Estado, por un grupo de tareas que irrumpió en la casa que ocupaban en la calle 120 entre 70 y 71, y entre cuyos integrantes estaba «El Indio».
   Recién varios años después, el cadáver de Miceli fue identificado en el cementerio del partido bonaerense de Avellaneda.
   Ese crimen consta en la causa caratulada «Domínguez Silvia Ester S/ denuncia», en la que se investiga, además, el secuestro y homicidio del secretario general del gremio de trabajadores del Hipódromo de La Plata, Carlos Antonio Domínguez, el 12 de febrero de 1976, a menos de un mes del inicio de la dictadura.
   Por aquellos días, el gremialista Domínguez encabezaba un conflicto laboral por el que poco antes el gobernador peronista Carlos Calabró lo había amenazado de muerte y una patota de la CNU lo secuestró de su casa y su cadáver apareció en el Camino Negro que lleva a Punta Lara con unos cuarenta balazos. 
   La banda de Castillo parecía demasiado autónoma para las rígidas estructuras de la represión ilegal de la dictadura -dividida en zonas y subzonas dependientes de los distintos cuerpos del Ejército- y por ello allanaron su casa en La Plata el 30 de abril de 1976, donde también vivía su madre Nelly.

   El oficial principal del comando radioeléctrico de La Plata Julio César Garachico -luego mencionado en el secuestro de la beba Anahí Mariani, fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo- encabeza el procedimiento y dentro de la casa encontró un arsenal y la máquina de escribir de Domínguez, cuya esposa reconoció.
   Tras unas semanas en prisión, luego Castillo recuperó la libertad y se integró a grupos de tareas formados por miembros de la Policía Bonaerense, hasta que en 1982 cayó detenido nuevamente acusado de robo.
   Con la refundación de la democracia en 1983, «El Indio» se acercó a los ‘carapintadas’, que se sublevaron contra los juicios a los represores de la dictadura y arrancaron la ley de impunidad de Punto Final y Obediencia Debida al gobierno del radical Raúl Alfonsín.
   En 1991 Castillo fue detenido en un departamento ubicado a pocas cuadras de la residencia presidencial de Olivos, donde había un arsenal, en aquel momento atribuido a los ‘carapintadas’, y él asumió la responsabilidad por la tenencia de esas armas.


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