ADEPA. Clarín asumió formalmente la manija

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Interesante nota editorial de Emilio Marín en La Arena. No recordaba que Página 12 y los medios de Sergio Szpolsky permanecieran en Adepa. ¿Por que siguen ahí? Misterio. Veo que Marín cincha por la pronta transformación en ley del proyecto redactado por Cecilia Merchán e impulsado por Binner y compañia para declarar como servicio público la fabricación de papel para diarios. Me parece bien con la objección ya hecha que un plazo de desinversión de tres años es una eternidad, y en mantenerlo a capa y espada están de acuerdo Binner y Magnetto. En cualquier caso, todo el mundo debería poder acceder al papel fabricado por Papel Prensa al mismo precio en un plazo sustancialmente menor. Y, por cierto, también debería ser declarado servicio público el acceso a internet. En este sentido, Rodríguez Saá la repegó con su campaña…

La Voz del Interior, léase Clarín, ahora al tope de Adepa

Adepa acaba de concluir su 49º asamblea anual. Estos cónclaves son repetitivos y aburridos: se despotrica contra el gobierno y se reparten los cargos de la entidad entre Clarín y La Nación.

EMILIO MARÍN

¿Qué cambió entre la Asamblea número 48, realizada en setiembre del año pasado, y la número 49, concluida anteayer jueves? Muy poco, casi nada. En lo político se parecieron como dos gemelos, pues los documentos del Comité de Libertad de Prensa y la Asamblea repitieron las mismas letanías opositoras.

Que la libertad de prensa está seriamente afectada. Que el gobierno persigue a periodistas y medios de prensa, haciendo nombres propios en Clarín y La Nación. Que el Estado quiere sacarles a éstos Papel Prensa con falsos argumentos y un uso indebido de los derechos humanos. Que sería gravísimo que el Estado tenga el monopolio de aquel insumo básico (que lo maneje Héctor Magnetto no es problema).Que el kirchnerismo usa la pauta oficial de publicidad para castigar a los medios “independientes”.
 

La novedad de 2011 fue la campaña de desprestigio contra Florencio Randazzo. Los comunicados de Adepa lo acusaban de responsable de “una injuria que desconoce el rol de la prensa”. El ministro había defendido las cifras proporcionadas por su cartera el 14 de agosto a la noche, que daban una amplia ventaja a Cristina Fernández en las primarias, y acusado a la dupla monopólica de amplificar denuncias falsas sobre irregularidades en esas elecciones.
 

Por haber dicho esas verdades y haber puesto en su lugar a uno de los belicosos cronistas de La Nación, Mariano Obarrio, Randazzo fue presentado casi como un Goebbels contemporáneo. Lo acusaban aquellas vestales de la libertad de prensa que perdieron algo de su virginidad con Videla y Cía.
 

La otra novedad fue que Adepa hizo suya la denuncia contra el ecuatoriano Rafael Correa, que le ganó un pleito millonario a tres dueños y un ex columnista del diario Universal, de Guayaquil.

Estos lo habían calumniado y llamado dictador, atizando las llamas de la rebelión policial de setiembre del año pasado que tomó la forma de un golpe de Estado. Y el presidente los demandó, logrando un fallo favorable que implica cárcel a los cuatro hombres de empresa y un resarcimiento de 40 millones de dólares.
 

La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) puso el grito en el cielo a favor del medio golpista. 

Dentro de ese coro mezcló sus voces Adepa, cuyo comunicado puntualizaba: “las organizaciones que suscribimos este comunicado, expresamos nuestra solidaridad y apoyo al periódico, a sus directivos, a cada uno de sus periodistas y empleados y hacemos votos para que la justicia ecuatoriana revise su decisión, que constituye un ataque directo a las libertades de expresión y crean un precedente de responsabilidades cuyas consecuencias pueden ser nefastas para el ejercicio libre e independiente del periodismo”.
 

En las otras asambleas el supuesto dictador de turno era Hugo Chávez; ahora ese banquillo fue reservado para Correa. Todo muy previsible y reaccionario. Es que el Edificio de la Prensa Argentina parece quedar en Miami, como la sede de la SIP.
 

Defensa del monopolio
 

Chávez no salió indemne de Adepa en 2011, pues en agosto hubo un comunicado condenando enérgicamente “la prohibición de publicar y distribuir el semanario Sexto Poder, de Venezuela, y el arresto de su directora Dinorah Girón bajo los cargos de ‘ofensa e instigación al odio'”.
 

El semanario había puesto en su tapa un fotomontaje con el título “Las poderosas de la revolución”, donde aparecían seis funcionarias como bailarinas de cabaret. Harto de estos ataques que en ocasiones han incurrido incluso en apología del magnicidio, Chávez prohibió la distribución del periódico y detuvo durante un día y medio a Girón. Esto motivó la “enérgica condena a ese nuevo atropello a la libertad de prensa” de Adepa, que estuvo un poco desatenta a los asesinatos de periodistas en Honduras, que sí constituían un atentado a la prensa, la democracia y la vida misma.
 

El comunicado de la Asamblea del 5 y 6 de octubre pintó una situación de la prensa argentina como si sufriera los atentados de una dictadura. “Durante el último año ha seguido creciendo sobre el conjunto de la sociedad argentina una concepción totalizadora del poder. Esta no admite opiniones críticas y se propone instalar en la conciencia colectiva el discurso de quienes gobiernan”, dramatizó.
 

La cosa iría de mal en peor: “lejos de disiparse, las sombras que en los últimos años se proyectan sobre la libertad de prensa han adquirido nuevas y peligrosas formas, que apuntan a la consagración de un discurso único y al sistemático debilitamiento de la crítica y el disenso”.
 

Ese “discurso único” habría puesto a Télam como nave insignia de una maquinaria que “apunta a “deslegitimar a periodistas y medios independientes, y a fortalecer un sistema comunicacional al servicio del Gobierno”.
 

Un punto saliente del documento es la defensa corporativa y política de Clarín y La Nación con relación a Papel Prensa. Es que denuncia “el propósito (estatal) de controlar la producción y distribución del papel para la prensa gráfica, y la ausencia de soluciones concretas para facilitar el acceso a este insumo de las publicaciones de menor dimensión económica”. Si no fuera trágico sería cómico. Las publicaciones “de menor dimensión” son las perjudicadas por aquel monopolio. 


Este fija precios subsidiados para sí mismo y otros superiores en un 50 por ciento para los demás.
Papel Prensa está quemando sus cartuchos para frenar una ley que declarare de interés público la producción, distribución y comercialización del papel de diario. El proyecto de Cecilia Merchán tiene dictamen de comisión en Diputados desde octubre de 2010. En esa campaña monopólica, los dos diarios cuentan con Adepa para travestirse como defensores de la libertad violentados por un gobierno autoritario.
 

“Uno para vos y uno para mí”
 

En el último día de la Asamblea de Adepa se eligieron sus autoridades. La información no precisa cuántos votantes ejercieron su derecho, sobre los 180 diarios afiliados. LA ARENA, como se sabe, se retiró con mucha dignidad de ese corralito, algo que lamentablemente no han hecho Página/12 ni Sergio Szpolski (Revista 23, El Argentino, Tiempo Argentino y Miradas al Sur).
 

Las “novedades” de la Asamblea se limitan a algunos nombres porque el presidente anterior, Daniel Dessein, de La Gaceta de Tucumán, órgano que tan bien se llevó con el general Domingo Bussi, fue reemplazado por Carlos Jornet, de La Voz del Interior. El matutino cordobés pasó bajo el control de Clarín hace varios años, al igual que Los Andes de Mendoza. La presidencia de Jornet significa lisa y llanamente que Clarin tiene la manija de Adepa. Esto se refuerza pues el vicepresidente primero será Martín Etchevers, también de la escudería de Magnetto.
 

El tucumano Dessein no vuelve al llano porque es un valor entendido que quien deja la presidencia pasa a ser el titular de la Comisión de Libertad de Prensa, con la misma línea editorial que viene del árbol genealógico de la SIP.
 

El reparto tradicional de cargos en la central empresaria periodística entre Clarín y La Nación se mantiene tal cual. El Comité Estratégico será presidido por José Claudio Escribano, de la “tribuna de doctrina” proestadounidense. Así se premia al autor del intento de extorsión sobre Néstor Kirchner, en mayo de 2003, cuando lo apremió para que cumpliera con las condiciones de Estados Unidos, si quería gobernar cuatro años. De lo contrario Argentina habría elegido gobierno por un solo año…
 

¿Acaso no hay demasiado peso de Clarín en Adepa, respecto a su socio? Sí, como lo hay a la inversa en la SIP, donde Bartolomé Mitre es secretario del Comité Ejecutivo y Fernán Saguier es el vice de la Comisión de Chapultepec. Clarín tiene allí cargos inferiores, con Etchevers en Libertad de Prensa.

Las libertades de expresión, a despecho de lo que opinan estas empresas afines al neoliberalismo y las dictaduras, atraviesa un buen momento en Argentina. Y no es fruto del esfuerzo de Adepa sino de las luchas de la población, de los periodistas, intelectuales y artistas comprometidos, y algunos diarios democráticos, desde el crimen de José Luis Cabezas en adelante. Falta que se aplique, en toda su extensión, la ley de medios, trabada por Clarín.
 

En Adepa, en cambio, sólo se ocupan de preservar los negocios de Clarin y La Nación. Como en Papel Prensa y la SIP, la repartija es uno y uno. Insaciables, un cargo directivo es para un socio y uno para el otro socio. Quizás ese criterio de distribución lo copiaron de sus amigos Videla y Massera.


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