ARA SAN JUAN – UNA TRAGEDIA ARGENTINA. Revelan un lento hundimiento a la espera de instrucciones que nunca llegaron

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La tragedia del ARA San Juan, la constatación de la calidad de trabajadores de sus tripulantes, de que aun sus oficiales distaban años luz de aquellos marinos oligarcas responsables de la tragedia de La Rosales y, también, de quienes ordenaron bombardear la Casa Rosada, la Plaza de Mayo, el Departamento de Policía y la residencia presidencial a mediados de 1955, y quienes protagonizaron un capítulo esencial del exterminio iniciado en 1976, dio paso a la compasión, la capacidad de ponernos en el lugar de otros, y de iniciar un camino de reconciliación con la nueva Armada Nacional, camino nada fácil a la sombra de lo que fue el centro clandestino de detención y exterminio montado en el Casino de Oficiales de la Escuela de Mecánica de la Armada donde se perdió el rastro de tantos compañeros. Pero pronto resulto evidente que poco y nada tenían que ver esos muchachos con aquel horror, y lo cierto es que contar con una Marina nacional es una necesidad impostergable en un país cuya riqueza ictícola supera a la tradicional, ganadera, riqueza que es sistemáticamente saqueada por la imposibilidad de patrullar y hacer respetar nuestra soberanía sobre el mar argentino. Asistí a las sesiones celebradas en la Cámara de Diputados con las familias de las víctimas y recuerdo vívídamente como en un momento, la madre de un marinero nacido en Orán, Salta, se puso a hablar en un idioma aborígen (¿una variante del guaraní?) y a recordar cuan humilde era la extracción de su hijo, y con cuanto orgullo y respaldo familiar había llegado a dónde llegó porque, queridos lectores, nadie que no tenga una especialidad clara es admitido como tripulante en un submarino.

¿Cómo fueron las últimas horas de las víctimas de la peor tragedia naval argentina en tiempos de paz?

 

En el día del submarinista, y a casi tres años de la tragedia, Data Clave accedió a detalles exclusivos del colapso del buque. Las condiciones en las que estaba y a lo que se enfrentaron los marinos desde que se detectó el cortocircuito: diez horas a la deriva, en medio de un gas tóxico y sin luz. Postales dramáticas de una tragedia evitable.

Este jueves 3 de septiembre es el día del submarinista. En homenaje a las 44 víctimas del submarino ARA San Juan, que colapsó en noviembre de 2017, el Ministerio de Defensa lanzó la página web “44 presentes”, en honor a los tripulantes. La jueza Marta Yánez, de Caleta Olivia, ya procesó a seis marinos como “penalmente responsables” de la tragedia. Actualmente la causa está en la instancia de apelaciones, en Comodoro Rivadavia. Mientras, la querella de los tripulantes exige penas más duras, desde los procesados piden el sobreseimiento.

De las pruebas del expediente, se revelan las posibles causas de la muerte de los 44 tripulantes, y probado el estado del submarino. Data Clave tuvo acceso al documento que expone testimonios dramáticos respecto a los últimos minutos del buque, al estado y sus condiciones. Fue revelado por la abogada Valeria Carreras, que representa a la querella de los familiares de las víctimas, como “un homenaje a los héroes del Ara San Juan”.

El 8 de octubre de 2019 se presentó en juzgado federal de Caleta Olivia y en carácter de “declaración testimonial” Guillermo Jorge Barrionuevo, Oficial de Marina retirado, que alcanzó a Comodoro de Marina, con antigüedad de 39 años. Consta en su experiencia haber sido tripulante de los últimos cuatro submarinos de la ARA.

El testimonio da detalles de los periplos a los cuales se enfrentaron los marinos desde que notificaron “el cortocircuito eléctrico en el balcón de la barra de baterías por el ingreso de agua de mar”, y las próximas diez horas, mientras esperaban órdenes y auxilio respecto de hacia dónde ir, algo que nunca sucedería.

Durante esas diez horas la tripulación trabajó para resolver el problema, mientras el buque descendía en profundidad y las condiciones empeoraban. “A las 10 de la mañana el buque llevaba más de 10 horas descargando sobre una sola batería. En el tanque de baterías estaban los hombres más experimentados, muy probablemente se haya electrocutado alguno de ellos antes de que se corte la energía y a raíz de ello el Comandante seguramente tomó la decisión de salvar a los hombres que tenía dentro del tanque de baterías, sin luz, posiblemente con algún herido”, dice el crudo relato.

Mientras el buque descendía, la querella agrega que los 44 tripulantes sobrevivían “en medio de humo y gas tóxico, posiblemente sin luz, golpeándose con la urgencia y la estrechez del submarino”. El submarino colapsó a 900 metros de profundidad, a esa instancia, el buque “reducido en tamaño a la mitad, atrapó cobijándolos a los tripulantes, miles de toneladas de hierro se convirtieron en una nave de papel, estrujada como una lata de gaseosa. Así sucede cuando se supera la profundidad del fabricante (400 mts)”, agrega la abogada Carreras, sobre el dramático final del Ara San Juan.

Previo a esa instancia, desde el submarino ya habían reiterado la situación a la que se enfrentaban y esperaban órdenes y asistencia que, insiste Carreras, nunca llegaría. Y en esas primeras horas, mientras parte del personal más experimentado se hallaba en el tanque de baterías tratando de solucionar el inconveniente, el resto de la tripulación comenzaba a sentir los efectos que producen la profundidad: dolores de oídos, dolor de cabeza, mareos, nauseas y un “sopor que adormece”.

El ex comodoro afirma que el submarino no estaba en condiciones para realizar la operación que se le había exigido. “Le están pidiendo hacer una Misión al buque para la cual el mismo no estaba en condiciones. El buque estaba limitado a 100 metros de profundidad, le piden que vaya a patrullar a una zona de más de 200 metros de profundidad”, declaró Barrionuevo ante la jueza. “El buque no debería haber ido a esa zona si no mediaba una razón imperiosa, como estar en guerra”, concluyó.

Las audiencias en el marco de las apelaciones han sido afectadas por la pandemia del Covid-19, lo que obligó a postergar plazos. No obstante, hay fecha para una nueva audiencia el 29 de octubre en Comodoro Rivadavia. La sentencia contra los 6 marinos procesados (Luis López Mazzeo, Claudio Javier Villamide, Jorge Sulía, Hugo Correa, Héctor Aníbal Alonso y Eduardo Luis Malchiodi) se conoció el 31 de enero último, y es por  estrago culposo, que dictamina un total de cinco años de prisión. Carreras, la abogada de la querella de los familiares de las víctimas, insiste en que el cargo debe ser “por el delito de homicidio reiterado en 44 ocasiones con dolo eventual”.


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