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Atentado a a AMIA. Nisman miente a lo potro en México

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Vean al chantapufi del fiscal Alberto Nisman diciendo «Ya sabemos quienes son, lo único que falta es meterlos presos… tenemos todas las pruebas». Recuérdenlo porque pronto verán que no puede demostrarlo en Teherán. Por lo que ha de enfermarse o inventar algo con tal de no ir… Está en el horno, el farsante. Al respecto, un e-mail enviado por el verborrágico José Petrosino con el título «Nisman macaneando en México en la B’nai B’rith» informa que Nisman viajó recientemente a México para asistir a la convención anual de la B’nai B’rith, centenaria organización del judaismo estadoundiense con ribetes claramente masónicos a la que perteneció nada menos que Segismund Freud. Petrosino identifica a la B’nai B’rith con la Liga Antidifamación (ADL por sus siglas en ingles), una organización descaradamente sionista, lo que aunque no estoy cien por ciento seguro de que sea taaaaan así, justo es decir que lo parece.

Escribe Petrosino:

Es increíble que los argentinos le paguemos el sueldo a un fiscal que debería preservar su imparcialidad, para que participe (no se cómo y por qué) en actividades de un lobby extranjero que tiene públicamente una posición tomada en el caso que él está «investigando», e interés ostensible en que su resolución sea de una manera dada.
No es la primera vez que lo hace, sino más vale una constante desde que fue dejado a cargo de la (des) investigación / encubrimiento AMIA en 2005. Ya ha participado, revelando pormenores de la investigación a su cargo, de reuniones parecidas del AIPAC (American Israel Public Affairs Committee) y el AJC (American Jewish Committee) en Estados Unidos, y hasta hizo una «presentación» en la Corte Suprema… de Israel.
Agrega Petrosino que aunque la noticia fue apenas fue cubierta por los medios locales, «un sitio judío mexicano, Diario Judio.com, subió una entrevista a YouTube, www.youtube.com/watch?v=unAZMzDXz1A » donde durante 9 minutos Nisman repite «sus mentiras de siempre y agrega algunas nuevas, incentivado por la ignorancia en el tema de su entrevistador mexicano.»

La primera mentira, putualiza Petrosino, es que se jacta de encabezar «la única investigación sobre terrorismo que sigue produciendo prueba», cuando en siete años «todavía no ha producido una que pueda ser considerada tal», y comenta que se permite hablar de «pruebas» porque «nadie imparcial las ha revisado todavía». Y agrega que el juez federal Rodolfo Canicoba Corral, teóricamente al frente de la causa, es «un juez instructor que no instruye», lo que le está reservado a Nisman, y que «lo único que ha hecho es dar curso a libro cerrado a su ridícula acusación (de Nisman) y emitir los pedidos de captura» sobre altos funcionarios iraníes.

De manera «infundada y falaz», señala Petrosino, Nisman acusa al gobierno de Irán de entonces (1994) de «todo», desde el ayatolá Jamenei para abajo.

Pero, añade, la falsa acusación se caerá tan pronto se comience a aplicar el acuerdo entre los gobiernos de Argentina e Irány una «Comisión de la Verdad integrada ad hoc por juristas internacionales, idóneos, neutrales e imparciales», revise las supuestas pruevas recopiladas por Nisman.

El rechazo destemplado al acuerdo por parte de Israel y sus personeros, es -señala- porque saben perfectamente que esas acusaciones son rematadamente falsas.

El caradura de Nisman, lejos de amilanarse, alega  «haber encontrado vínculos de Irán y (su ex agregado cultural en Argentina, Moshen Rabbani)  con «otros’ atentados». El único al que hasta ahora había sido vinculado por los medios Irán fue el sufrido por la Embajada de Israel en Buenos Aires (marzo ede 1992, 22 muertos), en el cual la Corte Suprema se abstuvo de acusar a Irán, y cuyo voluminoso expediente jamás se menciona a Rabbani, discurre Petrosino.

Pero hete aqui, continúa, que Nisman no se refiere a este. Sostiene que Rabbani, 15 años después de la voladura de la AMIA, en el 2009 y sin moverse de Irán habría participado «en un difuso conato de atentado en Manhattan, que jamás podría haberse llevado a cabo porque está claro que fue fabricado por el FBI, que manipulóo a un loquito guya nés que trabajaba en el aeropuerto J.F. Kennedy, al que le hicieron creer que lo iban a ayudar a volar sus tanques de combustibles».


La segunda mentira gruesa de Nisman comienza cuando en «el minuto 5:48 dice «que los acusados (por él) deben obedecer lo que dictaminó Interpol»(sic) como si Interpol fuera un tribunal» que hubiera emitido sentencia.
«Justamente es la misma Interpol la que siempre deja claro que no juzga  «el mérito de las capturas que coordinan entre las policías de sus países miembros». No lo podrían hacer porque son policóas, «auxiliares de la justicia», no «la justicia».
«Pero hay algo más patético todavía detrás de esta mentira alevosa: cuando en la Asamblea Anual de Interpol de 2007 se debatió el mantenimiento de las «notas rojas»(documento interno entre policías para realizar detenciones de prófugos de un país sin necesidad de orden judicial del país donde se encuentran) a los acusados por él, fue la delegación de Irán la que pidió que se analizara ‘la prueba’ aportada por Nisman, y fue el mismo Nisman quén lo rechazó categóricamente alegando «que no correspondía a Interpol ese análisis»… en lo que tenía razón», escribe Petrosino.

Que concluye planteando que «debe haber pocos ejemplos en la historia universal de que una falsificación del tamaño de la absurda acusación de Nisman al gobierno de Irán por la AMIA, haya podido llegar tan lejos y mantenerse tanto tiempo».


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