CASO QUIETO. El general Hardindeguy fue indagado por el secuestro del jefe montonero Roberto Quieto

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Télam / Pájaro Rojo

El general (R) Eduardo Albano Hardindeguy, quien fuera jefe de la Policía Federal durante el último tramo del gobierno de la presidenta María Estela Martínez de Perón y ministro del Interior de la junta militar que la derrocó en marzo de 1976, fue indagadado hoy por la desaparición del abogado Roberto Quieto, uno de los jefes de Montoneros, informó Pablo Llonto, abogado de su familia.

La indagatoria fue conducida por el titular del Juzgado Federal nº 2 de San Martín, Juan Manuel Yalj y el fiscal Jorge Sica, agregó Llonto. En el mencionado juzgado no quisieron confirmar ni desmentir la información. Tampoco pudo hacerlo la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación.

Quieto fue detenido el 28 de diciembre de 1975 en una playa de Vicente López cuando se encontraba con su familia por quienes se identificaron como policías federales. Desde entonces permanece desaparecido.

El titular del Juzgado federal nº 2 de San Martín, Juan Manuel Yalj se trasladó hoy a uno de los domicilios de Hardindeguy, de 83 años, en el partido de San Miguel, cerca de la guarnición de Campo de Mayo, a fin inquirirle sobre su responsabilidad en dicho secuestro.

El abogado, que también es querellante en «causa Campo de Mayo» sobre el que habría sido el mayor centro clandestino de detención y exterminio durante la última dictadura militar (1976-1983), aún por encima de la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma) comparte la representación de la familia Quieto con su colega Guido Quieto, hijo mayor del desapartecido.

Hardindeguy y Perdía se reunieron a solas en un Ford Falcon verde que el entonces jefe de la PFA conducía por los muelles del viejo Puerto Madero poblado de barcos, grúas, silos, ratas y pajonales, ratificó erdía, que estimó que la tensa reunión duró «casi una hora» en la que él tuvo todo el tiempo «una pistola con bala en recámara debajo del muslo derecho».

En aquél encuentro, siguió recordando el veterano jefe guerrillero, Hardindeguy se negó a negociar la libertad de Quieto y de otros montoneros detenidos-desaparecidos, y «me adelantó que ya no volverían a encontrarse cadáveres acribillados en zanjones como en los tiempos de la Triple A, es decir, que ya no aparecerían los cuerpos de nuestros compañeros, que ya no podríamos enterrarlos cristianamente».

El cinematográfico encuentro entre Hardindeguy y Perdía fue narrado por éste en sede judicial y en su libro La otra historia (Agora); en la biografía de Mario Eduardo Firmenich que publicaron el año pasado los periodistas Felipe Celesia y Pablo Waiberg (Firmenich, Aguilar) y en Doble condena. La verdadera historia de Roberto Quieto, de la también periodista  Alejandra Vignollés, que acaba de publicar Sudamericana y cuya versión difiere en parte de las anteriores, entre otras cosas porque sostiene que la reunión tuvo lugar cuando ya los Montoneros habían condenado a muerte a Quieto por «traidor».


«Es una infamia», dijo Perdía. «Lo del juicio en ausencia a Quieto sucedió después. Hicimos la reunión con Hardindeguy  lo más rápido que pudimos conseguirla a través de Habegger. Queríamos negociar con él la libertad de Quieto y de otros compañeros que habían desaparecido.  Habegger conocía a Hardindeguy del Operativo Dorrego, me acompaño al encuentro, y se quedó esperando mi regreso en una de las salidas del puerto, no recuerdo si sobre Belgrano o sobre Brasil», añadió.

Norberto «El Cabezón» Habbeger, que en su juventud había sido democristiano y que en los años ’60 fue cofundador del Comando Descamisados (fusionado con Montoneros en 1972), fue secuestrado en 1978 y permanece desaparecido. Casualmente, mañana, miércoles, se presenta una biografía suya en la Feria del Libro (Norberto Habegger, cristiano, descamisado, montonero, de Flora Castro y Ernesto Salas, publicada por Colihue). El Operativo Dorrego fue una acción conjunta del Ejército y la Juventud Peronista dependiente de Montoneros para remediar las consecuencias de las inundaciones sufridas en pueblos bonaerenses durante el gobierno de Cámpora, Habegger había sido el responsable por Montoneros, Hardindeguy el jefe militar.

No hay una fecha precisa para la reunión. Sólo se sabe que fue en enero. Celesia y  Waiberg puntualizan que «El esfuerzo de la orga por Quieto duró menos. El allanamiento de casas y locales (particularmente de un enorme depósito en Villa Ballester) de la organización cuyas ubicaciones eran conocidas por Quieto alentó la sospecha de que el Negro estaba ‘cantando’. (Por lo que) La Conducción decidió levantar la campaña de prensa (Libertad a Quieto) y las acciones públicas como pintadas o reclamos». Lo que parece indicar que cuando Perdía logró ser escuchado por Hardindeguy, el prestigio de Quieto había caído en picada entre sus compañeros de la Conducción Nacional («Carolina Natalia» en la jerga montonera).

Claro que el mismo libro señala que Perdía le ofreció a Hardindeguy a cambio de Quieto 10 de los 60 millones de dólares que Montoneros había obtenido por el secuestro de los hermanos Born, operación que, precisamente, había dirigido el jefe desaparecido.

Todas las versiones del encuentro Hardindeguy Perdía coinciden sin embargo con el antiguo jefe montonero que en aquél alucinado ir y venir por el empedrado de Puerto Madero, el general amigo de José Martínez de Hoz, además de negarse a negociar nada con los Montoneros, le advirtió a Perdía que ya no aparecerían cuerpos acribillados en zanjones, como en la época de la Triple A lopezrreguista, que los cadaveres ya no aparecerían. Y que cuando Perdía habló de las dictaduras de los generales Onganía, Levingston y Lanusse, Hardindeguy le dijo que aquella habían sido «dictablandas».

«No tienen idea de la que se viene. Se viene una verdadera dictadura. Les aconsejo que se rindan», dicen todos que dijo Hardindeguy, palabra más, palabra menos.

Hasta hoy (ver más abajo despacho de DyN) no sólo no se conocía la insólita versión de Hardindeguy de aquella reunión, ni siquiera si aceptaba que se hubiera realizado.

En su juventud Quieto había militado en la Federación Juvenil Comunista. Una vez recibido de abogado integró la columna que se aprestaba a sumarse a la guerrilla comandada por Ernesto «Che» Guevara en Bolivia cuando éste fue muerto en octubre de 1967. Cofundó luego las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) que se fusionaron con Montoneros en 1973, cuando el peronismo volvió al gobierno luego de 17 años de proscripción.

«El Negro» Quieto, de 35 años, fue secuestrado por una partida al mando de quien se identificó como el «inspector Rosa de la PFA» el 28 de diciembre de 1975, Día de los Inocentes, cuando se encontraba con su esposa e hijos pequeños en una playa de Vicente López. Según versiones coincidentes habría sido conducido a la guarnición Campo de Mayo y ferozmente torturado.

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Últimas noticias:
HARGUINDEGUY RECHAZO CARGOS Y REVELO SUPUESTA PROPUESTA DE MONTONEROS

BUENOS AIRES, may 04 (DyN) – El ex ministro del Interior de la dictadura y general retirado Albano Harguindeguy rechazó hoy las acusaciones en su contra en la causa que investiga el secuestro y desaparición en 1975 de Roberto Quieto, número dos de «Montoneros», y aseguró que antes del golpe de 1976 la jefatura de esa organización le propuso incorporar un grupo de sus hombres al Ejército.
 
Así lo revelaron a DyN fuentes judiciales, que precisaron que Harguindeguy, de 84 años, declaró en una silla de ruedas en su casa de la localidad bonaerense de Villa de Mayo, donde cumple arresto domiciliario por otras causas de lesa humanidad.
 

Es que el juez federal de San Martín, Juan Manuel Yalj, consideró que pese a su delicado estado de salud estaba «lúcido» como para contestar a las preguntas de la megacausa de Campo de Mayo, señalaron los voceros.

Puntualmente, Harguindeguy fue interrogado por dos hechos en esa investigación: la desaparición de Quieto y la ejecución de un hombre que estaba detenido ilegalmente y fue puesto a disposición del Poder Ejecutivo a través de un decreto, pero que, sin embargo, terminó ejecutado.
 
Al respecto, tanto Harguindeguy como el dictador Jorge Rafael Videla, que firmaron ese decreto, están imputados de haberse prestado a una maniobra para hacer creer que ese hombre iba a ser liberado y que, en realidad, fue ejecutado antes de salir de Campo de Mayo.
 

Sobre esa causa, el ex ministro del Interior de la dictadura se negó a responder.
 

Mientras tanto, sobre el caso Quieto, Harguindeguy «admitió» que se había reunido en una oportunidad con el ex dirigente montonero Roberto Perdía, tal como consta en la instrucción, dijeron las fuentes a DyN.
 

En su momento, el propio Perdía había relatado que la reunión tuvo lugar en la zona de lo que hoy es Puerto Madero a fines de enero de 1976 -dos meses antes del golpe de Estado-, entre él y Harguindeguy, luego de que la organización guerrillera «Montoneros» perpetrara un atentado con bomba.
 

En aquel momento Quieto ya había sido apresado por los militares y la agrupación pretendía que el Ejército se lo devolviera para poder someterlo a un juicio revolucionario por considerarlo un delator.
 

Sobre ese reclamo, Perdía habría contado que Harguindeguy le respondió: «Quieto no va a aparecer, olvídense del tema. Además, nosotros no vamos a andar tirando cadáveres en los zanjones, de ahora en adelante los cadáveres no van a aparecer. Nosotros vamos a hacer otra cosa. Lo que ustedes conocieron hasta ahora fue una ‘dictablanda’, como la de (Alejandro) Lanusse; la nuestra sí va a ser una dictadura. No lo van a volver a ver más a Quieto. En realidad, no volverán a ver a nadie más».

Al ser consultado al respecto por los instructores judiciales, Harguindeguy afirmó que sí se había reunido con Perdía en una oportunidad, pero afirmó que «había sido un año antes» de lo que se creía.
 

También dijo que el objetivo no fue para hablar sobre la suerte de Quieto sino porque «Perdía le propuso que Montoneros incorporara una facción al Ejército», revelaron a DyN las fuentes del caso, aunque no dejaron trascender mayores detalles de esa oferta.

De todas maneras, algunos años antes, en 1973, poco después de la asunción de Héctor Cámpora como Presidente, «Montoneros» y el Ejército se unieron para realizar acciones cívicas y sociales conjuntas -para ayudar a miles de ciudadanos afectados por inundaciones-, en lo que se conoció como «Operativo Dorrego», de efímera vida.
 

Por el lado de los militares la conducción estaba a cargo justamente de Harguindeguy, mientras que el desaparecido Norberto Habegger lideraba el sector de la organización armada.
 

Paradójicamente, varios de los jerarcas militares de entonces participaron años después -a partir de marzo de 1976- en la represión donde eliminaron a militantes y dirigentes montoneros y de otras organizaciones guerrilleras, políticas y sociales opositoras al régimen.

Quieto era el jefe máximo de la guerrilla «Fuerzas Armadas Revolucionarias» (FAR), de origen guevarista, que en 1973 se fusionó a la de raíz peronista «Montoneros» y, por tanto, quedó como ‘número dos’ de la organización por detrás de Mario Eduardo Firmenich, hoy residente en Europa.
 

El 28 de diciembre de 1975, durante el gobierno peronista de la presidenta María Estela Martínez viuda de Perón, y con «Montoneros» en la clandestinidad, Quieto fue secuestrado por fuerzas conjuntas en una playa de la localidad bonaerense de Martínez, adonde había concurrido para reunirse con su esposa e hijas.
 

Luego de ello, «Montoneros» montó una campaña internacional reclamando su liberación, pero a las pocas semanas cesó en el empeño y pasó a acusarlo de delatar bajo torturas a sus compañeros e incluso un tribunal ‘revolucionario’ lo condenó a la pena de muerte.

Los investigadores presumen que Quieto pasó por el centro de concentración que funcionó en Campo de Mayo y nunca más se supo nada de él, por lo que hasta la actualidad continúa desaparecido y sus hijos Paola y Guido impulsan la querella en el juzgado de San Martín.


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