¿Cómo sigue esto? El asordinado debate K, por Eduardo Blaustein
El fárrago de la vida cotidiana y una mudanza especialmente traumática hizo que se me pasara por alto este artículo reflexivo de Eduardo Blaustein, del que me enteré leyendo esta entrevista (recomiendo leer primero aquella nota, que es más medulosa). Blaustein plantea un montón de asuntos que son motivo de conversación entre militantes y adherentes del kirchnerismo, pero que rara vez se ponen por escrito. Alguna vez Eduardo me puso nervioso a causa de su necesidad de matizar, en busca de mayor precisión, acaso por no querer ser injusto, pero esta vez fue muy claro. Lo conozco desde el exilio barcelonés (y de antes a su hermano David, más conocido como Coco) y me causa gracia cuanto lo saca de quicio aquella actitud al converso Orlando Barone, que (a propósito de su reciente libro Años de rabia) lo acusó reiteradamente de tibieza en 678. Eduardo, a quien en la UES lo llamaban La Garza (y con quien comparto entre otras muchas cosas y además de los apodos ornitológicos, el amor por la revista EL Porteño y por Luis Alberto Spinetta) estuvo desde entonces siempre ligado a las mejores expresiones culturales del movimiento nacional y popular, y no tiene por qué rendir exámenes de pertenencia ante nadie.
Dicho esto, los dejo con la nota de marras, y la entrevista que la continuó, ambas publicadas por la agencia Paco Urondo (APU).