Corrupción periodística / 1
Ahora hay mucha gente atenta a las burradas, capciosidades e hijoputeces que publica la prensa opositora, pero casi nadie se fija en algunas cosas que publica la prensa «propia». Un ejemplo es esta nota, publicada sin firma en la edición de Página/12 del viernes pasado, nota que a mi juicio es un claro ejemplo de corrupción periodística. Como no la firmó, el autor, o autora (yo creo que es un varón; si fuera una fémina sería todavía más repugnante) ni siquiera cuida las formas. Vamos, que de ecuanimidad, esta nota no tiene nada. Sólo le falta ponerse una remera de Callejeros e insultar al médico que dio testimonio. Es muy curioso que en las mismas páginas donde tanto se protesta por la posibilidad de que muy lejos de aqui se lapide a una mujer acusada de matar a su marido con la ayuda de sus amantes, se apoye a quien todo indica quemó viva a su esposa por un quítame allá estas pajas.
La pregunta que me hago es ¿con quién reparte el autor para que nadie le diga nada? Y, también, si los editores y próceres del diario no van prendidos ¿por qué se hacen los osos? Y conste que no se trata sólo de este caso, sino que se han registrado comportamientos similares en casos mucho más resonantes… Si alguién quiere desasnarme, se lo agradeceré…
http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-152910-2010-09-10.html
SOCIEDAD › UN MEDICO RESIDENTE DIO OTRA VERSION SOBRE LA MUERTE DE WANDA TADDEI
Un testigo en las antípodas
El profesional del Hospital Santojanni se presentó seis meses después y dijo que atendió a Wanda Taddei la noche en que resultó quemada. Según él, la mujer recordaba a Vázquez parado frente a ella con una botella de alcohol y un encendedor.
Pocos días después de la reconstrucción de la escena en la que resultó quemada Wanda Taddei, el lunes pasado, un médico residente del Hospital Santojanni, donde fue atendida la mujer, se presentó en el juzgado de Inés Cantisani y declaró que había atendido a Taddei y que ella le había relatado que vio a su marido –el ex baterista de Callejeros, Eduardo Vázquez– con una botella de alcohol en una mano y un encendedor en la otra. La declaración del médico se da de cabeza contra los testimonios de los otros médicos, que fueron coincidentes en que la mujer balbuceaba, sin hilar una frase, palabras como “pucho”, “alcohol” o “fuego”. El nuevo testigo se presentó espontáneamente, dijo que esperó hasta ahora por temor, pero no quedó claro el origen de sus miedos y, de algún modo, su relato estuvo empañado con información que ya había salido en los medios.
El nuevo testigo, M.F., médico residente del Hospital Santojanni, no aparece firmando el día en que Taddei fue asistida, pero fuentes judiciales confirmaron a este diario que efectivamente integra la plantilla como médico. El relato de M.F. sostiene que atendió a la mujer y que la escuchó decir que lo vio a su marido “con una botella de alcohol y un encendedor”. Vázquez sostuvo que se prendió fuego accidentalmente con un cigarrillo y que él acudió en su ayuda.
M.F. explicó que no se había presentado antes porque temía eventuales problemas laborales, aunque no especificó en qué consistían. Sólo dijo que existían anomalías en la guardia y que él atendía, pero no firmaba porque es residente. Efectivamente su nombre no aparece, pero la Justicia comprobó que es residente de la guardia del Santojanni.
La escena relatada por M.F. es opuesta al testimonio de al menos tres médicos. Uno de los interrogantes que abrió la declaración es quién atendió realmente a la mujer. Es tan probable que sea una fabulación como que el residente suplante al médico de guardia, que firma pero no interviene o está en otro caso. No por casualidad a los residentes de guardia los suelen llamar “perros” en la jerga médica. Es probable que los motivos que alega el nuevo testigo para declarar tengan que ver con el temor a revelar una costumbre ilegal, y que no se sienta capaz ni protegido para revelarla. M.F. dijo que les contó lo que sabía a muchos médicos y salvo uno, que le recomendó que declarara, todos le sugirieron que se callara.
También sostuvo que al rato llegó Vázquez al hospital, muy nervioso, violento y golpeando puertas, y que quería entrar y debió ser retirado por la policía. Sin embargo, en la causa no figura ningún informe policial sobre dicha actuación, ni se hace mención sobre la irrupción de Vázquez.
El diálogo que refirió también es contradictorio con el relatado por los otros médicos, porque en este caso Taddei aparece demasiado tranquila, mientras que el resto la vio balbuciente y muy nerviosa. A los investigadores también les produce interrogantes el hecho de que el residente haya dicho que Vázquez, después de ser retirado por los policías, se fue en su propio auto, pero no se explican cómo lo sabe si estaba atendiendo a la víctima. Tampoco cierra que el residente diera detalles de Vázquez que no tenía modo de conocer más que por los medios.
Ahora, el médico que firmó, que era considerado el principal testimonio hasta el momento de parte de los médicos, será vuelto a citar para ampliar su testimonial. La semana pasada se realizó la reconstrucción del hecho, en la que participó Vázquez. La Justicia intenta determinar si se trató de un accidente, tal como sostiene Vázquez, o de un asesinato.