ESCRITORES, CANCILLERÍA, TV y NINGUNEO. Repito, reitero, recalculando
Leo en Clarín de ayer a Matilde Sánchez a propósito de la Feria del Libro de Gualadajara, México, en la que este año es invitada de honor la Argentina. Se refiere a la fiesta con que recordará a un gran escritor argentino que, al residir largos años en México, derivó en Argenmex y recuerda el vendaval de quejas de escriiores que se sintieron excluidos del nutrido contingente argentino. Matilde no le da mucha importancia estas quejas y comenta que «lo que más importa, me parece, no es la exclusión -que un autor hasta puede hacer jugar como valor, construyéndose como insobornable o prescindente-. Lo perjudicial, en términos de credibilidad institucional, es la reiteración de nombres, más allá de lo que cada escritor sepa o quiera maniobrar. La táctica de la reiteración domestica, busca convertir al invitado en séquito: fideliza lazos ‘íntimos’, garantiza una performance sin sorpresas: es innegable que esto viene ocurriendo y que a las autoridades no se les da la gana corregirse». Agrego yo: Esto no sólo sucede con escritores y en el marco de la Cancillería, sino también en muchos otros ámbitos. Un ejemplo fácilongo es un programa periodístico nocturno de la tele pública que en el 2008 veía como un acto militante y ahora no veo más que de coté, ya que esa hora siempre me pesca trabajando 10, 9, 8, 7, 6… recalculando. Por cierto, que poco se invita a escritores en ese tipo de programas. Ha de ser porque no suelen servir para pintar las cosas de blanco o de negro. Y porque los aparatos de propaganda huyen de cualquier complejidad como del demonio.