Los cuervos ya tienen ala izquierda, diríase que guerrillera (¿El comando Osvaldo Soriano?) que pegó expresivos carteles en las sucursales que Carrefour viene abriendo en los barrios, con el ánimo de darle batalla a la proliferación de autoservicios regenteados por chinos. Rezan: “Cómo ser cómplice de la dictadura y pagar el precio más bajo. 8 de marzo, 18 hs. Plaza de Mayo”, calentando el ambiente para una concentración en reclamo de que el hipermercado de origen francés desaloje y entregue al CASLA el histórico predio de Avenida de La Plata dónde se erigia el Gasómetro, estadio dónde por primera vez se televisó un partido y dónde también por primera vez jugó la Selección nacional, desmantelado por la dictadura so pretexto de abrir calles que nunca se abrieron.
Mientras San Lorenzo ha perdido, además de su estadio y sede histrórica, su estilo de juego y hasta sus pantalones blancos (en un intento pueril de mimetizarse con el hiperganador Barcelona, con quien comparte camiseta), sus barras bravas campeán por sus anchas, amenazan a los jugadores y apuñalan adolescentes en su Ciudad Deportiva, la gloriosa hinchada de San Lorenzo que alentó al equipo en la caída y resurrrección de 1982, ha vuelto a ponerse en marcha para salvar al Club y recuperar lo que la dictadura (con la complicidad de quienes oficiaron de quintacolumnistas o caballos de Troya) le robó.
Como los antiguos hebreos se saludaban con un “el año que viene en Jersusalén”, los viejos sanlorencistas se saludan con “el año que viene en Avenida La Plata”.
La cita es el próximo 8 de marzo, que coincide con el Día de la Mujer (en recuerdo de un montón de obreras textiles que murieron calcinadas a causa de la incuria de sus empleadores). De eso se trata: hay que llenar la plaza, y para eso, hay que movilizar también a las mujeres y a los niños. Que es lo mismo que decir: hay que tratar a los barras como lo que son: apestados.
Fuente: Mundo azulgana