APDH
Dirigentes de organizaciones sociales, investigadores universitarios y militares del continente coincidieron en resaltar el rol de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) para preservar la paz, la democracia y la integración de los pueblos de la región frente al «militarismo imperial» de los Estados Unidos.
Lo hicieron durante la Conferencia Continental «No a las bases militares extranjeras en América Latina y el Caribe», que concluyó el viernes en Buenos Aires y que fue organizada por la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), el Servicio de Paz y Justicia (SERPAJ) y el Movimiento por la Paz, la Soberanía y la Solidaridad entre los Pueblos (MOPASSOL).
El colombiano Enrique Daza (dirigente de la Alianza Social Continental) sostuvo la necesidad de «reforzar y profundizar» las políticas trazadas por la UNASUR para «desengancharse de las pautas militaristas dictadas por los Estados Unidos», aunque advirtió que en el bloque regional «hay países, como el mío, subordinados a todo lo que diga la Casa Blanca».
También dijo que las bases militares de los Estados Unidos en otras naciones y «las políticas de represión de las protestas sociales no son un fin en si mismo», sino «un medio para defender los intereses de las corporaciones multinacionales y continuar explotando recursos estratégicos».
Por su parte, el coronel argentino (RE) Horacio Ballester (presidente del Centro de Militares por la Democracia Argentina) rescató que en la reciente reunión de ministros de Defensa de la UNASUR realizada en Buenos Aires se haya analizado la posibilidad de que los países de la región abandonen la Junta Interamericana de Defensa y el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) «verdaderos bastiones del militarismo imperial de los Estados Unidos».
En esa misma línea se expresó el general de brigada (R) Luis Bareiro Spaini (ex ministro de Defensa de Paraguay) al considerar que el bloque regional debe «profundizar políticas autóctonas de cooperación y asistencia que respeten la diversidad de sus pueblos, no solo en el plano militar, sino, especialmente, en lo político, económico, social y cultural».
En tanto, la antropóloga estadounidense Adrienne Pine (investigadora de la Universidad de Washington) advirtió que «es una ilusión creer» que la anunciada reducción del presupuesto de defensa de los Estados Unidos se traducirá en el desmantelamiento del poco más de las mil bases militares que ha instalado en otros países.
Luego denunció que el Comando Sur de los Estados Unidos financia programas de inteligencia y propaganda política que se dictan en la Universidad de Florida (Miami) como parte «de una estrategia de dominación» y que a esos cursos asistieron «muchos de los empresarios y militares golpistas» que derrocaron en 2009 al presidente constitucional de Honduras Manuel Zelaya.
La periodista y escritora argentina Stella Calloni y la profesora Adriana Rossi (investigadora de la Universidad Nacional de Rosario) abundaron en lo planteado por la estadounidense Pine al explicar que el achicamiento de los gastos militares de los Estados Unidos consiste en delegar el mantenimiento de sus bases a las fuerzas armadas de los respectivos países donde están instaladas.
Al respecto, indicaron que se trata de una «versión remozada» de la Doctrina de Seguridad Nacional, pues los militares de terceros países «actuarán como policías contrainsurgentes» y los Estados Unidos utilizarán esas bases militares «en caso de necesidad para sus tropas de rápido despliegue».
El ex diputado nacional y copresidente de la APDH, Miguel Monserrat rescató el rol de la UNASUR al recordar que el bloque regional es producto de la iniciativa de varios gobiernos latinoamericanos surgidos en la última década que «se pusieron de pie y le dijeron no» a «ese intento de dominación llamado ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas) propiciado por los Estados Unidos».
También expusieron el Premio Nobel de la Paz y presidente del SERPAJ, Adolfo Pérez Esquivel; la presidente del MOPASSOL, Rina Bertaccini; el sociólogo e investigador argentino Atilio Borón; el mexicano Luis Gutiérrez Esparza (presidente del Circulo de Latinoamericano de Estudios Internacionales); el paraguayo Gustavo Torres González (experto en geopolítica); la uruguaya Ana Juanche (SERPAJ); el chileno Pablo Ruiz (de la organización SOA Watch);; Federico Martín Gómez (Departamento Islas Malvinas y Atlántico Sur, Universidad Nacional de La Plata); Luis Ammann (Partido Humanista); Sonia Winer (politóloga e investigadora del CONICET); y Alejandro Rusconi (Movimiento Evita).
La Conferencia Continental fue la continuación de un juicio simbólico realizado el día anterior en la Facultad de Derecho de la UBA, en el cual un Tribunal Ético presidido por el Dr. Beinusz Szmukler (Presidente del Consejo Consultivo de la Asociación Americana de Juristas) condenó el intervencionismo militar de los Estados Unidos en América Latina y El Caribe porque constituye una «amenaza a la paz, la libre determinación y la vida democrática» de los pueblos de la región.
También advirtió que las bases militares y tropas estadounidenses en Colombia, Honduras, Paraguay, Puerto Rico, la fortaleza de la OTAN en las islas Malvinas y la ocupación de Guantánamo (Cuba), donde los Estados Unidos instaló una cárcel y centro de torturas, forman parte de «un plan estratégico de dominación imperial».
Buenos Aires, junio 2 de 2011
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