Más acerca de los vínculos del FBI y la CIA con los sospechosos de los atentados de Boston

Compartí

Interesante artículo de los trotskystas de los Estados Unidos, reunidos en el Comité de la Cuarta Internacionalla (UCFI), traducidi por J.P. y con comentarios suyos y mios en rojo (http://www.wsws.org/en/articles/2013/04/29/izve-a29.html)


Nuevas preguntas acerca del atentado de Boston por los vínculos de los sospechosos con los servicios de inteligencia de los Estados Unidos
 

Por Andrea Peters

Continúa saliendo a la luz información que plantea interrogantes sobre la relación entre las agencias de inteligencia estadounidenses y los hermanos Tsarnaev, sospechosos de llevar a cabo el atentado del 15 de abril en la maratón de Boston

Los padres de los hermanos checheno-norteamericanos Tamerlan y Dzhokhar Tsarnaev, que están separados, unieron sus voces a la hora de proclamar que sus hijos son (eran, en el caso del masacrado Tamerlan, era) inocentes y que estaban «controlados» por el FBI y manipulado por el Estado. 

Las autoridades reconocieron que los hermanos Tsarnaev habían sido investigados por el FBI y la CIA, pero solamente se hacen cargo del pecado de «fallas de comunicación» a la hora de socializar lo que se sabía de ellos (es decir, de egoísmo, incomunicación y competencia entre la CIA y el FBI).

«La falla en conectar los puntos» es un déjà vu de explicación que se dio por el fracaso de la CIA y el FBI para evitar los ataques del 11/9, siendo de que muchos de los perpetradores (empezando por Mohamed Atta y un numeroso grupos de saudíes) eran conocidos por estos organismos y se los tenía vigilados).

A pesar de las sorprendentes fallas de seguridad que dejó expuesto el 11/9 no fue despedido (ni siquiera sancionado) ningún funcionario de alto nivel (y de bajo nivel, que sepa, tampoco) y Robert Mueller, que dirigía el FBI en 2001, ¡Sigue siendo el jefe del FBI!

(Los vínculos entre Atta y otros tres de los supuestos suicidas del 11/9 con la CIA y el FBI son uno de los muchos agujeros negros de la Historia Oficial que no han sido aclarados, ver http://www.voltairenet.org/article136038.html)

Continúan apareciendo detalles sobre la estrecha vigilancia que las agencias de inteligencia del Estado ejercían sobre los Tsarnaevs y sus amigos. En marzo de 2011, los servicios de seguridad federales rusos (FSB) interceptaron una llamada entre Tamerlan Tsarnaev, el mayor de los dos hermanos, y su madre, en la que «vagamente discutieron sobre la jihad.»

En otra escuchas telefónica, la madre de Tsarnaev habló con alguien en el Cáucaso, que también estaba bajo investigación del FBI, aunque las razones no fueron reveladas.

Según informes de prensa, las llamadas grabadas fueron una de las cosas que impulsó al Kremlin a alertar al FBI sobre los Tsarnaevs en 2011, y luego, ese mismo año, a ponerse en contacto con la CIA, alarmado porque el FBI había abandonado su investigación.

El FBI pretexta que el gobierno ruso no les dijo entoces  a que se debía su advertencia y que no compartió el contenido de las conversaciones telefónicas grabadas.

Nada de todo esto está siendo investigado seriamente por los medios  ni es objeto de audiencias públicas en el Congreso. Por el contrario, los atentados de Boston están siendo utilizados para aumentar el poder de las agencias de inteligencia.

Como demuestran los acontecimientos de Boston, esto sólo facilitará los ya avanzados planes de imponer formas dictatoriales de gobierno. El atentado en la maratón de Boston fue aprovechado como pretexto para poner a toda la ciudad de Boston y algunos de sus suburbios bajo una virtal ley marcial con allanamientos casa por casa sin orden judicial.

Los medios de comunicación ignoraron olímpicamente un informe publicado el 24 de abril en el diario ruso Izvestia: documentos del Ministerio de Interior de Georgia revelaban que Tamerlan Tsarnaev asistió allí a un taller patrocinado por una organización llamada «Fondo Caucásico» (Caucasus Fund) en el verabo de 2012. El objetivo de Caucaus Fund era reclutar agentes en el norte del Cáucaso.  En base a las declaraciones de Coronel Grigoriy Chanturiya, especialista en contrainteligencia georgiana, Izvestia afirma que el «Fondo Caucásico» fue fundado en 2008, después de la guerra ruso-georgiana, con el fin de desarrollar «recursos de inteligencia» en el sur de Rusia.

Según Chanturiya, el «Fondo Caucásico» tenía un presupuesto mensual de alrededor de $ 22.000 dólares y había gastado aproximadamente 2,7 millones de dólares desde que comenzó sus operaciones.

En 2008, Rusia y los EE.UU. casi fueron a la guerra en el Cáucaso cuando el gobierno de Georgia apoyado por Estados Unidos atacó a  la región separatista de Osetia del Sur, controlada por Rusia. Aunque la Casa Blanca, que evitó una confrontación militar en gran escala con el Kremlin. La secretaria de Estado Condoleezza Rice había visitado Georgia un  un mes antes y tenía conocimiento previo del ataque georgiano contra las fuerzas rusas. Pero no hizo ni un amague de detenerlo.

Según Izvestia, el Fondo Caucásico se cerró a finales de 2012 cuando era obtento de granc curiosidad por los servicios secretos rusos, que no le perdían pisada. Su vicepresidente dijo al diario ruso que esde enero de aquel año prácticamente había dejado de funcionar, aunque no dijo por qué.

Al parecer, El Fondo Caucásico trabajaba en íntima relación con el régimen de Tbilisi y la Fundación Jamestown, un think tank encabezado por figuras de alto nivel de la clase política y militar de EEUU, entre ellos el ex asesor de Seguridad Nacional Zbigniew Brzezinski.

El Ministerio del Interior de Georgia negó lo dicho por Izvestia. Negó tanto que nadie llamado Grigiry Chanturiya trabajara en él como que Tsarnaev hubiera puesto alguna vez un pie en Georgia.Pero el Fondo Caucásico habia reconocido la celebración de una conferencia conjunta con la Fundación Jamestown en Tbilisi en 2011 y el 24 de abril informó que su objetivo era «establecer y desarrollar las relaciones científicas, culturales y humanitarios entre los pueblos del Sur y del Norte del Cáucaso».

El Cáucaso es una región conflictiva del sur de Rusia, en la frontera de las ex repúblicas soviéticas de Georgia y Azerbaiyán. La región Incluye la república de Chechenia, donde un movimiento separatista está activo desde el colapso de la Unión Soviética. Moscú ha librado dos cruentas guerras contra los separatistas, que se han ido entrelazando cada vez más con los extremistas islámicos.

Poderosos sectores de la elite gobernante de los EE.UU. apoyan al separatismo checheno. El Comité Estadounidense para la Paz en el Cáucaso (ACPC) patrocinado por la derechista organización La Casa de la Libertad «(Freedom House), lideró estos empeños durante muchos años. En un artículo de 2004 titulado: «Los chechenos, amigos de los yankis», el diario británico The Guardian señaló que el ACPC definió al separatismo checheno como una «causa musulmana de moda, que requiere y merece el apoyo de EE.UU.».

El director de programas en el Cáucaso de la Fundación Jamestown trabajó anteriormente en  Freedom House. En los medios estadounidenses el informe de Izvestia fue apenas mencionado por unas pocas publicaciones especiaizadas en política exterior que lo descalificaron como una «teoría conspirativa».

La estrecha relación entre la política exterior de EE.UU. y las fuerzas islamistas chechenas constituye una parte fundamental de los antecedentes de los atentados de Boston. Al omitirla, los medios le niegan al público información clave, no sólo en cuanto a la identidad de las posibles fuerzas implicadas en el atentado, sino también sobre las consecuencias reaccionarias de la colaboración continua de Washington con las fuerzas terroristas islamistas en el Medio Oriente

Washington trabaja en Siria en estrecha alianza con los extremistas musulmanes, que son sus testaferros en el empeño de derrocar al presidente Bashar al-Assad. Dentro de ellos, los islamistas chechenos juegan un importante papel. La Brigada Muhayirin está dirigida por un checheno, Abu Omar al-Shishani, e incluye a muchos chechenos.

El checheno Abu Bara, muerto en octubre pasado, era un comandante de brigada en el Frente Al-Nusra, una subsidiaria de Al Qaeda que está jugando el rol militar dominante en la guerra contra Al Assad. El gobierno de EE UU tiene una larga tradición en el cultivo de las relaciones con Al Qaeda y otras fuerzas reaccionarias. Desempeñó un papel fundamental en el fomento del islamismo radical en Afganistán antes y durante la guerra afgano-soviética de la década de 1980, en un esfuerzo por socavar la influencia soviética en la región. El surgimiento de Osama bin Laden y de  Al Qaeda, que se desarrolló a partir de la organización que supervisó el apoyo logístico a los combatientes islamistas antisoviéticos fue el producto directo de esa guerra.

La comunidad de los servicios de inteligencia de los EE.UU. está tan acostumbrada a las consecuencias de «perder el control» de sus antiguos agentes que acuñaron el término «blowback» (retroceso) para nombrarlo. Sin embargo, los medios de comunicación han evitado inferir siquiera la menor posibilidad de que los atentados de Boston hayan sido un ejemplo de «blowback» o una operación llevada a cabo con el apoyo tácito o la asistencia de fuerzas internas del estado.


Compartí

Publicaciones Similares

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *