JORGE ALEMÁN: ¡Finíshela con el peronómetro!
No uno sino dos de mis amigos a los que les tengo la mayor de las confianzas me enviaron por la mañana este artículo de Jorge Alemán que suscribo sin otro reparo que el que se refiere al «marxismo salinista», porque no me parece que haber hecho un curso en Barcelona con el marxólogo rosarino Elios Prieto sobre El Capital a comienzos de los ’80 me confiera ese honor. Colijo que ha de ser un error de tipeo cuando quería referirse al estalinismo.
El autor sostiene que el hiperperonista que vocifera por todos los programas de TV un esencialismo que jamás puede representar al peronismo, encarna la versión local de un falangismo posmoderno matizado por los nuevos ensayistas de las derechas europeas que reúne las nociones de tradición, iglesia, nación y familia.
POR JORGE ALEMÁN / LA TECL@ EÑE
El señor vocifera por todos los programas de TV que frecuenta. Estará convencido que levantar la voz, ser avasallante con el interlocutor lo vuelve muy peronista. El argumento no puede nunca aparecer sin el énfasis que atropella. He sido educado en un hogar peronista, conocí a Jauretche gracias a mi padre en las tertulias del café Águila, de niño compartíamos fines de semana en la casa de Bramuglia, mi padre era amigo de Cámpora, Hugo del Carril lo visitaba cuando se accidentó gravemente, y para todos la educación del bien decir era una prioridad. Nunca levantar la voz fue una virtud peronista salvo en la ocasión pertinente.
El hiperperonista cita la Comunidad Organizada como su gran tesoro doctrinario. No da la impresión de que se haya enterado de la misma. Perón no cita allí a ningún autor argentino o latinoamericano, en cambio hay una larga secuencia de autores europeos que desembocan en Spinoza.
Todos equivocados según el hiperperonista concentrado, que se ve asediado por socialdemócratas por todos lados y que sabe que Europa lleva 200 años equivocándose.
Sin embargo, los grandes filósofos, con Gadamer a la cabeza, hubieran suscripto lo dicho por Perón en la alocución que clausuraba ese acto histórico en Mendoza. La propuesta de Perón de construir una política a distancia tanto del individualismo egoísta del capitalismo liberal y de la insectificación colectiva del socialismo salinista. Los filósofos que escuchaban participaban de la socialdemocracia naciente, la verdadera, la de la posguerra, la del estado de bienestar y la distribución del ingreso. No el engendro neoliberal que terminó siendo. La auténtica socialdemocracia hoy extinguida, esa de la cual el peronismo fue su antecedente efectivo. Eso Perón siempre lo supo, de hecho cuando en 1973 lo entrevistan (Jacobo) Timerman padre, (Roberto) Maidana y (Sergio) Villarroel, y le preguntan por sus modelos sociales, menciona los socialismos del norte. Admito que al espacio político que yo pertenecía no nos atrajo en aquel tiempo una idea, Cuba mediante, que nos parecía el colmo de la moderación.
Pero nuestro hiperperonista que defiende al Duhalde que dijo haber visto «banderas foráneas» en una de las marchas de apoyo al gobierno de Cristina, repite ahora algo bien europeo, un falangismo posmoderno matizado por los nuevos ensayistas de las derechas europeas, que juegan con la idea de una soberanía antiglobalización, pero que en el fondo encubren un ideal restaurador de las tradiciones, para instituirlas como un marco normativo. Hay varios nombres en Europa que representan esa posición de pastiche posmoderno que reúne tradición, iglesia, nación y familia. Me aburre nombrarlos por irrelevantes y porque están en las antípodas del peronismo, que siempre ha respetado las tradiciones populares como debe ser, reinventándolas y en permanente apertura a las distintas transformaciones epocales. Por ello el peronismo nunca, por razones históricas, puede ser ese «esencialista». El que el más peronista de todos pregona en su performance televisiva. Pero como decía el General, cada peronista lleva el bastón de Mariscal en la mochila.
Y por ello, tal vez, el más peronista de todos, sea morenista, animando el espectáculo del retorno nostálgico de lo que nunca fue.
Madrid, 14 de enero de 2021.
*Psicoanalista, escritor y poeta. Autor del libro «Capitalismo. Crimen perfecto o Emancipación». Su último libro publicado es Pandemónium, notas sobre el desastre, ediciones NED.
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¿Cita a Spinoza, el traficante de esclavos? ¿No será a Heidegger?
Asociar a Spinoza con trafico de esclavos solo se puede explicar por dos razones:error tipográfico o delirio.
Y no relacionarlo es ignorancia. Te remito, solo por brevedad, a la serie de artículos de Nicolás González Varela en Rebelión, titulados ««Cierto negro brasileño leproso», un sueño político-filosófico de Spinoza».
Spinoza ya había abandonado la actividad principal de su familia cuando comienza a dedicarse a la filosofía, pero nunca se desdice de su pasado -y, por supuesto, ni lo menciona- a pesar de escribir, incluso, una «Ética».
Pasa algo similar con Thomas Jefferson en USA y sus propios críticos de la ‘woke» culture actual en Virginia y otros lados. Como siempre la cosa no da para maniqueistas. El contexto histórico/económico es clave para analizar y valorar la posición de ésta gente con respecto al trabajo esclavo legal de la época (esto es al menos obvio en el caso de TJ). El impacto del tema es de todas maneras mínimo, en ambos casos y supongo que en muchos otros, si se compara con los escritos y peso moral y filosófico de Baruch Espinoza lo largo de los siglos. Es más y entre muchas cosas que se pueden decir, todo una pena que los francotiradores del Ejército israelí que asesina palestinos desarmados con tiros en la cabeza, no lo leen más seguido.
Sí, lo que pasa es que nuestra época no acepta esa “legalidad” —la del esclavo legal—. Para eso, entre otras muchas cosas, hemos luchado tantos años.
La democracia de Spinoza era para la burguesía naciente de la que formaba parte. Para nadie más. Que hoy a alguien le sirvan esos criterios, habla de lo mal que está nuestra época, no de lo bien que está Spinoza.
Salinas, el domingo 17 de enero, en El Gato Escaldado, un invitado habló sobre le identidad (o la falta de ella) del Peronismo.
Me podrías decir quién fue ese invitado? Y si tiene algo escrito sobre el tema?
Fue Daniel Santoro, el pintor filósofo.
Me pareció que era un tercero. Aparte de vos y César.
Salinas, no puedo leer tu respuesta. Aparece en rojo con fondo negro y no se lee nada 🙁
Alemán, que merece máximo respeto como intelectual y argento comprometido, mezcla cosas. Moreno,más allá de su peronometro absurdo y estilo desagradable, acierta cuando centra su crítica con un análisis (horror!!)quasi marxista(*)de la situacion economico-social argenta e insiste en que el tema a resolver,desde siempre, es la generación y apropiación de renta agroganadera por parte del complejo terrateniente-grandes contratistas y exportadores argentos. De ahí para abajo todo tiene solución. Llamenlo socialdemocracia, peronismo o el ismo que se quiera usar. (*) de Karl no de Groucho. Aclaro, porque tratándose de Argentina puede generar dudas.