Por Marco Antonio Moreno (editor de Jaque al Neoliberalismo)
Al mejor estilo de las películas de Román Polanski, Dominique Strauss-Kahn fue detenido en Nueva York y obligado a descender del avión que lo trasladaba a Berlín donde tranquilizaría a Angela Merkel de que el próximo rescate a Grecia tendría un bajo costo para Alemania, y que el euro se mantendría firme y robusto dado que es el dólar el que vive una crisis terminal.
Sin embargo, por ser acusado de violar y golpear a una camarera del hotel donde se hospedaba, Strauss-Kahn no pudo llegar a la cita con la Canciller germana y pasó de ocupar una habitación de 3.000 dólares la noche en un hotel de Manhattan, a pernoctar en una fría celda en el corazón de Harlem donde llegan todos los acusados de delitos sexuales.
¿Qué hacía Strauss-Kahn en Nueva York, si la sede del FMI está en Washington? Es una pregunta que hasta el momento nadie se ha interesado en responder, porque se desconocen los planes y las reuniones secretas entre la Reserva Federal de Nueva York y el director del FMI para el reciclaje de la deuda de Estados Unidos, que el 16 de mayo alcanzó su techo de 14,3 billones de dólares.