Las autoridades rusas estaban literalmente esperando con la hoja de ruta en la mano para aplastar el intento de golpe de Prigozhin

En una nota titulada «Golpe de Prigozhin: la jugada del FSB asusta a la CIA», publicada en Sri Lanka Guardian, el veterano diplomático de la India, M. K. Bhadrakumar, experto en los países ex soviéticos, presenta uno de los mejores análisis  e información de la rebelión armada fracasada del dueño de la compañía militar Wagner, Evgeny Prigozhin.

Bhadrakumar dice que la inteligencia rusa tenía instrucciones de tener a la Wagner «bajo escucha» en la batalla por Bajmut, donde los wagnerianos llevaban a cabo las principales operaciones. Dado que obviamente, seguían con atención las despotricaciones y desvaríos de Prigozhin en los que incurría desde el otoño pasado.

El diplomático indio señala que «es de crédulos pensar que el acuerdo (para que Prigozhin desistiera) fue posible en unas pocas horas a través de tortuosas negociaciones a tres vías entre Moscú, Minsk y Rostov del Don en momentos en que la columna rebelde Wagner se acercaba a Moscú».

El día anterior de la rebelión  –escribe Bhadrakumar– el presidente Putin había hablado con el presidente de Kazajistán y el presidente de Uzbekistán, países que han enfrentado últimamente tramas occidentales para el cambio de régimen, y posiblemente intercambiaron datos de inteligencia. Para el autor, era claro que había una trama muy avanzada en marcha en Kazajistán, país enclavado entre Rusia y China que es una pieza crucial en términos de arquitectura geopolítica en Asia Central. Posiblemente a eso se refería  el Secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, cuando  dijo el domingo pasado que la situación de intento de golpe de Estado en Rusia «todavía se está desarrollando … No quiero especular, pero no creo que hayamos visto el episodio final».

Lo que sí se ha visto, es al Estado ruso, la élite política, los líderes religiosos, los medios de comunicación, los funcionarios regionales y federales y las instituciones militares y de seguridad, concentrados detrás del presidente Putin. «Podría decirse que la estatura política de Putin ahora es inmutable e inexpugable en Rusia y los estadounidenses tendrán que vivir con esa realidad mucho después de la partida de Joe Biden de la escena», dice el veterano diplomático de la India.

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