Una guerra paralela: Techint Vs. Electromecánica
De acuerdo a la lectura, si las pinchaduras se hacen desde Italia, hay una sola hipótesis. JS
Una denuncia y dos hipótesis
Se diría que hay pesadillas que se niegan a morir, fantasmas de los años de plomo que, de tanto en tanto, se corporizan en visitas nocturnas, actos intimidatorios y pinchaduras telefónicas. El hecho, en este caso, ocurrió durante la madrugada del viernes de la Semana Santa pasada. Los detalles quedaron reflejados en la denuncia por intimidación que Gerardo Luis Ferreyra, vicepresidente de Electrongeniería S.A., realizó en el juzgado federal de San Isidro a cargo de Sandra Arroyo Salgado. «Pienso que esto puede tener connotaciones políticas relacionadas con mi militancia en los años setenta o con mi actual actividad empresarial, porque ya hemos vivido situaciones similares en épocas de campaña electoral», señaló el empresario.
Los hechos. La denuncia señala que durante la madrugada del viernes 22 de abril pasado, dos supuestos agentes de la Prefectura Naval se presentaron con una camioneta de la fuerza en su domicilio particular de la localidad bonaerense de Acassusso para, en apariencia, diligenciar una citación judicial. Si la fecha y el horario resultan extraños hasta para el más neófito en cuestiones legales, más extraño resulta aún que los supuestos efectivos lo hicieran con un auto de apoyo con cuatro civiles a bordo y que, tras no encontrar a nadie en la casa del empresario y merodear la zona durante casi una hora, fotografiaran con teléfonos celulares las garitas de los vigiladores privados que custodian la cuadra.
«Todo lo que referí en el juzgado me fue transmitido por los guardias que, ante la actitud inusual y sospechosa de los agentes o supuestos agentes de Prefectura, me contaron lo sucedido», afirmó Ferreyra. La cuestión, sin embargo, no termina allí. «Por las sospechas que me despertó la situación, contraté los servicios de un experto en informática y telecomunicaciones que, luego de realizar su trabajo, determinó que tanto mi persona como mi núcleo familiar y mi empresa teníamos los teléfonos fijos y móviles intervenidos a través de un sistema altamente sofisticado», precisó Ferreyra.
Según confió a Miradas al Sur una fuente ligada al caso, las «pinchaduras» se habrían concretado con equipos sofisticados desarrollados por las empresas Simens y Nokia, y sólo disponibles en Estados Unidos y Europa. La misma fuente, bajo la condición de mantenerse en reserva, arriesgó que según las pericias realizadas hasta el momento las intervenciones pondrían provenir de dos bases operativas localizadas en las ciudades de Roma y Milán.
Las hipótesis. La posibilidad de que el acto intimidatorio esté ligado a la activa militancia que tuvo Ferreyra en la década del setenta no es descabellada. No sería la primera vez que ocurre un acto de esta naturaleza. Tampoco que sería la primera vez que un testigo de una causa por delitos de lesa humanidad es intimidado, o directamente, amenazado. En los hechos, Ferreyra declaró en la causa que se desarrolló en Córdoba contra los represores Jorge Rafael Videla y Luciano Benjamín Menéndez y que los condenó a cadena perpetua por sus responsabilidades en el asesinato de 31 presos políticos alojados en la Unidad Penitenciaria San Martín de la provincia.
Sin duda, el actual vicepresidente y accionista de Electroingeniería tuvo mejor suerte que muchos de sus compañeros de militancia: detenido el 20 de agosto del ’75 cuando integraba el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y puesto a disposición del Poder Ejecutivo Nacional, aunque sufrió vejámenes y torturas, sobrevivió a la dictadura para, finalmente, recuperar la libertad el 24 de julio del ’84. En el ínterin, su primera esposa fue detenida ilegalmente y su primer hijo nació en cautiverio en la Unidad Penitenciaria Provincial Nº 1 de la Ciudad de Córdoba.
Ferreyra dice estar «confiado» en que el hecho será «investigado y esclarecido por la Justicia». Sin embargo, la posibilidad de que el acto denunciado ante el juzgado de Arroyo Salgado tenga como explicación su militancia y condición de testigo es sólo una de las posibilidades. Como el mismo Ferreyra señala, la otra hipótesis se relacionada con su actividad empresaria. La envergadura de las obras desarrolladas por la compañía en materia de transmisión y generación de energía sustenta la posibilidad. Un ejemplo de la magnitud de los proyectos de la empresa es la construcción de la nueva usina térmica Manuel Belgrano II en la zona de Campana. Se trata de un licitación pública llave en mano que –según fuentes de mercado– implicará unos 1.400 millones de dólares. Allí, Electroingeniería compite, entre otros, con la dupla Techint-General Electric.
Nota relacionada:
-
Ricardo Monner Sans es un experto en denuncias que, en su mayoría, terminan archivadas. En esta ocasión, se trata de la querella que inició hace aproximadamente tres años contra las empresas Siemens y Electroingeniería S.A. por supuestas irregularidades en la licitación de dos centrales térmicas, localizadas en Timbués y Campana; una operación que intentó fundamentar en base a recortes periodísticos con investigaciones que se concretan en nuestro país y Europa contra la firma alemana.