Acerca de la crisis Gobierno-CGT

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Sabias palabras, Ricardo.

Restaurar la alianza estratégica

Por Ricardo Rouvier / Tiempo Argentino

Un nuevo aniversario de los mártires de Chicago nos actualiza ya que, en nuestro país, la existencia del peronismo transformó una conmemoración de lucha en una fiesta. Esa fiesta fue plena cuando el peronismo gobernó, pero también fue de afirmación combativa cuando estaba prohibida y censurada la palabra obrera. Era un momento, una cita para reforzar la decisión histórica de la “columna vertebral” como sujeto. Hoy, el peronismo en el poder bajo el nombre de kirchnerismo con una decisiva voluntad de emancipación, nos plantea respuestas pero también nos interpela sobre el alcance histórico de dicha emancipación. La actualidad nos encuentra con que la clase trabajadora en estos últimos ocho años ha vuelto a ser destinataria del proyecto político. Pero, también nos encontramos en la controversia de una CGT cuya conducción se considera no tratada, destratada por el gobierno de CFK. Frente a lo cual, el secretario general Hugo Moyano y algunos otros dirigentes de la mesa directiva reaccionan cómo si el gobierno hubiera dado un giro burgués y desplazado el objetivo popular que lo anima y le da identidad.

Pero, más allá de los justos reclamos sindicales, y más allá de los desencuentros telefónicos; esta cuestión sólo puede leerse desde la política. Y desde la política hay que armar un cuadro completo de la situación que contenga a la CGT como actor fundamental del proyecto, y al gobierno como cabeza. Pero, aquí viene la diferencia, entre lo que es importante y lo que es imprescindible. La alianza estratégica con la clase trabajadora es crucial para avanzar en la consumación de los objetivos nacionales y populares. Al decir crucial estamos diciendo que sería una enorme pérdida no mantener dicha ligazón, sería poner en riesgo el proyecto. Ahora bien, más arriba señalamos lo imprescindible, y lo imprescindible es el gobierno, es la conducción del Estado y del kirchnerismo. Sin esa conducción no habría proyecto y las amenazas de los adversarios encontrarían algo que hoy no encuentran: el cauce suficiente, el agujero en el muro, para ampliarlo e inundar al movimiento popular de incertidumbre y fragmentación. La vertebración del poder es paralela a la consecución del proyecto. Son dos paralelas atentas una a otra, hermanas, gemelas en su despliegue.
Los reclamos de los trabajadores expresados por su dirigencia son legítimos pero no así los cuestionamientos a la conducción política. Y ambos vienen en el mismo cuerpo discursivo, y al final sobresale aquello que impacta sobre lo imprescindible y deja atrás lo importante. El acto de Vélez del viernes fue una confirmación de la jefatura en manos de Cristina Fernández de Kirchner, y una ratificación de la profundización que tuvo en la avanzada estatal sobre YPF un testimonio del proyecto. Puede ocurrir, de hecho ocurre, que a veces aquellos que han tenido un papel relevante en la lucha por los derechos de los trabajadores –quien puede negar la singularidad de Moyano ante los ’90?– y que cumplen el papel de aliados puedan perder la visión completa del escenario político, la correlación de fuerzas y las prioridades, llevados por esa singularidad a resaltar lo particular.
La interpelación y negación que hace el secretario general de la CGT respecto de la jefa del movimiento en cada mensaje, lo coloca en un lugar equívoco favoreciendo a los grandes comunicadores del anteproyecto. Puede haber razones de ambos lados, puede haber excusas de ambas partes, lo que no puede haber  en política, es la confusión sobre  quién conduce. 
Homologar conducciones es provocar una igualación inexistente y exponer a la instancia superior  ante los que quieren que el kirchnerismo concluya su labor histórica. 
Es imprescindible que el poder político restaure la alianza estratégica con los trabajadores y hacerlo a través de las organizaciones sindicales; pero también es imprescindible que estas consideren que la política se extiende más allá de las fronteras reinvindicativas. Habría sido bueno que este primero de mayo se retornara la fiesta, en este caso, la fiesta de la unidad.

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