CHINA. Las decisiones que tomaron sus dirigentes afectarán a todo el mundo
China aspira a repetir su crecimiento del año pasado
La China actual ya no aspira a romper ningún techo, sino a mantenerse en la senda del año precedente. El primer ministro Li Qiang ha fijado para 2024 un objetivo de crecimiento económico del 5%, idéntico al marcado para 2023 (que terminó superándose en dos décimas). En su primer informe anual frente a los cerca de tres mil compromisarios de la Asamblea Nacional Popular, Li ha desgranado un programa de acción básicamente continuista.
Cabe resaltar en cualquier caso el crecimiento del presupuesto de Defensa en un 7,2%, por debajo de los aumentos que se barajan ahora mismo en la mayor parte de gobiernos de Europa, con dos guerras en su misma periferia. En cualquier caso, en números absolutos impresiona, ya que equivale a 213.242 millones de euros. Una cantidad que se considera necesaria para exorcizar las tentaciones secesionistas del partido soberanista que en diciembre volvió a ganar las elecciones presidenciales en Taiwán, aun siendo relegado a segunda fuerza en el Parlamento de Taipéi.
En este sentido, Li mandó un mensaje explícito «a los compatriotas de Taiwán, Hong Kong y Macao» y, en el caso de estas dos últimas excolonias, se refirió a la necesidad de contar con «patriotas» al frente de sus instituciones. Desde Taipéi ya se han levantado objeciones al discurso de Li, encuadrado en el horizonte de «un país, dos sistemas».
La previsión de crecimiento económico del gobierno chino, en cualquier caso, desafía los pronósticos del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, del 4,5% y el 4,6% para 2024.
Li Qiang ha metido el dedo en la llaga al señalar como prioritaria la reducción del paro juvenil. Aunque su discurso, de una hora, no ha explicitado las fórmulas para lograrlo, más allá de una partida extraordinaria de estímulo de económico, menos abultada de lo que se esperaba. El objetivo es mantener a raya el desempleo en las grandes ciudades, por debajo del 5,5%. Mientras que el umbral de déficit público se sitúa en el el 3% del PIB. La misma cifra mágica del 3% se ha fijado como meta de inflación.
Sea como sea, el rebote económico que se preveía tras el encierro de la covid, ni se vio en 2023, ni se verá en 2024. El propio Li ha reconocido que hay «muchas dificultades por resolver», empezando por el endeudamiento estratosférico de sus mayores inmobiliarias, que captaron el ahorro nacional durante la década pasada y ayudaron, al frente del sector de la construcción, a capear el enfriamiento del flujo de inversión directa extranjera y de las exportaciones.
Una demanda exterior en baja forma no ha podido ser compensada por el consumo interno, desincentivado por las incertidumbres laborales. Asimismo, se han visto decepcionados aquellos que esperaban en el discurso de Li señales de un despliegue del estado asistencial en China, a fin de disipar temores y promover el gasto de las familias. El supuesto izquierdismo de Xi Jinping, verdadero hombre fuerte del país, todavía palidece frente al estado del bienestar de Europa Occidental.
El descenso de la natalidad ha estado también en el punto de mira de Li, en su discurso en el Gran Palacio del Pueblo. En la cita anual más importante del calendario legislativo,el primer minsitro se ha referido al envejecimiento de la población -China lleva dos años perdiendo habitantes- y la necesidad de «fortalecer» la asistencia pública a las personas mayores, todavía anémica, gracias al arraigo de la responsabilidad filial en la mentalidad asiática.
En el año del dragón la dirigencia china debate en 2 sesiones el rumbo a seguir
Las sesiones simultáneas del máximo órgano legislativo y del órgano consultivo más importante de China que se realizan esta semana expresarán el resultado de debates que atraviesan toda la sociedad y el Estado. Sus resoluciones, por ende, indicarán la dirección que el pueblo chino y sus líderes piensan seguir. De ellas depende buena parte de la economía mundial, el comercio, las finanzas y la relación entre las monedas de las principales potencias. En definitiva, se constituirán en la brújula de la paz mundial.
Ayer comenzó la sesión anual de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPC), el máximo órgano deliberativo y asesor de la República Popular, y el hoy se inauguró la 2ª sesión anual de la 14ª Asamblea Popular Nacional (APN), la máxima legislatura unicameral del Estado. Ambas tienen sus reuniones plenarias durante una semana en marzo de cada año. De la primera surgen las propuestas y de la segunda las leyes y el control del gobierno.
El sistema constitucional de China se caracteriza por la cooperación multipartidista y la consulta política bajo el liderazgo del Partido Comunista de China (PCCh). La Constitución de la República Popular estipula que todos los poderes del Estado pertenecen al pueblo y que los órganos con los que éste ejerce su poder son la Asamblea Popular Nacional y las asambleas populares locales a todos los niveles. La Asamblea Popular Nacional es la máxima autoridad del Estado y legislatura suprema. Los responsables de administración, supervisión, juicio y fiscalía se eligen por la Asamblea, rinden cuentas ante ella y aceptan su supervisión.
La Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, por su parte, es una organización de frente unido, el máximo órgano consultivo de China y no forma parte del poder legislativo. Está compuesta por delegados de diversas organizaciones y partidos políticos (además del PCCh, en China están legalizados otros cuatro partidos), así como miembros independientes, especialmente de las confesiones y orientaciones religiosas y de las minorías nacionales y étnicas. La proporción de la representación de los diferentes participantes está determinada por convenciones establecidas y es negociada entre las partes, pero respetando el liderazgo del Partido Comunista. La democracia consultiva es una forma con características únicas, complementaria de las asambleas legislativas, para dar voz a todos los sectores de la sociedad, no importa cuál sea su poder.
Ni totalitarismo ni autocracia
A diferencia del sistema liberal occidental de tres poderes que se controlan y balancean mutuamente (al menos en la teoría), el sistema chino se basa en las asambleas locales, regionales, provinciales y nacional que, escalonadamente, van eligiendo sus representantes para el nivel superior. Si bien en la Constitución está establecido el rol rector del Partido Comunista, en las asambleas participan representantes de todos los sectores del pueblo chino y en el propio partido, de casi 100 millones de miembros, se distinguen varias corrientes políticas e ideológicas bajo el manto del marxismo-pensamiento de Xi Jinping. No se puede hablar, por consiguiente, de totalitarismo ni de autocracia.
O sea que el órgano legislativo es el resultado de un proceso permanente de debate y decisión que, a su vez, es complementado por la pluralidad de opiniones representada en la Conferencia Consultiva y en sus correlatos inferiores. De este consenso nacional emana la fuerza de las resoluciones de las Dos Sesiones. En la sesión de apertura de la APN el nuevo primer ministro Li Qiang presentó hoy su primer informe de gobierno en el que anunciará el objetivo de crecimiento del gobierno chino, la proyección del déficit y la dirección general de las políticas económica, social y exterior para 2024.
El jueves pasado la Oficina Nacional de Estadísticas (NBS, por su nombre en inglés) publicó su comunicado habitual antes de las Dos Sesiones sobre el desarrollo económico y social del país en 2023, en el que constata que la economía china mantuvo su recuperación postpandemia creciendo un 5,2% interanual, situándose por encima del objetivo oficial de crecimiento de alrededor del 5%. Por su parte, el PIB per cápita aumentó el año pasado un 5,4% respecto al año anterior.
“El informe de trabajo del gobierno coordinará el desarrollo y la seguridad, la reforma estructural por el lado de la oferta y la insuficiente demanda efectiva, las tareas estratégicas de la modernización china y la reforma y apertura para promover un desarrollo de alta calidad de la economía”, declaró a Global Times Yu Miaojie, diputado de la APN y presidente de la Universidad de Liaoning. Yu afirmó que se espera que la tasa de crecimiento del PIB de China alcance en 2024 entre el 5,3% y el 5,4%. Además del objetivo de crecimiento del PIB, Yu también espera que el ratio déficit/PIB se fije para 2024 en 3%.
El gran desafío: la tasa de natalidad
Por su parte, Zhu Hongyi, miembro del Comité Nacional de la CCPPC y fundador y presidente de 360 Security Technology, afirmó que otro de los principales focos de atención será el desarrollo de nuevas fuerzas productivas, para que la innovación científica y tecnológica impulse la productividad. Sin embargo, la transformación de la economía se ve limitada por los impedimentos norteamericanos al suministro de insumos esenciales (por ej. semiconductores) y sus sanciones con claro sesgo proteccionista. El creciente desacoplamiento de los países occidentales respecto de la economía china ejerce una fuerte presión, para que la potencia asiática busque reducir sus costos de producción. Ese factor coyuntural incide, empero, agravando el efecto de otro de más largo alcance: la disminución y envejecimiento de la población.
Las estadísticas de los recién nacidos en los últimos cuarenta años muestran que la tasa de natalidad de China ha ido disminuyendo desde que alcanzó su máximo en 1987. En la actualidad, cada jubilado chino se mantiene con las cotizaciones de menos de cinco trabajadores. La proporción es la mitad de la que existía hace dos décadas y tiende a ser de 3 a 1 en 2030 y de 2 a 1 en 2050. Demógrafos y economistas han advertido que el actual sistema de pensiones es insostenible y debe reformarse. Una de las alternativas en consideración es el alza de la edad de jubilación, pero no sería suficiente para compensar el descenso demográfico.
La contracara del envejecimiento de la población es el aumento de los costos para la crianza de niños. Según ha informado recientemente el YuWa Population Research Institute, con sede en Beijing, el costo medio de criar a un hijo en China es el segundo más alto del mundo.
Catástrofes, burbuja inmobiliaria y desempleo juvenil
La Asamblea Popular Nacional y la Conferencia Consultiva Política se reúnen este año en un momento en que China continúa avanzando hacia el objetivo de llegar al segundo centenario construyendo “un país socialista moderno próspero, fuerte, democrático, culturalmente avanzado y armonioso”. En la primera etapa, de 2020 a 2035, el país se propone colocar los cimientos de una sociedad “moderadamente próspera” y en otros 15 años más espera alcanzar la “modernización socialista”. Si no quiere apartarse del plan compartido por toda la sociedad, entonces, el liderazgo chino sólo puede encarar las necesarias reformas en la economía y en la sociedad incrementando el ritmo y mejorando el perfil del desarrollo del país.
Durante 2023 China sufrió sucesivamente lluvias torrenciales, mortales deslizamientos de tierra, extrañas tormentas de granizo y una serie de tifones que se sumaron a las consecuencias aún no superadas del terremoto en Sichuan en septiembre de 2022. Las pérdidas ocasionadas por estos fenómenos se estiman en más de 42 mil millones de dólares.
El segundo gran frente de problemas lo plantea el sector inmobiliario. Después de superar en 2021 el colapso del coloso Evergrande, este sector fuertemente endeudado se está reestructurando, pero depende mucho de la expansión del mercado interno, para evitar nuevas quiebras.
Entre tanto, la tasa promedio de desempleo urbano se situó en China en el 5,2 por ciento en 2023, es decir, 0,4 puntos menos que en 2022. Sin embargo, el desempleo juvenil se mantiene excesivamente alto, alrededor del 20%. Esta falta de trabajo decente a temprana edad afecta las perspectivas laborales futuras y disminuye la capacidad de ahorro a lo largo del ciclo vital. Además, el crecimiento de la renta de los hogares está estancado, mientras aumentan los elevados costos de los servicios sociales y públicos, sobre todo en la atención sanitaria. El vínculo entre el desempleo juvenil y la exclusión social podría generar sentimientos de marginalización y aumentar los grados de violencia y las adicciones, constituyéndose así en una preocupación central del liderazgo.
Crecimiento y desigualdad
A estos factores negativos se suma el crecimiento de la desigualdad, ya que el 1% de la población controla más riqueza que el 50%. Se trata de una tasa similar a la de EE.UU., pero inaceptable para el pueblo chino.
Ante las dificultades que plantea el crecimiento de la economía china y el tenso contexto internacional, el PCCh no tiene la alternativa de ajustar reduciendo el nivel de ingresos de la población. Está obligado, por lo tanto, a buscar nuevas sendas de crecimiento hacia adentro y hacia afuera. Para desarrollar el mercado interno, aumentar el bienestar de la población y asegurar una mejor distribución de la riqueza, el liderazgo de Xi Jinping impulsa, entonces, el desarrollo de las energías limpias, la conectividad, las nuevas tecnologías, el desendeudamiento de las familias y el equilibrio regional. Al promover la radicación de más y mejores inversiones extranjeras, mientras expande la cooperación Sur-Sur, los acuerdos de libre comercio con distintos países y puja por mantener abiertos los canales con los países occidentales, la República Popular trata de expandir su comercio exterior y el flujo de capitales.
China es ya la segunda potencia mundial y la primera por poder adquisitivo del salario. En la última década y media ha sido el motor principal del crecimiento económico del mundo, aportando el 35% del crecimiento del PIB nominal mundial, mientras que Estados Unidos ha contribuido en un 27%. En 2022 la economía china representó casi el 19% del PIB mundial según paridad de poder adquisitivo (PPA). Por consiguiente, las decisiones que adopte la Asamblea Popular Nacional esta semana afectarán el desarrollo de toda la economía mundial.
Ningún país y ninguna economía puede prosperar duraderamente a costas del resto del mundo. No puede haber globalización sin una reducción sustancial de los desequilibrios entre los países y las regiones, entre los pueblos y dentro de ellos así como entre el ser humano y la Naturaleza. En la cultura tradicional de China el dragón es el portador del bienestar. Las Dos Sesiones que se celebran en China indicarán si el resto del mundo también se beneficiará del Año del Dragón o marchará hacia un desorden catastrófico.
«El supuesto izquierdismo de Xi Jinping, verdadero hombre fuerte del país, todavía palidece frente al estado del bienestar de Europa Occidental», Ja ja ja, sí ya se vio en la pandemia de covid: Europa Occidental haciendo el ridículo, con los profesionales sanitarios protegiéndose con bolsas de basura, con cifras astronómicas de muertos y eligiendo a quién salvar porque no había ni respiradores ni medicamentos para todos. Sobre todo en España, no ha pasado tanto tiempo como para que al periodista de La Vanguardia no se le caiga la cara de vergüenza al escribir eso.
Obviamente sigue el discurso del imperio de desprestigiar a China. Y no debe hacerlo gratis
¿Por qué reproducen estas notas?