Me encontré con Gonzalo Chaves (ver dos mensajes atrás) para hablar de la Triple A, que mató a su padre y a un hermano, y a la que él estudia desde hace mucho. Gonzalo cree y sostiene que las Tres A fueron siempre controladas por los servicios de inteligencia militares, imbuídos de la doctrina francesa. Y más precisamente por un pequeño grupo de oficiales adiestrados por los franceses que protagonizaron el Plan CONINTES (Conmoción Interna del Estado) y que década y media después constituyeron la elite de los interrogadores del Ejército.
Ya saben: durante los años 1960 y 1961, los trabajadores en lucha (mayoritariamente peronistas, pero también comunistas y otras organizaciones marxistas) fueron militarizados, detenidos, muchas veces torturados y conducidos a cuarteles distantes.
Le dije que el CONINTES es materia de estudio de los investigadores del Archivo Nacional de la Memoria, y que por lo que ya me han contado, no cabe duda de que tiene razón.
A continuación, algunas de las reflexiones de Gonzalo:
El CONINTES es muy interesante. Y una de las cosas más interesantes es que fue exitoso. Porque la resistencia peronista fue derrotada por el Plan CONINTES. Y nadie, ningún resistente, que yo recuerde, asumió la derrota. ¿Qué pasa cuando sos derrotado y no te podés levantar más? La resistencia peronista fue derrotada y ningún peronista lo admitió. Y como esa derrota no se asumió, no hubo continuidad con el proceso que se desarrolló en los años ’70. Por eso jóvenes resistentes al CONINTES objetan a la militancia de los ’70, la acusan de advenediza… como si les hubiera robado sus banderas. Ellos pusieron todo… pero les pasó lo mismo que nos puede pasar a nosotros si no admitimos la derrota. Los que no la admitieron, pensemos en los máximos dirigentes de Montoneros, no han podido volver a hacer política. Porque la derrota no es el fin de la historia sino el comienzo de otra.
Miralo a Jorge Rulli. Tiene un odio… (Haroldo) Logiurato, Diego Miranda, tienen aversión a los de los ’70. También, aunque menos, la tenía (Envar) Cacho El Kadri. Cuando me lo encontré en el exilio, en España, decía barbaridades de nosotros (los montoneros). «Digas lo que digas, Cacho, vos estás acá y nosotros estamos en la Argentina, metiendo caños. Los que estamos peleando somos nosotros», le respondí.
Rulli considera que la incorporación de las capas medias le hizo daño al movimiento. A mi juicio es un terrible error. La clase obrera, los laburantes, estábamos solos y perdidos, estábamos derrotados. Y la incorporación de los sectores medios le dio nueva vida al movimiento nacional.