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Roger Noriega. Archienemigo de Chávez y padrino del terrorista cubano Luis Posada Carriles |
Hoy mismo, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, denunció que el ex subsecretario de Estado de Estados Unidos Roger Noriega, el ex presidente de Colombia Álvaro Uribe Vélez y el asesor político Juan José Rendón (un venenezolano que fue el Jaime Durán Barba del presidente Juan Manuel Santos y que se especializa en “propaganda negra”) están preparando “un plan de guerra psicológica” para desestabilizar a Venezuela.
Ayer, Carlos Pagni recordó que la supuesta participación de un supuesto discípulo guyanés del ex agregado cultural de Irán en Buenos Aires en una frustrada tentativa de atentado contra el aeropuerto John Fitzgeral Kennedy, que el fiscal Alberto Nisman presentó como gran novedad, es un invento de Noriega.
“Llama la atención que de todo lo dicho ayer por las fuentes de la fiscalía (de Nisman) no surgiera la ligazón actual de Irán a Venezuela y Bolivia, dónde los acusados de la Argemtina con pedido de captura de Interpol fueron recibdos a nivel presidencial”, puntualizó,
Se trata de que Nisman y sus becarios intentaron por todos los medios que su dependencia de eje CIA-Mossad no resultara evidente, en aras de no restarle credibilidad a las acusaciones levantadas contra Rabbani de haber sido el supuesto jefe del guyanés Abdel Kadir, a quien la justicia estadounidenese condenó por intención de, inducido a ello por agentes encubiertos del FBI, cometer un atentado en el aeropuerto JFK.
Pagni trató de darle una mano a Nisman al referirse a las “innumerables precisiones” (sic) que habría recopilado acerca de que el ataque a la AMIA “integró un plan orquestado desde Teherán” y puntualizó que “la figura central de esta trama es Michael Seaforth, un político de Guyana que en 1974 se convirtió al Islam y cambió su nombre por Abdul Kadir”. Y agregó que esta misma “tesis fue defendida en marzo pasado por el ex subsecretario del departamento de Estado para las Américas, Roger Noriega”, y que “la nueva acusación de Nisman (es decir, de Noriega) es vista desde la Casa Rosada como una irreverencia”.
En su afán de apoyar a Nisman, La Nación le dedicó su principal editorial, con un título solemne: “AMIA. trascendente dictamente del fiscal” en el que, sin embargo, reconoce el enorme riesgo dde que “al no aportar, en principio, nuevos e importantes elementos sobre el atentado en sí, no modfique la tesitura de quienes cuestionan la línea de investigación del fiscal…”. Dicho de otro modo, admite que no aporta nada nuevo.
Comentó José Petrosino acerca de esta nueva corrtina de humo que Nisman “emitió un nuevo mamotreto para ensuciar a Irán que por lo burdo puede convertirse en un boomerang. Y agregó que si el anterior mamotreto, de 2006, que “originó los pedidos de captura ahora en el tapete a causa del acuerdo iranoargentino, era infundado y arbitrario” el de ayer también lo es, pero además es surrealista” y puntualiza que la pretensión de convertir a Rabbani en el organizador de proteicas “células dormidas” iraníes en la Argentina está destinada al fracaso toda vez que “Rabbani no aparece ni siquiera mencionado en los voluminosos expedientes de la causa por la voladura de la embajada de Israel”.
“El guyanés tenía contactos con Rabbani por las tareas de éste como máximo representante religioso del shiismo en la región entre 1984 y 1998”, agregó.
Eso es todo lo que Nisman tiene. Es decir, nada.
Nisman, concluye Petrosino “es un infame traidor a la Patria que debería estar preso y no cobrando un sueldo de los sufridos contribuyentes”.