La desaparecida empleada doméstica de los Bettini sigue siendo N.N.

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OPINIÓN

Aunque memoria, verdad y justicia no parezcan cotizar en la bolsa electoral 

La saga de los Bettini y su empleada N.N., un paradigna del horror que no debemos olvidar

(Por Nando Bonatto*).- Algunos piensan que los temas de la dictadura ya fueron, que no redituan electoralmente e incluso hay candidatos que opinan que no sólo es necesario enterrarla, sino incluso desterrarla de la memoria y construir un futuro de olvidos. Ayer en el cierre de campaña, hubo quien afirmó entre globitos que hay que «dejar de discutir nuestra historia y construir el futuro aprendiendo de los errores del pasado» y citó al presidente Arturo Frondizi para proponer «extirpar de raíz el odio», y al cardenal Jorge Bergoglio, ahora Papa Francisco para «construir la unidad en la diversidad». La insistencia en el olvido debiera hacernos reflexionar acerca de la permanencia de aquello que, aunque sin mayor rédito político, es condición esencial de cualquier propuesta digna.

Los diarios de ayer nos trajeron (acá, acá y acá) uno de los horrores de ese pasado que insiste en reaparecer molesto y con preguntas que inquietan.

Se trata de uno de los casos paradigmáticos del terror genocida que signó a mi ciudad La Plata.

La familia Bettini formaba parte de las familias tradicionales de la ciudad. Hoy uno de los sobrevivientes es el embajador argentino en España.

Ayer, Marta  Bettini radicada en España desde el 77, declaró en la Causa Esma De la familia quedaron desaparecidos, Marcelo Bettini 19 años,el padre de 60 años, la abuela del actual embajador, la señora Hourquibié de 77 años de edad y el teniente de navío Jorge Devoto, casado con Marta.

Uno de mis hermanos, fallecido ya, recordaba con particular admiración a Antonio Bettini, abogado, conservador y de derechas, hombre de vasta cultura, a punto tal, que mi hermano recordaba que, siendo alumno del Colegio Nacional, si el Profesor Bettini advertía que había una hora libre, sin importar la la asignatura que se tratase, pedía que pusieran el curso a su  disposición y dictaba clase con más soltura y profundidad que el profesor titular.

Su suegra, la señora Hourquibié, fue asesinada según el psicópata Camps y su adlater Etchecolatz por haber financiado a la subversión. Posiblemente sea la víctima de más edad objeto del exterminio,

Ahora bien, no bastaba tanto espanto, tanta muerte repetida en medio de nuestra degradación como sociedad.Hubo otra víctima tan olvidada que ni siquiera fue mencionada en los diarios de ayer: la empleada de servicio doméstico de la familia Bettini.

Sucede que aún en el medio de la condena a la represión genocida, que barría con todo,persiste la madre de la represión, esa puta argentina clasista que pone en segundo plano a quienes, callada, grismente, pasan por la vida sin dejar mayores señales.

Si nosotros, la buena gente, de buena conciencia, ni siquiera tenemos registro del nombre de la pobre empleada desaparecida del todo, si, del todo, puesto que ni si su nombre ha quedado. Los otros, los candidatos de country y «Embajada» tienen como horizonte volver a la gloriosa patria de los negocios en donde, la Memoria,Verdad y Justicia no coticen ni en la bolsa ni en el mercado marginal.

*Nando Bonatto es el editor de Poesía y Ramos Generales


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