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La mano negra: los atentados de Siria, Bulgaria y la AMIA

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Tres despachos de último momento y un artículo de más largo aliento, todos sobre Siria. Y toda nuestra solidaridad para su pueblo, tan próximo en el corazón al nuestro, y víctima de la «democratización compulsiva» del eje EE.UU.-Reino Unido-Francia-Arabia Saudita-Qatar.
Mientras subo esta nota, me entero de que en la ciudad balnearia de Burgas, en Bulgaria, un ómnibus lleno de turistas israelíes explotó, matando al menos a ocho de ellos. El premier fascista de Israel, Benjamín Netaniaju (así se dice, y se escribe en alfabeto hebreo, por lo que no me da la gana de retraducirlo del inglés)  no tardó ni un minuto en salir a decir que fue Irán, y a emparentar a este atentado con el de la AMIA. Medios israelíes adelantaron que habría sido cometido por un suicida. Me jugaría una mano que no. Y me parece obvio que el atentado de Burgas se hizo para tapar, para minimizar, para invisibilizar el de Damasco. ¿Les parece demasiado paranoico? Tiempo al tiempo.
También en Damasco dicen que fue un suicida. Apuesto que no.
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XINHUA
La televisión estatal de Siria desmintió hoy miércoles las informaciones previas que apuntaban a la muerte del ministro del Interior, Mohammed Ibrahim al-Shaar, en un ataque suicida con bomba perpetrado hoy contra el complejo de Inteligencia Nacional en la capital siria de Damasco.

Por otro lado, la misma cadena ha confirmado la muerte en el ataque del ministro de Defensa, Dawood Rajaha, del viceministro de Defensa, Assef Shawkat, y del cuñado del presidente Bashar al-Assad.
Anteriormente la cadena de televisión libanesa al-Manar informó de que el ministro del Interior había fallecido por las heridas recibidas durante el ataque contra el edificio donde se encontraban reunidos varios ministros y jefes de inteligencia.
Algunos de los altos funcionarios presentes en la reunión resultaron gravemente heridos tras el ataque.
Este atentado es el primero de esta clase contra personalidades destacadas en la capital, que ha protagonizado intensos enfrentamientos desde el pasado domingo en el marco del conflicto sirio que ya se extiende durante más de 16 meses.
Atentado en Damasco decapita al aparato de seguridad de Al Asad
AFP
El ministro de Defensa, su segundo y el jefe del combate contra la rebelión perdieron la vida en un ataque con bomba en la capital del país, convirtiéndose en los jerarcas de mayor rango que mueren desde el inicio de la violencia en marzo de 2011


El ministro sirio de Defensa murió el miércoles junto a su viceministro y al jefe de la lucha contra la rebelión en un atentado con bomba en Damasco que decapitó el aparato de seguridad del presidente Bashar al Asad, al tiempo que proseguían los combates en la capital.
 

Las muertes del ministro de Defensa, Daud Rajha, y de su viceministro, Asef Shawkat, cuñado de Asad, fue anunciada por la televisión estatal, que confirmó igualmente la del jefe de la célula de crisis, Hasan Turkmeni, comunicada previamente por el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), con sede en Londres.

Estos jerarcas, con grado de general, son los de mayor rango que pierden la vida desde el inicio de la rebelión en marzo de 2011.

En la explosión también resultaron heridos el ministro del Interior, Mohamad Ibrahim al Shaar, y el jefe de la Seguridad Nacional, Hisham Ijtiar, según una fuente de los servicios de seguridad.

La fuente dijo a la AFP que el atentado fue perpetrado por un kamikaze, presuntamente un guardaespaldas de uno de los oficiales presentes en la reunión, que activó su cinturón de explosivos en la sala del ultraprotegido edificio de la Seguridad Nacional, en el centro de la capital.

El ataque fue reivindicado por el Ejército Sirio Libre (ESL), formado por militares desertores que se unieron a la insurrección y por civiles armados.

Asad nombró de inmediato al jefe del Estado Mayor, Fahd al Freij, como nuevo ministro de Defensa, y el ejército reiteró su «determinación» de proseguir el combate para «limpiar la patria de los restos de bandas terroristas».

El Consejo de Seguridad tenía previsto reunirse este miércoles para someter a votación una resolución apoyada por los Occidentales, que amenaza a Siria con sanciones. Pero el encuentro se aplazó hasta el jueves, a pedido del enviado especial de la ONU para Siria, Kofi Annan, para permitir nuevas consultas tras el atentado, indicaron fuentes diplomáticas.

Annan también solicitó al Consejo que se «una» y actúe de modo «concertado» y «fuerte» para que cese la violencia en Siria.

Por su parte, la jefa de la diplomacia europea Catherine Ashton «condenó» el atentado en Damasco e instó a una «acción concertada» del Consejo de Seguridad de la ONU y la comunidad internacional.

Irán también condenó el atentado, estimando tener la certeza de que «el gran pueblo sirio defenderá su soberanía, la estabilidad y la seguridad» de Siria.

Rusia, aliada de Damasco, llamó a «castigar» a los autores del ataque e indicó que la imposición de sanciones equivaldría a dar «un apoyo directo a un movimiento revolucionario», algo contrario a los mandatos de la ONU.

Estados Unidos consideró en cambio que el régimen sirio está «perdiendo el control» e instó a la comunidad internacional a que «presione al máximo a Asad para hacer lo que es correcto, abandonar (el poder) y permitir una transición pacífica» de poder.

Washington también decidió sancionar a 29 altos mandos del régimen sirio, entre ellos varios ministros, anunció este miércoles el Departamento del Tesoro.

Pero las diferencias sobre los medios para poner fin al conflicto en Siria «persisten» entre el presidente ruso, Vladimir Putin, y su homólogo estadounidense, Barack Obama, que este miércoles hablaron por teléfono, informó el Kremlin, citado por Ria Novosti.

El martes, los rebeldes habían anunciado el inicio de la «batalla para la liberación» de Damasco.

La periferia de Damasco es teatro desde el domingo por la noche de los más violentos combates desde el inicio de la insurrección hace más de 16 meses.

 
RIA NOVOSTI
Rusia continua siendo contraria a la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, que abriría el camino para las operaciones militares en Siria, pero no se aferra al régimen de Bashar Asad, declaró el Ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov.

«Las conversaciones continúan pero es irreal que Rusia acepte el séptimo Capítulo de la Carta de la ONU y las sanciones contra Siria”, declaró Lavrov en una conferencia de prensa en la que afirmó que “el deseo desesperado de que Asad debe irse, demuestra que los socios de Occidente no saben qué hacer y de ahí su emotiva retórica”.

El canciller indicó que los socios occidentales de Rusia dicen que Moscú debe negarle su apoyo al régimen de Asad y que entonces todo quedará en orden pero que la respuesta de Moscú es que Rusia no se aferra a ningún régimen.
Lavrov denunció ante los periodistas que algunos de los socios de Rusia, en lugar de calmar a la oposición, la incitaban a continuar y que ésta además anunció el inicio de una operación de contraofensiva a gran escala que denominó “Volcán en Damasco- Terremoto en Siria”.
“En este contexto adoptar una resolución en la que unilateralmente se prohíbe al gobierno tomar medida, es estar hablando de un apoyo directo a un movimiento revolucionario», insistió Lavrov.
Según el diplomático, una política basada en el apoyo a la oposición es «un callejón sin salida política, porque Asad no se irá por sí solo» y que presionar a un solo lado del conflicto es incitar la guerra civil, lo que en conjunto es una intromisión en los asuntos internos de un país.
El canciller informó que la propuesta de Rusia sobre la celebración de una segunda ronda de conversaciones sobre Siria con participación de Irán y Arabia Saudita hecha al enviado especial de la ONU y la Liga Árabe Kofi Annan, fue bien vista por el emisario, que se comprometió a discutir la propuesta con otras personas.
El lunes, Annan se entrevistó en Moscú con el presidente ruso Vladimir Putin para discutir la solución de la situación en Siria.
Miguel Guaglianone /Barómetro Internacional
Hace más de un mes intentamos mostrar como las potencias centrales, con la complicidad de otros países dependientes, estaban aplicando sobre Siria al pie de la letra, el mismo libreto de conquista que ya habían desplegado con éxito en Libia.

Consideramos que la situación, aunque con ciertas semejanzas, no era en absoluto la misma. El caso de una intervención militar en Siria es bastante más complicado, ya que existen allí varios factores, tales como la capacidad militar del Estado sirio, las posiciones de Rusia y China al respecto, y la propia situación geográfica, que convertían el escenario en un caso bastante más difícil de resolver a favor de los intereses occidentales, que lo que costó acabar con la Libia de Gadafi.
Lamentablemente suponíamos también, y los hechos lo están confirmando, que a pesar de esto el proceso de intervención continuaría adelante, aplicando machaconamente la misma receta, intensificando sus pasos, ya que la única alternativa que parecen tener los poderes centrales es seguir repitiendo las mismas fórmulas hasta el agotamiento, cosa que hacen tanto en el terreno geopolítico como en el terreno económico, cuando “afrontan” la crisis con medidas neoliberales que sólo constituyen leña para alimentar la hoguera.
En el caso sirio aparece primero, en una reunión en Turquía de los “Amigos de Siria” (el mismo grupo de países y organizaciones que están financiando y propiciando el ataque mercenario y que intenta intervenir militarmente en el país) la Secretaria de Estado de los Estados Unidos, la cada vez más inefable Hillary Clinton, permitiéndose violar toda delicadeza diplomática, amenazando abiertamente a Rusia y China, al decir que “van a pagar por su apoyo a Siria”.
En segundo lugar, la financiación y el apoyo a las “fuerzas de la resistencia” continuaron aumentando. Los Estados Unidos, los países europeos e Israel, Jordania y Arabia Saudita, no solamente proporcionan armas cada vez más poderosas y sofisticadas, sino que colocan en el escenario y pagan los sueldos de más grupos de mercenarios, quienes unidos a la oposición radical, integran los “ejércitos por la liberación y la democracia” en Siria. Algo por el estilo del así también artificialmente creado y mantenido Consejo Nacional de Transición en Libia.
El último episodio trágico producto de esta situación, fue el ataque a la población de Tremseh, una zona rural de la provincia de Hamáh, a 200 kilómetros del centro del país, donde decenas de civiles resultaron muertos. El ataque se realizó utilizando artillería pesada y dejó más de 50 muertos y 200 heridos. Inmediatamente de producirse (respetando paso a paso el libreto en la manipulación comunicacional) los canales Al-Jazzira y Al-Arabiya (manejados por los gobiernos de Quatar y Arabia Saudita respectivamente) difundieron la noticia haciendo responsables a las tropas del gobierno sirio de la matanza. A partir de allí, los medios corporativos occidentales reprodujeron a nivel planetario estas informaciones, acentuando el peso de la condena al gobierno de Bashar Al-Assad.
Lo que no dijeron es que las tropas gubernamentales llegaron más tarde, que no se encontraban en el lugar en el momento del ataque, y que lograron derrotar a los atacantes, a los cuales decomisaron armas de fabricación norteamericana e israelí. De nada sirve el comunicado del Ministerio del Interior Sirio, proporcionando otra versión y materiales de prueba, ya que los medios corporativos no la reproducen, dejando íntegra la matriz demonizante armada desde el principio. Estas mismas fuerzas de la “resistencia” además están realizando en la propia Damasco un creciente número de atentados con bombas, como mayor presión de sus ataques.
No parece ser casualidad que la matanza de Tremseh haya sucedido unos días antes de la presentación nuevamente en el Consejo de Seguridad, de propuestas para ejercer sanciones internacionales a Siria, y declarar una “zona de exclusión aérea” que permita el ataque “legal” de la aviación de los países occidentales (posiblemente de la OTAN, igual que en Libia, ya que a los Estados Unidos les resulta demasiado oneroso el combate con su propia aviación, con sus fuerzas ya empantanadas en otros escenarios de batalla).
Todo esto configura una creciente escalada de la tensión en la región, a lo que se agregan otros factores aún más preocupantes. El más importante es la posición del gobierno ruso encabezado por Vladimir Putin al respecto, que se ha endurecido notablemente. Parece haber trazado una línea final, (posiblemente a partir del nulo avance en las negociaciones frente al paraguas misilístico que Estados Unidos planea desplegar en Europa). Línea final que no permitirá una intervención militar en Siria. Esto se ha traslucido no sólo en unas cada vez más duras declaraciones del Ministro de Relaciones Exteriores Ruso, de otros altos funcionarios y del propio Putin, sino en el despliegue de una flota de barcos de guerra rusos en dirección a Siria.
El conflicto corre entonces el creciente riesgo de internacionalizarse rápidamente. En el Consejo de Seguridad está claro que ni Rusia ni China permitirán resoluciones contra Siria, lo que significa que los intentos de realizarlas sólo conseguirán aumentar aún más la tensión.
Y si colateralmente agregamos que el Gobierno de Irán, ante el bloqueo económico que están aplicándole las potencias occidentales, está considerando la posibilidad de cerrar el Estrecho de Ormuz, y que los Estados Unidos han respondido enviando a la zona toda su capacidad naval de barreminas, incluidos submarinos no tripulados, acompañadas de algunas declaraciones muy fuertes y prepotentes de altos mandos militares estadounidenses, el panorama continúa oscureciéndose.
Posiblemente en esta etapa no se trate más que de “desplegar músculo”, pero como siempre en una situación de gran tensión, cualquier incidente no programado (hasta ahora los programados no han dado resultados) puede constituirse en la chispa que haga explotar la santabárbara. Y una guerra de este tipo por los factores implicados puede ir mucho más allá de los combates tradicionales en la zona. Está implicando a posibles protagonistas que son potencias nucleares, con todos los graves riesgos que esto trae aparejados.
Nos acude el ejemplo de los lemmigns, los pequeños roedores del Norte que se suicidan colectivamente. El creciente y persistente uso de la fuerza bruta como única alternativa, por parte de unas potencias centrales que no sólo están perdiendo aceleradamente sus influencias políticas, sino que están inmersas en una profunda crisis interna, pone al mundo entero en peligro. Una vez que comience la escalada de violencia, el final puede ser impredecible.
Cuando Fidel Castro hace unos meses advirtió sobre el peligro de una guerra nuclear, pudo parecer una apreciación un poco fatalista de alguien que vivió demasiado de cerca los peores momentos de la Guerra Fría. Sin embargo, como parecen estar sucediendo las cosas, con unos gobiernos todavía muy poderosos en lo militar que aparentan haber perdido totalmente el control de sus actos, cualquier escenario aparece como posible.
Ojala estas apreciaciones se conviertan en el futuro inmediato en meras especulaciones contradichas por una realidad diferente, por el bien de todos.

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