LANATA: La SIP lo puso como ejemplo de periodista perseguido
Cuando era poco más de un niño, tenía 15 años y formaba parte de un grupo al que habíamos bautizado pomposamente Acción Revolucionaria Estudiantil Nacional, es decir, AREN sin percatarnos de cuan absurdo era el nombre habida cuenta de la escasez de compañeras. Ya entonces la SIP era nuestro objeto de escarnio y de burla en nuestra revistita «La Voz del Chanta».
Cuando iba a cumplir 32 y entré al consejo de redacción de «El Porteño», que acababa de iniciar su fase como cooperativa, me topé con el joven Lanata, que por entonces escribía como el tujes, todavía pobre, gastaba un traje azul marino, no sabia absolutamente nada de fútbol y maltrataba sistemáticamente a un compañero gay. A Lanata, entonces le resultaba insoportable pertenecer a un órgano colectivo (los miembros del citado consejo de redacción éramos cuatro o cinco) lo que lo convertía en blanco de las ironías de Homero Alsina Thevenet.
Ahora que somos veteranos, me encuentro con que la SIP trajo en sus alforjas «el Caso Lanata» como el principal de periodista argentino supuestamente perseguido por el Gobierno.
Ya seas un gaucho matrero o el dinosaurio Bernie, has recorrido un largo camino, muchacho.
A continuación, un fragmento de la entrevista a Juan Manuel Abal Medina (h) que publicó Tiempo Argentino el sábado:
–¿Le hicieron algún planteo concreto respecto de problemas personales de periodistas?
–Cuando hablaron de problemas concretos hablaron de tres cuestiones que habían planteado tres periodistas pero eran muy generales, uno de ellos que aseguraba que era seguido, que sonaba disparatada y también hicieron referencia a Jorge Lanata, dijeron que estaba prohibido en la Argentina. Les pregunté si habían corroborado esa información porque no estaba autorizada la inteligencia interna y nos dijeron que no.
–¿Y sobre la situación de Lanata?
– La verdad es que sólo hace falta ver los canales, escuchar la radio y leer los diarios para saber que eso no es verdad. En todo momento reafirmamos que tanto para el gobierno de Cristina como lo fue para el de Néstor, la libertad de expresión y de prensa son pilares centrales para una sociedad democrática y justamente la discusión que tenemos ahora es porque estamos trabajando para ampliar ese espacio de libertad, de pluralidad y de diálogo que se puede construir a partir de la libertad de expresión.
–Y hablaron del caso Papel Prensa puntualmente.
–Sí y allí obtuvimos una respuesta sorprendente. «Si ese tema está enterrado, por qué resucitar al muerto», nos dijeron. Ahí tuvimos que plantear lo que significa en la Argentina la política de Memoria, Verdad y Justicia. Fue muy en sintonía con las declaraciones que hizo luego Gonzalo Marroquín en la conferencia de prensa cuando planteó que el juicio por la identidad de los Noble Herrera era una cuestión de familia. Incluso Marroquín mencionó que este tipo de monopolio de prensa era muy dañino y no existía en ninguna parte del mundo.
–Al día siguiente que le entregó el documento, cuando los periodistas le presentaron la solicitada difundida por Tiempo Argentino seguían diciendo que no sabían nada al respecto…
–Sí, son cosas que no podían desconocer porque se habían planteado en esta mesa.
–¿Entonces es que las desconocían o que no querían reconocer la situación?
–Quisieron mantener el cerco mediático que dispusieron sobre el documento. No hablar sobre la realidad para pretender que esa realidad no existiera. Sentía que no estaban cómodos con lo que estaban haciendo y el papel que estaban jugando.
–Dos de los socios de la SIP sacaron al mercado dos diarios nuevos en estos días, algo que sólo se puede celebrar, como la aparición de cada nuevo medio. ¿Eso no es contradictorio con las denuncias sobre la carencia de libertad de expresión?
–Les dijimos que aparecen diarios nuevos todo el tiempo, pero ellos no avanzaban fuerte con ningún tema, planteaban la cuestión y luego no la discutían.
Entrevista completa acá.