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MARINE LE PEN: Contra la globalización salvaje, por la nación

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Esta entrevista la bajó mi amigo Caíto de Urgente 24, el sitio de Edhard Mainhard, quien ha servido y posiblemene siga sirviendo a la CIA y es al mismo tiempo un tipo perspicaz y preparado a quien supongo que se debe esta Nota de la Redacción: No fue fácil para Marine. Su padre, Jean-Marie, tuvo 3 hijas con con su primera esposa, Pierrette Lalanne: Marie-Caroline, Yann y Marine, quien escribió en 2005, en el libro «À contre-flots», lo siguiente: “Nunca se comportó como un padre. Supongo que jamás llegaré a liberarme del miedo hacia él”. Ella contó que durante el atentado que sufrieron el 02/11/1976, en Ville Poirier, su casa en el distrito XV de París, que voló por los aires, solo se encontraban allí las 3 niñas. Sus padres las dejaron solas para ir a cenar a casa de unos amigos. “Nunca he podido preocuparme por mis hijas”, confesó Jean-Marie. En 1984, Pierrette conoció al periodista Jean Marcilly, encargado de la biografía de Le Pen, y abandonó el domicilio conyugal (y a sus hijas) para marcharse con él. Meses después apareció desnuda en la revista Playboy. En 1987 firmó el divorcio con Jean Marie. Durante 15 años Pierrette se olvidó de sus tres niñas para vivir su vida mientras su ex se casaba con Jeanne-Marie Paschos, Jany, una madrastra poco amable.

Urgente 24 tomó prestada esta entrevista a Foregein Affairs, y a su subdirector, Stuart Reid. El diálogo con Marine Le Pen tuvo lugar en septiembre, es decir bastante antes del triunfo de Donald Trump.   

Marine Le Pen y su Revolución Francesa

Claudio Magris -colaborador del diario italiano Corriere della Sera- recibió el premio Francisco Cerecedo, de la Asociación de Periodistas Europeos, y dijo: «Me parece que estamos ante un verdadero cambio histórico. En América, (Donald) Trump significa la expresión de una fractura de la sociedad con su élite, ya fuera demócrata o republicana, más o menos liberal o conservadora. La élite política y económica no ha entendido el profundo descontento sobre el que gobernaba. Y en Europa me da miedo pensar que estamos ante el final del cordón sanitario que convertía en un tabú votar a determinados partidos extremos. Me da miedo que ahora sí sea posible una victoria de Marine Le Pen en Francia. O que vaya a empezar una carrera por salir del euro. El problema del populismo es que demuestra que era verdad aquella frase de (Karl) Marx: «Los oprimidos razonan mal». Bueno, ¿y qué está pensando Marine Le Pen? De esto trata todo lo que sigue:

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Marine y Jean-Marie en el congreso del Frente Nacional, en 2014.

La hija menor de Jean-Marie Le Pen, fundador del partido político de derecha Frente Nacional, Marine Le Pen, creció en la política, comenzando a hacer campaña con su padre a los 13 años. Educada en abogacía, ganó su primera elección en 1998 como concejal regional, y en el 2011, ella sucedió a su padre como líder del partido. Pronto se distanció de la posición extrema de su padre, y eventualmente -después de que él reiterara su afirmación de que el Holocausto fue un “detalle” de la historia- ella lo expulsó de su puesto.

En estos días, cuando el auge de la crisis de inmigrantes europeos, ataques terroristas en Paris y Niza, y el voto favorable al Brexit en el Reino Unido, los nacionalistas franceses, euroescépticos y con mensajes anti-inmigrantes, se ‘venden‘ bien. Recientes encuestas la muestran a ella como una candidata potencial para la Presidencia en 2017: 2 de cada 3 encuestados la prefieren al jefe de Estado, François Hollande.

El triunfo de Donald Trump los entusiasma muchísimo.

Sin embargo, un día de septiembre, antes del triunfo de Trump, Le Pen habló con el subdirector editorial de la revista Foreing Affairs, Stuart Reid:

-Los partidos anticonformistas, incluso el Frente Nacional, ganan terreno en Europa. ¿Por qué?

-Yo creo que todas las personas aspiran a ser libres. Por mucho tiempo, las personas en los países de la Unión Europea, y tal vez en EE.UU. también, han tenido la sensación de que los líderes políticos no están defendiendo sus intereses sino que ellos tienen unos intereses especiales. Hay una forma de rebelión de la gente contra un sistema que ya no les sirve sino que se sirve a sí mismo.

-¿Hay factores comunes detrás del éxito de Donald Trump en los EE.UU. y los tuyos aquí?

-Sí. Yo veo cosas interesantes tanto en el auge de Donald Trump como de Bernie Sanders. Ambos rechazan el sistema que parece ser muy egoísta, incluso egocéntrico, y esto ha puesto a un lado las aspiraciones de la gente. Yo trazaría un paralelismo entre los dos porque ambos son historias de éxito. En muchos países, avanza este movimiento de reivindicar la nación y rechazar a la globalización salvaje, que es vista como una forma de totalitarismo. Está siendo impuesta en todos lados, es una guerra contra todo el mundo para el beneficio de pocos.

-Cuando te preguntamos recientemente a quién apoyas en los EE.UU., dijiste “a cualquiera menos a Hillary”. Entonces ¿apoyas a Trump?

-Fui bastante clara: En mi punto de vista, cualquiera sería mejor que Hillary Clinton. Yo apunto a volverme Presidenta de la República Francesa, y por eso sólo me preocupan los intereses de Francia. No puedo ponerme a mí misma en la posición de EE.UU. ni opinar si las políticas domésticas propuestas por uno u otro candidato me sientan bien. Lo que me interesa son las consecuencias de las decisiones políticas de Hillary Clinton o de Donald Trump para Francia, en lo económico y en la seguridad.

Así cabe señalar que Clinton apoya al TTIP (el Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión, en inglés Transatlantic Trade and Investment Partnership). Pero Trump se opone. Yo también me opongo. Luego, cabe señalar que Clinton es la portadora de la guerra en el mundo, dejando a su paso Irak, Libia y Siria destruidos. Esto ha tenido consecuencias extremadamente desestabilizadoras para mi país en términos del incremento del fundamentalismo islámico y de las enormes olas de migrantes que ingresan a la Unión Europea. Trump quiere que los EE.UU regresen a su posición natural. Clinton empuja por la aplicación extraterritorial de la ley estadounidense, lo cual es inaceptable para quienes quieren permanecer independientes. Todo esto me dice que entre Hillary Clinton o Donald Trump, son las políticas de Donald Trump las que más favorecen a los actuales intereses de Francia.

-La tasa de desempleo en Francia ahora ronda el 10%, la segunda más alta entre los miembros del G-7. ¿Cuáles son las raíces del malestar económico de Francia, y que soluciones propones?

-En estos días, todo el mundo está proponiendo soluciones propuestas primero por el Frente Nacional. Registramos una victoria ideológica agradable cuando escuché a (Anraud) Montebourg (un ex ministro de Economía en el gobierno socialista de Hollande) suplicando por un “Hecho en Francia” (N. de la R.: compre nacional), que es uno de los mayores pilares del Frente Nacional. La tasa de desempleo es mucho más alta que la oficial porque hay un montón de artificios estadísticos en el medio -relacionados con prácticas, jubilación anticipada, trabajo a tiempo parcial- que evita que un gran número de franceses sean contabilizados como desempleados..

Hay varias razones para  el desempleo. La primera es el libre comercio total, que nos pone en competencia injusta con países que practican el abandono social y ambiental, dejándonos sin medios para defendernos a nuestros trabajadores y a nuestras compañías estratégicas. A propósito de este abandono social, las normas laborales vigentes (siguiendo una directiva de las Naciones Unidas a favor del libre movimiento de la fuerza laboral) atraen trabajadores a bajos sueldos a Francia.

La segunda razón es el desacierto monetario que sufrimos, no tener nuestra propia moneda. El euro nos pone en una situación económica extremadamente difícil. El FMI acaba de decir que el euro está sobreevaluado en un 6% en Francia y devaluado un 15% en Alemania. Es una brecha del 21% con nuestro principal competidor en Europa. También tiene que ver con la desaparición de un Estado estratégico. Nuestro Estado (N. de la R.: por Charles De Gaulle), que apoyaba a nuestros campeones industriales, ha sido totalmente abandonado. Francia es un país de ingeniero, un país de investigadores, no es un país de emprendedores. Históricamente nuestros grandes campeones industriales fueron capaces de desarrollarse gracias a un Estado con pensamiento estratégico. Al abandonarlo, nos privamos de una palanca muy importante para el desarrollo.

-Hablemos de abandonar el euro. ¿Cómo lo harían?

-Lo que quiero es una negociación. Quiero una salida organizada de la UE, en la que todos los países simpaticen con volver a la “serpiente monetaria” Europea (una política cambiaria de los años ’70, diseñada para limitar las variaciones de la tasa cambiaria entre las monedas), que le permite a cada país adaptar sus políticas monetarias a su propia economía. Eso es lo que quiero. Quiero que se haga de una manera gentil y cordial.

Muchos países se están dando cuenta de que no pueden seguir viviendo con el euro, a causa de que su contraparte es una política de austeridad que agrava la recesión. Lo remito al libro que (el economista Joseph) Stiglitz acaba de publicar (El euro: Cómo la moneda común amenaza el futuro de Europa) y que deja muy en claro que esta moneda está completamente inapropiada para nuestra economía y es una de las razones por la cual hay mucho desempleo en la UE. Entonces, o nos metemos a negociar o llevamos a cabo un referéndum como Gran Bretaña y decidimos recuperar el control de nuestra moneda.

Marine Le Pen.

-¿Cree que el referéndum para una “Frexit” (analogía del Brexit) sea concebible?

-Yo, en cualquier caso, lo estoy concibiendo. El pueblo francés fue traicionado en el 2005. Ellos dijeron No a la Constitución Europea pero los políticos de la derecha y la izquierda la impusieron en contra de los deseos de la población. Yo soy una demócrata. Creo que no depende de nadie más que del pueblo francés el decidir el futuro de todo lo que afecte a su soberanía, libertad e independencia.

Entonces sí, organizaría un referéndum por este tema. Y, basada en las negociaciones a las que asistiré, yo le diría al pueblo francés: “Escuchen, obtuve lo que quería, y creo que nos podemos quedar en la UE” o “No obtuve lo que pedí, y creo que no hay otra solución más que dejar la UE”.

-¿Qué lecciones aprendiste del éxito de la campaña del Brexit?

-Dos lecciones importantes. Primero, cuando las personas quieren algo, nada es imposible. Y segundo, se nos mintió. Nos dijeron que la Brexit sería una catástrofe, que la bolsa de valores colapsaría, que la economía se pararía en seco, que el desempleo se dispararía. La realidad es que nada de esto paso. Hoy, los bancos están volviendo a nosotros diciendo “bueno, nos equivocamos”. No, no se equivocaron, nos mintieron. Ustedes nos mintieron para influenciar el voto. Pero la gente, ahora, empieza a conocer tus métodos, que consisten en aterrorizar a las personas cuando deben tomar una decisión. El pueblo británico dio una gran muestra de madurez con su voto.

-¿Te preocupa que Francia quede económicamente aislada si deja la eurozona?

-Esas mismas fueron las cosas que le dijeron al general Gaulle en 1966 cuando quiso retirarse del comando integral de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte). La libertad no es un aislamiento, la independencia no es un aislamiento. Y lo que más me duele es que Francia siempre ha sido más poderosa siendo Francia por su cuenta que como una provincia de la UE. Quiero redescubrir esa fuerza.

Muchos le dan crédito a la UE por preservar la paz desde la Segunda Guerra Mundial. Este argumento ha sido repetido varias veces, y no tiene sentido. ¿Por qué están equivocados? Porque no es la Unión Europea la que ha mantenido la paz, sino la paz es lo que hizo posible a la UE. Aun así, la paz no ha sido perfecta en la UE, con Kosovo y con Ucrania en su puerta de entrada. No es simple.

De hecho, la UE se ha transformado, progresivamente, en una especie de Unión Soviética Europea que decide todo, que impone sus puntos de vista, cerrando el proceso democrático. Sólo tienes que escuchar (al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude) Juncker, quien dijo: “No puede haber opción democrática en contra de los tratados europeos”. Esa formulación lo dice todo. Al final no peleamos para volvernos personas libres e independientes durante ambas guerras mundiales sino para dejar de serlo: algunos de nuestros líderes tomaron esa decisión por nosotros.

-¿Qué opina del liderazgo alemán de los últimos años?

-Estaba escrito en la creación el euro. En realidad, el euro es una moneda creada por los alemanes para Alemania. Es un traje que solo le entra a Alemania. Gradualmente (la canciller Ángela) Merkel sintió que ella era la líder de la UE. Ella impuso sus visiones en los asuntos económicos, pero también las impuso al darle la bienvenida a millones de inmigrantes en Alemania, sabiendo muy bien que Alemania los clasificaría, se quedaría con los mejores y dejaría que el resto se fuese a otros países de la UE. Ya no hay fronteras entre nuestros países, lo cual es absolutamente inaceptable. El modelo impuesto por Merkel seguramente funciona para Alemania pero está matando a sus vecinos. Yo soy anti-Merkel.

-¿Qué piensa del estado de las relaciones entre Francia y los EE.UU., y como deberían ser?

-Hoy los líderes franceses se someten muy fácilmente a las demandas de Merkel y Obama. Francia se olvidó de defender sus intereses, incluyendo los comerciales e industriales, ante las demandas de EE.UU. Estoy por la independencia. Estoy por una Francia que permanezcae equidistante entre dos grandes potencias, Rusia y los EE.UU., ni sumisa ni hostil. Quiero que nosotros, una vez más, nos volvamos líderes para los países neutrales, tal como ocurrió durante la era De Gaulle. Tenemos el derecho a defender nuestros intereses, igual que los EE.UU. tienen el derecho de defender sus intereses, igual que Alemania tiene el derecho de defender su interés y Rusia tiene el derecho de defender sus intereses.

-¿Por qué piensa que Francia debe acercarse a Rusia bajo el presidente Vladimir Putin?

-Primero y principal, porque Rusia es un país de Europa. Francia y Rusia también tienen una historia compartida y una fuerte afinidad cultural. Y estratégicamente no hay razón para no profundizar las relaciones con Rusia. La única razón por la que no lo hacemos es porque EE.UU. lo prohíbe. Eso entra en conflicto con mi deseo de independencia. Es más: yo creo que los EE.UU están cometiendo un error al recrear una suerte de Guerra Fría con Rusia, ya que esto empuja a Rusia a los brazos de China. Y objetivamente una ultra-poderosa asociación entre China y Rusia no será ventajosa para los EE.UU. Ni para el mundo.

-Según las encuestas más recientes, el Frente Nacional llegará a la segunda vuelta en las elecciones presidenciales. En el pasado, notablemente en 2012, los otros partidos se unieron para bloquear al Frente Nacional en el balotaje. ¿Ud. está lista para formar alianzas? Y de hacerlas, ¿con quién?

-No depende de mí decidir eso. Esta elección presidencial será de una gran decisión: ¿Defendemos nuestra civilización, o la abandonamos? Por eso pienso que hay personas de todo el espectro político, de derecha a izquierda, que están de acuerdo conmigo en cual es la prioridad y que pueden unírsenos.

-En Frente Nacional que está liderando ha cambiado bastante respecto del partido que tu padre dirigía. ¿En qué punto de tu carrera te diste cuenta que el Frente Nacional debía tomar distancia de su imagen extremista para volverse competitivo?

-En el pasado, el Frente Nacional era un partido de protesta. Era un partido opositor. Naturalmente, su creciente influencia lo transformó en un partido de gobierno; esto es, en un partido que prevé alcanzar los más altos cargos con el fin de poner en práctica sus ideas. También es verdad que un movimiento político siempre es influenciado por sus líderes. No he tomado el mismo camino que mi padre. No tengo la misma edad que él. No tengo el mismo perfil. Él es un hombre y yo una mujer. Y eso significa que yo he impreso al partido de una imagen que corresponde más con quien soy yo que con quien fue él.

-¿Cómo puede Francia protegerse a sí misma de ataques terroristas como el que ocurrió en Niza en Julio?

-Hasta ahora no se ha hecho absolutamente nada. Hay que detener la llegada de inmigrantes provenientes de donde sabemos que los terroristas se infiltran. Hay que poner un punto final al derecho de ciudadanía por nacimiento, la adquisición automática de nacionalidad francesa sin ningún otro criterio que hicieron franceses a (Amedy) Coulibaly y (Chérif y Sad) Kouachi (los terroristas detrás del ataque ocurrido en París en enero de 2015), quienes tenían largas historias de delincuencia y eran hostiles a Francia. Su caso no es el caso de todo el mundo; no estoy generalizando. Pero es una buena forma de vigilar el mecanismo. Necesitamos revocarles la ciudadanía a ciudadanos duales que tengan vínculos con las organizaciones terroristas.

Necesitamos combatir especialmente el desarrollo del fundamentalismo islámico en nuestro territorio. Por razones electorales, los políticos franceses desplegaron la alfombra roja al fundamentalismo islámico, el cual se ha desarrollado en mezquitas y los famosos centros culturales financiados no solo por Francia sino también por países que apoyan el fundamentalismo islámico. Tenemos que recuperar el control de nuestras fronteras, porque no podemos combatir el terrorismo si las tenemos abiertas.

-Usted dijo que aparte del Islam, “ninguna otra cultura causa problemas”. ¿Por qué piensa que es así?

-Porque todas las religiones en Francia se sujetan a reglas de secularismo. Seamos claros, muchos musulmanes han hecho esto. Pero muchos dentro del Islam -y por supuesto estoy pensando en el fundamentalismo islámico- no pueden aceptar esto, por una simple razón: consideran la ‘sharia’ (ley islámica) superior a toda otra ley o norma, incluyendo la Constitución francesa. Eso es inaceptable.

Durante un siglo, desde que la ley del secularismo fuese aprobada, nadie ha tratado de imponer la ley religiosa desplazando las leyes de nuestro país. Sin embargo, estos grupos de fundamentalistas islámicos buscan hacer eso. Es preciso decirlo, a causa de que no se puede  pelear contra un enemigo si primero no se lo identifica. Debemos ser intransigentes cuando se trata de respetar a nuestra Constitución y nuestras leyes. Honestamente, la clase política francesa ha actuado con un estilo canadiense de alojamiento razonable en lugar de con un espíritu intransigente que nos permita proteger nuestras libertades civiles. Podemos verlo en la enorme regresión en los derechos de las mujeres que está sucediendo en suelo francés. En algunas áreas, las mujeres ya no pueden vestirse tal como ellas quieren.

-Usted apoya la prohibición del burkini. ¿Por qué es eso un problema?

-El problema es que no es un traje de baño. Es un uniforme islamita. Es una de las muchas formas en la cual el fundamentalismo islámico flexiona sus músculos. Una vez que aceptemos que las mujeres pueden ser sujetas a este uniforme islámico, el siguiente paso será que aceptemos la separación de sexos en piletas y otros espacios públicos. Y después tendremos que aceptar diferentes derechos para hombres y mujeres. Si no se puede ver eso, es que no se entiende la batalla que estamos enfrentando contra el fundamentalismo islámico.

-Pero ¿ayuda realmente esta medida a integrar a los musulmanes en Francia?

-¿Qué es la integración? ¿Es vivir lado a lado, cada uno con su propio estilo de vida, su propio código, sus propios morales, su propio idioma? El modelo francés es de asimilación. Las libertades individuales no le permiten a uno poner en cuestión las principales opciones de civilización que Francia ha hecho.

En Francia, no creemos en el concepto del consentimiento de la víctima. La ley criminal francesa, por ejemplo, no permite a las personas lastimarse a sí mismas sobre la base de que tienen derecho a hacerlo porque están actuando por cuenta propia. Nosotros no aceptamos eso, porque socava las principales decisiones que hemos hecho como civilización con respecto a la igualdad de las mujeres y el rechazo del comunitarismo (comunidades organizadas que viven de acuerdo a sus propias reglas). Ese es el modelo anglosajón, no el nuestro. Los anglosajones tienen el derecho a defender su modelo, nosotros tenemos el derecho a defender el nuestro.

-¿Cree que el modelo estadounidense de integración es más efectivo que el francés?

-Yo no tengo que juzgar eso. Es el problema de los estadounidenses. Personalmente no me gusta ese modelo. No quiero ese modelo. Es la consecuencia de la historia estadounidense. Llegaron comunidades de diferentes países a una tierra virgen para crear una nación hecha de personas de todas partes. No es el caso de Francia, que es una muy antigua creación humana y jurídica. Nada sucedió al azar. El secularismo es la forma en que manejamos los conflictos religiosos que en el pasado sumieron a nuestro país en un baño de sangre.

Yo no busco imponer mi modelo a otros, pero no quiero que otros decidan que mi modelo no es el indicado. Me ofende que países extranjeros condenen el modelo francés. Yo no condeno el modelo estadounidense, pero no quiero que el mío sea condenado. Creo que el comunitarismo siembra las semillas del conflicto entre comunidades, y no quiero que mi país tenga conflictos entre comunidades. Son los individuos los que tienen libre voluntad. Son los individuos quienes se asimilan a sí mismos. En ningún caso es un rol de las comunidades.


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