MURIÓ ROBIN WOOD, genial creador de Gilgamesh el inmortal y Nippur de Lagash
Sobre Nippur, Esquilo y el origen de la lana*
Robin Wood dijo una vez «Todas mis historias son variaciones sobre lo mismo: un hombre cae y después se levanta». Dijo Piglia una vez «Cada tanto habría que adaptar los clásicos a la época». El trabajo que hizo Robin Wood con Gilgamesh es inmenso y simple a la vez. trajo al final del siglo veinte a la primera novela de la que hay registros, el primer viaje del héroe impreso en barro, ese cuento que predijo las historias de Ulises, Cristo, Buda, Mahoma y Maradona también. Dijo Joseph Campbell una vez: no existe más que un mito pero tiene mil caras. Dijo Kurt Vonegut una vez: no existen más que seis narrativas. Dijo Borges una vez porque Horacio Quiroga ya lo había dicho una vez: se escribe sobre tres o cuatro cosas, sobre el amor, el odio, la locura, la muerte. Robin Wood tenía todas las de perder: era pobre, paraguayo y socialista en un país que detesta la pobreza, el socialismo y a los paraguayos. Nieto de escoceses e irlandeses australianos que vinieron a esquilar ovejas y después de las huelgas de la Patagonia huyeron al Paraguay y fundaron el rancherío de Nueva Australia. Hace una semana un grupo de jóvenes armó un escándalo porque la presidenta del partido más fuerte de la oposición subió una foto de una oveja desde la fiesta de la esquila en Madryn. Pobre bicho y cosas así. Los jóvenes creen que la lana crece en los roperos. Una tragedia de Esquilo. A Robin Wood seguramente le gustaba Esquilo porque en su tumba mandó a grabar que había sido el terror de los persas en batalla, ni una palabra sobre su carrera literaria y teatral. Hay más literatura en una página de Robin Wood por Lucho Olivera que en muchos libros. Un hombre cae y después se levanta. Un hombre escribe y después se levanta.


