VIDAS EJEMPLARES – Ebba la Mayor, cuando las buenas intenciones no bastan
Ebba la Mayor – 25 de agosto
Abadesa, m. en 683
F ABELARDO SANTIAGO
Hermana de Oswy, el muy católico rey de Nortumbria, la sajona Ebba debía ser desposada con el rey de los escoceses, según un plan minuciosamente trazado por Oswy, quien así pretendía contar un aliado de confianza contra los paganos de Mercia. Sin embargo, Ebba rechazó con tenacidad todas las proposiciones y, de manos de san Finan de Lindisfarne, recibió el velo de esposa de Cristo.
Resignado, Oswy le regaló tierras a orillas del río Dervent, donde Ebba hizo construir el monasterio de Ebchester y, más tarde, el monasterio mixto de Coldingham.
Durante treinta años la princesa estuvo al frente de sus monjes y monjas, pero no siempre consiguió mantener el espíritu de celo y disciplina de la orden. Mujer de excepcional inteligencia, desde un punto de vista práctico era una abadesa muy ineficiente, tanto por razones de su avanzada edad como por el tiempo que dedicaba a la oración. En cierta oportunidad, un piadoso sacerdote irlandés le hizo caer en la cuenta de las graves irregularidades que tenían lugar en las celdas del monasterio y, entre lágrimas, profetizó: “Todo lo grande y hermoso que se ha desarrollado en este lugar, pronto se convertirá en cenizas”.
Ebba protestó, pero el irlandés le confió que por la noche se le había aparecido un desconocido que tuvo a bien informarle que al inspeccionar los dormitorios y las camas no había hallado a nadie orando o aplicado al estudio, sino a holgazanes, frívolos, glotones y sexópatas que únicamente pensaban en maldades. Por esa razón el monasterio sería destruido y sus moradores castigados.
La abadesa se tomó la amonestación muy en serio e intentó cuanto estuvo a su mano para restablecer el orden y la disciplina. Sin embargo, luego de su muerte un gran incendio redujo a cenizas el monasterio y mató a todos sus ocupantes, prueba de la gravedad de los pecados que ahí se cometían.
El incendio provocó la desaparición de todas las pruebas posibles de su primitivo culto primitivo y tampoco se sabe por qué habría sido canonizada, a no ser que se la confunda con otra abadesa llamada Ebba que también dirigió un convento en Coldingham.
Cuando los brutales piratas daneses asolaban las costas de Bretaña, acercándose a la abadía, esta Ebba reunió a sus monjas. Les expuso la violencia de los bárbaros con tan conmovedoras palabras que en defensa de su virginidad todas se cortaron la nariz y el labio superior. Fue así que cuando los daneses irrumpieron en el monasterio huyeron despavoridos ante la visión de esas mujeres mutiladas de modo tan horrendo, pero luego recapacitaron, decidieron librar al mundo de semejantes monstruos y, tras volver sobre sus pasos, incendiaron la abadía. Santa Ebba y todas las monjas perecieron en las llamas, vírgenes.
Sus reliquias, encontradas en el siglo XI, se dividieron entre Durham y Coldingham y en consecuencia, aun sin saberse por qué, se la venera a lo largo de toda la frontera entre Escocia e Inglaterra.
Pájaro, la irracionalidad de ciertas personas no puede ser concebido como «vidas ejemplares». Hayan vivido en la etapa de la historia que sea.
Totalmente de acuerdo
Estas biografías, sin contextualizar, ¿qué sentido tienen?
Ni siquiera aciertan en el día del santoral. A esta Ebba (llamada la anciana o la mayor para diferenciarla de la posterior) la Iglesia la recuerda el 23 de agosto. La Iglesia también la conoce como «la fracasada» porque el convento que fundó -del cual era dueña absoluta, porque estaba en tierras de su propiedad y lo levantó con su dinero- era lo más parecido a un campamento de alocados adolescentes que un lugar de retiro y oración. Es que a Ebba se le ocurrió fundar un convento mixto, en tiempos en que, para estar a salvo de la miseria más atroz y no ser un paria, lo más seguro era ingresar a un convento. Así que el 90% de los que entraban debían tener poca o ninguna vocación. La gente, en todos los tiempos hace lo que puede para sobrevivir…
En cuanto a su sucesora Ebba, la conocida como «la menor» que tomó la decisión de desfigurarse e instó a las monjas a imitarla, para librarse de las vejaciones,hay que situarse en el contexto histórico.
Corría el siglo IX, los vikingos asolaban todas y cada una de las costas europeas, y hasta remontaban los ríos y entraban a saquear poblaciones del interior. Su sola mención aterrorizaba a todas las poblaciones. Ni España ni Portugal ni Francia se salvaban. En el año 844 saquearon la ciudad de SEVILLA, a la cual una pequeña flota vikinga llegó remontando el río Guadalquivir. Sevilla era parte de Al ANDALUS y a las aguerridas tropas musulmanas que estaban en su propio territorio y disponían de más efectivos, les costó dos meses echarlos de la ciudad y aledaños donde estaban comentiendo todo tipo de tropelías. Antes habían saquedo toda la costa norte de España, tomado Lisboa (que era musulmana en ese momento). Sevilla y sus alrededoes quedaron en ruinas y toda la población de Al Andalus aterrorizada.
En las costas del norte de Europa, ya hacía tiempo que conocían las tropelías vikingas y cada pueblo se defendía como podía de su crueldad. No era extraño que antes de ser esclavizados (los vikinos tenían esclavos, los celtas de la actual Irlanda, fueron esclavizados masivamente) los últimos supervivientes se inmolaran para no caer en sus manos: las madres pasaban a cuchillo a sus hijos, y las ancianas a las jóvenes. Los padres, a los hijos que no podían proteger. Las campesinas que no podían morir luchando, se degollaban con la hoz de segar antes que ser esclavizadas como sirvientas o esclavas sexuales, o violadas en manada por el resto de sus vidas.
La abadesa Ebba y sus monjas, como eran cristianas sus creencias les impedían suicidarse, así que a las pobres mujeres -que no salvaban «su virginidad», ¡estúpidos! sino su libertad, como se nota que la historia está escrita por hombres- sólo se le ocurrió desfigurarse para resultar descartadas como botín de los salvajes.