VIDAS EJEMPLARES – Luis Beltrán, en su afán de comunicarse con los aborígenes vomitó serpientes, hizo brotar sangre de una arepa, caminó sobre una ciénaga y apagó incendios

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Luis Bertrán – 10 de septiembre

Dominico, 1526 – 1581

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F ABELARDO SANTIAGO

Dominico valenciano, como muchos dominicos y todavía más españoles, emigró a América, donde predicó en la región del Bajo Magdalena, siendo más tarde elegido prior del convento de Santo Domingo en Bogotá.

Tan riguroso con sus discípulos como desobediente a las órdenes de sus superiores, guiado por el lema que hizo colocar sobre la puerta de su celda –“Si tratase de agradar a los hombres no sería siervo de Jesucristo”– se dedicó a molestar a todo el mundo, muy especialmente a los encomenderos, que oprimían a los indígenas como si fuesen negros.

Lo intentaron asesinar varias veces, salvándose de milagro, como cuando tras ingerir una copa con veneno, lo vomitó en forma de serpiente. En otra oportunidad, a fin de demostrar a un encomendero que se estaba alimentando de la sangre de los indios que explotaba, al exprimir las arepas preparadas para la comida, produjo un chorro de sangre que cayó sobre la mesa. Pero su mayor hazaña fue lograr que el arcabuz con que otro encomendero pretendía asesinarlo se convirtiera en un crucifijo, afortunadamente descargado.

Santo taumaturgo, acababa con las sequías elevando oraciones al altísimo, caminó sobre las aguas de la ciénaga de Manzanillo y mediante una bendición hizo que un árbol diera frutos en forma instantánea. No sólo neutralizó los atentados de los encomenderos sino también los de otras bestias, apagó incendios con su palabra y curó enfermos valiéndose de su rosario. No obstante predicar en español, los indios, lisonjeros, aseguraban haberlo entendido en su propia lengua. Probablemente no hayan entendido nada, pero de todos modos san Luis Beltrán provocó sensación en Colombia, al punto que hoy día su memoria todavía permanece en la tradición popular de la región

Regresó a Valencia para morir, pero aun tuvo tiempo de regir el convento de Santa Ana de Albaida, donde dio su último suspiro entre ayunos, abstinencias y oraciones que elevaba en la lengua de los indios cumanagoto y sus discípulos entendían en español.

 

Advertencia
Resultado de imagen para querubinesEste trabajo no ha obtenido el Imprimatur episcopal ya que, como es sabido, en todo lo que atañe a la disposición de las fiestas dedicadas a los santos sigue decidiendo la Congregación Papal para los Ritos, con sede en Roma


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