Abro un cuaderno de mi hermano Luis

No puedo ver a Kirchner en 6 7 8 sin llorar. Imagínense lo que me sucede con mi hermano Luis. Hoy, por fin me atrevo a abrir uno de los cuadernos que me llevé de su casa, como albacea formal que soy de todos sus escritos para mayores (no para menores, que lo es Silvia Schujer) y apenas lo abro, encuentro este texto. No sé quien es” Tommy”. Solo recuerdo la pasión de Luis por la ópera-rock llamada así, por The Who y su cantante, cuyo nombre ahora se me escapa.
Me siento tocado porque el que alguna(s) veces(s) no pudo hablar soy yo. En cambio no sé que alguna vez le haya pasado a él. Posiblemente como resultado del entubamiento que le hizo polvo la traquea cuando tuvo un infarto en Córdoba y se salvó de pedo. Pero también cabe la posibilidad de que el escrito haya sido del 2007, el año en que murió. En cualquier caso parece una humorada. Triste, eso si. 
Dice así:
Tommy:
Acá estoy, en silencio. Y la perspectiva es que no vuelva a hablar nunca. Cambios en el carácter. Todo lo que diga de ahora en más tiene que ser trascendente, agudo, irónico, medido. También sería bueno que corrigiera la letra  para el caso de que tenga cosas más livianas que decir.
Es curioso esto de que ahora que no puedo hablar, la PC se haya descompuesto ¿Ido?
Cae la tarde y me acuerdo de la U-9. En ese entonces –y también hace cuatro meses– fumaba cuanto quería.
Tommy ¿can you hear me?   

    

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