La producción magnettiana de marras tiene una voz en off que finaliza diciendo «No vamos a someternos a su ley». Es una inesperada confesión en toda regla. Lo que releva de pruebas, que igualmente abundan: El Grupo y sus aliados están alzados contra la ley. Que no es «su», de ella, ni de nosotros, sino del pueblo argentino. Y me refiero a la ley en general, y a la ley de medios de comunicación audiovisual en particular, la más democrática de todas, ya que fue impulsada primero por organizaciones libres del pueblo, y luego por un gobierno con sólida mayoría electoral y sancionada por el Congreso luego de extensos debates sin precedentes en la historia nacional.
Está claro: Los enemigos del gobierno están alzados contra la Ley.
¿Qué hacemos?
Ahora dicen que el próximo cacerolazo será pacífico
POR JORGE DEVICENZI / PATRIA O COLONIA
Presentamos aquí la publicidad que ya circula sobre el próximo caceroleo, previsto para el 8 de noviembre. Se utilizan retazos del filme «Ghandi», de 1982 y dirigida por el muy británico Richard Attemborough en una muestra sesgada de lo que significó el proceso de descolonización de la India. Uno diría que la elección de las frases del líder hindú es maliciosa, pero en realidad el «pacifismo» (a propósito entre comillas) de Ghandi circula habitualmente como interpretación occidental (muy errada) de lo que realmente sucedió en ese país luego de la Segunda Guerra Mundial. Ese pacifismo eventual se asimilaría con el paradigma de Cristo ofreciendo la otra mejilla, cuando en realidad fue una estrategia basada en la gran distancia en la relación de fuerzas existente: el poder represivo del ejército británico era abrumadoramente mayor, que además operaba fogoneando el violento enfrentamiento religioso entre hindúes y mahometanos. Pero habría que ver la película completa. La «no violencia» se decide luego de que millones y millones de hindúes, a instancias de Ghandi, deciden quemar toda su ropa proveniente de «los talleres textiles de Manchester y Leads» (eso dice el actor Ben Kingsley, textual) y vestirse a partir de ese momento sólo con algodón hindú hilado por los hindúes. (Digresión: No puedo olvidar en este momento la opinión de Marx, para quien la destrucción de la industria textil de la India por parte de la East Asiatic Company contribuía al avance ineluctable de la historia). Queda por ver si la «no-violencia» es pacífica o sumamente violenta. Hay mayor violencia en un solo muchacho desarmado enfrentando un tanque en la plaza de Tiananmen que en un choque a cañonazos entre dos tanques. Hay aquí más ruido, humo y pólvora, pero la violencia es infinitamente mayor en el primer ejemplo por el abismo de fuerzas contrapuestas. Sin embargo, por ahora me pregunto si las señoras y señores que concurrirán al próximo cacerolazo del 8 de noviembre van a quemar su ropa de primeras marcas antes de expresar su descontento. A falta de un líder como Ghandi, la oposición propone al Sri Sri Sri Shankar.