ARGENTINA Y EL VATICANO. Jorge y Cristina. Peligros de una relación
Dicho esto, considero que está bien y es lógico buscar un acuerdo con el Vaticano, sobre todo si eso implica también adecentar a la Iglesia de m… que amparó e incluso auspició los desmanes de la dictadura. Al respecto, recomiendo leer atentamente este excelente trabajo.
La evolución de Bergoglio al Papa Francisco permite albergar optimismo. Al fin y al cabo, muchas de las cosas que dice el Pontífice están «a la izquierda» de Juan XXIII.
Habrá que estar atentos.
El vínculo con el gobierno
De la tensión, a la cercanía
La relación entre el Gobierno y el obispo de Roma cambió en seis días gracias a un almuerzo clave y una agenda compartida.
Del 13 al 18 de marzo de 2013 la relación entre la Casa Rosada y el ex arzobispo porteño Jorge Mario Bergoglio viró de la tirantez a la cercanía. Fue un fugaz parpadeo, en comparación con los años previos de virulencias que se prodigaron entre el Gobierno Nacional y la Catedral Metropolitana, durante el duelo verbal y político que algunos eligieron bautizar “guerra fría” bajo la presidencia de Néstor Kirchner. El tono comenzó a distenderse cuando Cristina Fernández asumió su primera presidencia y habló del respeto por la vida, un mensaje que el entonces cardenal primado consideró como una señal clave en contra de la legalización del aborto y, también, un nuevo puente de diálogo con la Conferencia Episcopal que presidía por segunda vez.
Esos rastros, hoy perdidos en la nueva historiografía de los buenos modales con Roma, se potenciaron cuando el cardenal fue electo Papa. El punto de inflexión sucedió tres años antes, durante la noche del 27 de octubre de 2010, tras la muerte de Néstor Kirchner. Ese día el entonces arzobispo le dedicó una homilía que todavía resuena en los oídos de la presidenta con la que volverá almorzar el lunes. La misma que recibió hace un año, cuando le faltaban menos de doce horas para sentarse en el trono de San Pedro, mientras la oposición al kirchnerismo soñaba con un reto celestial.
“Y este muerto no es solamente un hombre que se enfrenta a esas manos de Dios y se deja recibir, (…) sino que este hombre cargó sobre su corazón, sobre sus hombros y sobre su conciencia la unción de un pueblo. Un pueblo que le pidió que lo condujera. Sería una ingratitud muy grande que ese pueblo, esté de acuerdo o no con él, olvidara que éste hombre fue ungido por la voluntad popular”, dijo el viejo antagonista del ex presidente. “Las banderías claudican frente a la contundencia de la muerte y las banderías dejan su lugar a las manos misericordiosas del Padre. Los que lo acompañaron más de cerca como su familia, sus amigos, y sus compañeros de militancia también sienten el desgarrón de su soledad y rezan por él; pero es precisamente el pueblo quien tiene que claudicar de todo tipo de postura antagónica para orar frente a la muerte de un ungido por la voluntad popular».
El mensaje todavía es recordado en los despachos de la Casa Rosada como un punto de acercamiento público de Bergoglio, en los tiempos en que nadie apostaba en su elección papal. Con esa hoja de ruta, el flamante Papa transformó el encuentro protocolar del 18 de marzo de 2013 en un almuerzo reservado de casi tres horas, donde habló con CFK del papel de la juventud, la negociación de la deuda con los fondos buitres y el reclamo nacional por la soberanía de las Islas Malvinas. Tres puntos públicos de una agenda secreta que aún no salió del silencio ni en Roma ni en Buenos Aires, pero que promete mayores acercamientos entre CFK y un jefe argentino de la Iglesia Universal que ordenó la apertura de los archivos secretos del Vaticano para aportar información sobre los crímenes cometidos en la última dictadura, mientras sigue pensando en su intimidad, que el gobierno debería tener un gesto de generosidad con los militares ancianos que purgan prisión.