El misterio de la AMIA: La complicidad de Israel y la dirigencia de «la cole» con el encubrimiento
Me había olvidado de subir la reseña de este libro, que todavía no leí, pero que me parece muy interesante. Tanto Horacio Lutzky como Jorge Urien Berri son periodistas que han abordado el tema de los atentados perpetrados en Buenos Aires con honestidad y buena fe y, créanme, eso es mucho, muchísimo decir, ya que alcanzan los dedos de la mano para enumerar los colegas que lo han hecho.
Por supuesto, tenemos desacuerdo. Discrepamos en el papel que le damos a Irán, que a mi juicio solo fue víctima indirecta de ambos ataques (lo que ya era posible sospechar desde un principio, ya que quienes demolieron la embajada de Israel dejaron un anónimo en la iglesia sueca de la calle Azopardo en el que narraron una larga historia, falsa como como una perla de cristal, sobre la supuesta camioneta bomba y un supuesto tenedor iraní que, simplemente, nunca existió) pero, repito, la honestidad y buena leche de ambos está fuera de duda.
Me dicen quienes ya leyeron el libro que detalla la complicidad de los dirigentes de la DAIA y de la AMIA con el entierro de la investigación y puntualiza en su capítulo final que la mayoría de los (pocos) investigadores de los atentados consideran que no hubo coche bomba y los gobiernos de Argentina, Israel y Estados Unidos fueron (son) cómplices en el encubrimiento.
Aun así, considera que la responsabilidad es del eje Siria-Irán, a pesar de que anteriormente se apuntó a que la autoría material del ataque parace haber sido de autóctonos.
Lo que obviamente, de ser asi, a mi me parecerá una contraducción gruesa. ¿Por qué Israel querría quienes y como cometieron el atentado si hubiera sido ordenado por Irán?
Pero bueno, para decir más, tengo que leer el libro.
Los dejo con lo que escribió Urien Berri en La Nación.
Libros y autores
Un caso irresuelto
El periodista Horacio Lutzky investiga el papel de la dirigencia judía en relación con los atentados a la AMIA y a la embajada de Israel
Por Jorge Urien Berri | LA NACION
Brindando sobre los escombros, por Horacio Lutzky. Sudamericana, 340 páginas, $ 99
Conocí a Horacio Lutzky hace diez años, cuando entrevisté a los periodistas que cuestionaban la historia oficial del atentado a la AMIA. La mayoría eran judíos y habían trabajado para esa mutual o la DAIA en la investigación y, luego de encontrar abundantes y sólidas pruebas que contradecían la historia oficial defendida a ultranza por la AMIA, la DAIA, el menemismo y el juez federal Juan José Galeano publicaron sus hallazgos. Muchos sufrieron represalias de la dirigencia judía y algunos fueron querellados, como Marcos Doño.
¿Por qué nadie podía apartarse del dogma que erigía a Irán como único responsable y excluía meticulosamente el papel de Siria y los sirios íntimos del menemismo? ¿Por qué era una herejía concebir la activa participación de argentinos? ¿Por qué las dos mayores entidades judías defendieron la desastrosa labor de Galeano y sus fiscales, hoy procesados, labor que incluyó apremios y amenazas a testigos y el pago de declaraciones?
Esta valiente y muy documentada investigación de Lutzky trae las respuestas en momentos en que se vive un interesado olvido de las peores carnicerías desde el retorno de la democracia. La justicia ha permitido la impunidad para los tres atentados ocurridos durante el menemismo. Las investigaciones de las voladuras de la embajada de Israel en 1992, de la AMIA en 1994 (el próximo miércoles 18 se cumplirán 18 años) y de Río Tercero en 1995 se encuentran técnicamente con vida, pero con una vida vegetativa en lo que hace a la búsqueda de la verdad real.
Si bien Brindand o sobre los escombros se centra en el papel de la DAIA y la AMIA (el subtítulo es La dirigencia judía y los atentados: entre la denuncia y el encubrimiento ), va más allá y también se ocupa del contexto internacional de la década de 1990, cuando Estados Unidos e Israel procuraban no enfadar a Siria ni a Carlos Menem con la esperanza de que Damasco arribara a la paz con Tel Aviv y Buenos Aires permaneciera aliada a Washington, donde no importaba que el terrorista y traficante sirio de armas y drogas Monzer Al Kassar pudiera estar involucrado en los atentados, como lo estuvo en el contrabando de armas. ¿Por qué iba a importarles a los norteamericanos, si en aquel entonces usaban los servicios del terrorista y lo apañaban como lo apañaba Menem, cuyo gobierno traficaba armas a Croacia y Bosnia -igual que Al Kassar- bajo el guiño norteamericano y con algunos personajes que podrían no ser ajenos a la voladura de la AMIA? Es más que interesante el material que aporta Lutzky sobre la posible intervención de Al Kassar en el atentado al avión de Pan Am en Lockerbie, a raíz del cual se realizó un juicio plagado de pruebas falsas.
El título Brindando sobre los escombros se refiere a una fotografía que ilustra la increíble alianza del liderazgo judeoargentino con encubridores del atentado. La foto de la agencia Télam del 16 de noviembre de 2001 muestra al comisario de la Policía Federal Jorge «Fino» Palacios en el homenaje de la DAIA por su «contribución en la investigación», copa en mano junto al entonces titular de la entidad, José Hercman, y a su actual presidente, Aldo Donzis. Se sabía ya que la Federal había liberado la zona de la embajada y la de la AMIA antes de los atentados y había permitido la desaparición de importantes pruebas de la causa. Después se conocería el posible papel encubridor de Palacios, por el cual se lo procesó con Galeano y otros ex funcionarios. Rubén Beraja, ex presidente de la DAIA, también se encuentra procesado en otro expediente conexo.
Lutzky, periodista, abogado y ex director del periódico Nueva Sión , desarrolla los lazos de Beraja con el menemismo y los préstamos de 298 millones de dólares del Banco Central a su Banco Mayo, que igual quebraría por fugar dinero a paraísos fiscales. Presenta a sus hombres de confianza, como Hercman, quien entre noviembre de 1991 y mediados de 1994 alquiló un departamento a un iraní posteriormente acusado de integrar la trama terrorista de la voladura, y los negocios de un allegado al embajador israelí Yitzhak Avirán con dinero de los Aportes del Tesoro Nacional. «No son responsables del atentado. Sí son cómplices de la impunidad subsiguiente», dice Lutzky de esa dirigencia.
Como contrapartida, hay que destacar las valiosas investigaciones de integrantes de la comunidad judía. Entre otras, las de Diego Melamed, Guillermo Lipis, Doño y Gabriel Levinas, a las que ahora se suma el libro de Lutzky.