Este cruentísimo hecho me impresionó mucho a causa de mi simpatía por «el eme» colombiano, una versión tropical y cumbiera de «la eme» argentina, gracias, entre otras cosas, a su fundador, Jaime Bateman (foto) que se preocupaba porque los guerrilleros confraternizaran con las poblaciones, que bailaran, que tuvieran aquellas como retaguardia. El intento de toma del Palacio de Justicia fue su fin como guerrilla pues degeneró en una carnicería en…