Israel destruirá paneles solares donados por catalanes a palestinos
Cerco israelí a la ayuda catalana
El Ejército de Israel se dispone a demoler unas placas solares instaladas por la oenegé Seba en Cisjordania
Nihad Talal al Hareni elabora un delicioso queso. Hasta hace dos años lo hacía con un aparato manual, pero desde el 2009 cuenta con una máquina eléctrica que ha reducido mucho su esfuerzo. La utiliza desde que en su aldea, Emnaziel, al sureste de Hebrón (Cisjordania), instalaron una planta fotovoltaica. «Con la energía solar, bombeamos el agua, lavamos la ropa en la lavadora, comprobamos que no haya serpientes o escorpiones dentro de casa, muchas tareas se han simplificado y nos sale más barato», explica esta palestina de 24 años y madre de tres hijos, cuyo hogar es una tienda de plástico.
Gracias a la planta fotovoltaica -instalada por la oenegé catalana Seba y la universidad Al Najah de Naplusa, con financiación de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID)- la calidad de vida de Nihad y sus hijos es mucho mayor. Pero esta mejora corre peligro porque el Ejército israelí tiene orden de demoler las placas solares. Si la amenaza se ejecuta, Emnaziel no dispondrá de electricidad todo el día.
Luz eléctrica
«Antes contábamos solo con dos horas de luz eléctrica diarias gracias a unos generadores de gasolina que cuestan 100 shekels (20 euros) al mes por familia, las placas valen solo 30 shekels (6 euros) y tenemos electricidad 24 horas», cuenta Muhamad, vecino del pueblo. La planta fotovoltaica beneficia a 40 familias y permitió levantar una escuela para los 130 niños y un dispensario.
Emnaziel se encuentra en zona C, en territorio ocupado controlado administrativa y militarmente por Israel, que según Seba, «solo concede un 1% de los permisos de construcción que solicitan los palestinos». En cambio, las colonias judías se amplían con permiso del Gobierno israelí. «En la zona C hay falta de acceso a servicios básicos, como luz y agua, y numerosos obstáculos de movimiento para los palestinos. Es difícil mejorar la situación, ante la negativa de las autoridades israelís a conceder permisos para construir viviendas, cisternas de agua e instalaciones básicas», asegura Seba. Los habitantes de la zona suelen levantar casas y equipamientos sin permiso porque si esperaran a obtenerlo, no construirían nada.
El Ejército dejó el mes pasado una orden de demolición en la planta fotovoltaica argumentando que es ilegal. Seba la recurrió, pero sus alegaciones han sido desestimadas. Las placas costaron 365.500 euros, un dinero que el Ejército podría hacer ceniza.