OPINIÓN. Cristina Vs. Alberto ¿Divorcio o pelea de alcoba?

Ni los tuits del presidente ni la pobrísima entrevista con Mario Wainfeld ni la triste carta despechada de Cristina, van al fondo de la cuestión, es decir a las Políticas de Estado, sino que se arrastran alrededor de las íntimidades que no debieran trascender al público. Ahora es imprescindible una renegociación que permita el relanzamiento del gobierno e impida el divorcio.
Los términos deberán ineludiblemente girar sobre las líneas maestras de las políticas para una etapa que nos reconcilie con las grandes mayorías que nos castigaron el 12 de septiembre. Hay tres ejes: los ingresos populares deben superar las inicuas desigualdades; el control de los precios para impedir que se llenen los bolsillos indebidamente monopolios y oligarcas ricachones, y la firmeza blindada ante el FMI que permita aliviar la cincha en el cuello de los desposeídos y el pleno despliegue de las fuerzas productivas nacionales, hoy reprimidas y reducidas a una reactivación vacilante y frágil. Ningún acuerdo con el neoliberalismo, única vía para derrotar en las urnas a la derecha y la antipatria, en defensa de los trabajadores, los sumergidos y la Nación. Unidad con un nuevo gabinete para relanzar a nuestro Gobierno.
Las dos fuentes de la derrota
La desastrosa derrota del Frente de Todos es un duro cachetazo que terminó agrandando las grietas en el seno de la coalición que nos permitió derrotar al macrismo y culmina con esta crisis política de magnitud que compromete las perspectivas de recuperación en vista de las elecciones de medio término del venidero noviembre.
Las dos fuentes principales de la derrota fueron a mi entender, en primer lugar el rumbo de la política económica que puso por delante el equilibrio fiscal y la negociación con el FMI frente a las necesidades básicas insatisfechas producto de las dos pandemias, la provocada por el neoliberalismo macrista y la del Coronavirus que azotó a toda la humanidad; y en segundo lugar el grave error de imponer las llamadas “listas de unidad”, lo que obturo el procesamiento de las naturales diferencias en la alianza multicolor que las PASO podían haber brindado, abriendo la vida democrática interna y conteniendo así las distintas vertientes y propuestas de salida del marasmo económico que vivimos.
Si el primer problema puede ser atribuido más claramente al Presidente y los ministros que no responden al kirchnerismo, la segunda se inscribe en una conducta recurrente que ha apelado al dedo de arriba y los acuerdos de cúpula que han caracterizado la selección de candidatos por parte del kirchnerismo. Lo que se convierte en un grave error al tratarse de una coalición que viene de divisiones, desgajamientos y enfrentamientos en su historia reciente. Incluso la presentación de Agustín Rossi en Santa Fé, expresión de una diferencia interna casi de nuestro riñón, fue seriamente bombardeada. Sin embargo, fue gracias a ésta PASO forzada por Rossi, en contra de la “lista de unidad”, la vivaz elección no dio la oportunidad de triunfar sin romper la unidad.
En mi corazón prevalece el “populismo” de Cristina por sobre la impronta socialdemócrata de Alberto Fernández, pero los dos son responsables de esta escalada pública para procesar las diferencias que hubieran tenido en las PASO, esa herramienta creada por Néstor Kirchner para democratizar la vida interna de los partidos políticos, la vía para procesar y resolver las legítimas diferencias. Los hilos de tuits del Presidente y la entrevista con Mario Wainfeld son pasos antipáticos que no favorecen la negociación. La carta de Cristina escaló el conflicto, conduciéndolo a una esfera de entretelones privados de la política, sumiéndolo en reproches mutuos que pueden ser interminables. La carta no está a la altura de los problemas cruciales de la sociedad argentina y el entorno mundial que merecen debate. ¿Puede esto divorciar una alianza indispensable para poder enfrentar a los poderes que hoy asfixian a la Argentina?
No hay destino ni para Alberto ni para Cristina si no abren paso a la reconfiguración de la unidad, poniendo por delante los intereses de los trabajadores y necesitados. Pero, sobre todo, no habrá destino para esta etapa de un Gobierno del pueblo y para el pueblo.

ESTO PUBLICABA EL 28 de SEPTIEMBRE DEL 2019
Tengo 74 años y he visto mucho. ¡Demasiado para mi gusto y felicidad, debería decir!
Presento mis dudas y reservas y, como perros de custodia, me descalifican tildándome de trol.
¡El peronismo! ¡Oh! El sacrosanto partido de los descamisados es incuestionable y quieren que olvide la Tripe A, el Menemato con sus avergonzantes privatizaciones. ¿Qué hicieron, Duhalde (vicepresidente), los Kirchener (gobernador y senadora/diputada) y hasta el mismo Alberto Fernández (Menem/Duhalde/Kirchner) cuando se regalaban las “joyas de la abuela”? ¿Cómo y gracias a quiénes se privatizaron los Yacimientos Petrolíferos Fiscales? ¿Quién se benefició con el cobro de “Regalías atrasadas? ¿Quién firmó un contrato con cláusulas secretas con Chevrón para la explotación de Vaca Muerta?
Y, ¡vaya las connotaciones del nombre del yacimiento!; la vaca muerta no es el único animal aniquilado por la contaminación de petroleras y mineras . Sin mencionar lo fabuloso que resultó y resulta la producción agropecuaria a base de semillas transgénicas, mucho fertilizante y glifosato.
¿Durante qué gobiernos sucedió esto?
¡Nó! ¡No soy un trol del neoliberalismo y tampoco, un boludo olvidadizo!
Lamento ser un “pincha globos”, pero, evitar un embarazoso enamoramiento con “inmaculados salvadores” es curar en salud aunque estemos terriblemente enfermos para no decir en agónica terapia intensiva y esto es “todo lo que hay”.
LOS «LUCIDOS» DEL FERNANDIZMO NO LO RECUERDAN..Y ESTO ES GRAVÍSIMO